Esas situaciones que se presentaron en Colombia durante los confinamientos por la pandemia y que eran develados por la Encuesta de Pulso Social del Dane, según las cuales, los colombianos ya no podían acceder a tres comidas diarias, no han pasado a la historia, pese a que la economía se reactivó.
El acceso a la alimentación, tanto en cantidad como en calidad, no es un asunto superado en Colombia, según lo evidencia el informe de la FAO, ‘Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina’, que será lanzado este miércoles 18 de enero por el organismo de Naciones Unidas.
Las revelaciones del estudio coinciden con otros documentos que han puesto en el horizonte la preocupante situación de inseguridad alimentaria que hay en buena parte de la población colombiana.
El estudio de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) fue adelantado de manera conjunta con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA); la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS); el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Los datos de Colombia, que se darán a conocer en detalle luego de la presentación del informe, evidencian la situación que están padeciendo millones de ciudadanos a quienes se les dificulta cada día más el acceso a la alimentación y a una dieta saludable.
El estudio, que tendrá que ser analizado por los gobiernos de cada nación en la región, revela cifras de prevalencia de la subalimentación en la población colombiana, la cual fue de 8,2 % entre 2020 y 2021.
El costo de una dieta en Colombia alcanzó los 3,07 dólares, lo que se ubicó muy por debajo del valor regional, según el estudio.
Muchos colombianos con hambre
El documento que presentará la FAO evidencia que el impacto social de la crisis ha sido fuerte. Es así como, la falta de asequibilidad a una dieta saludable afectó a un 26,5 % de la población en 2020, lo que fue también superior al promedio regional.
En medio de esas condiciones de incremento de la pobreza, lo que, sin embargo, se capoteó con subsidios y mercados, según lo aplicado en diferentes ciudades, llegó después el otro impuesto que castiga mayoritariamente a los más pobres. Se trata del fenómeno de alza de precios, lo que sigue afectando el logro de acceso a dietas saludables (con inflación de 13,12 %, impulsada por alimentos, ¿quién puede comprar comida?).
Para la FAO, “el conflicto bélico (Rusia-Ucrania) que ha interferido con dinámicas de comercio internacional de insumos; y los eventos climáticos extremos, acerca de los cuales Colombia también evidencia afectaciones sobre los sistemas productivos” han tenido mucho que ver con las dificultades de los ciudadanos para tener seguridad alimentaria.
Hay que precisar que la seguridad alimentaria tiene que ver con el número de comidas que las personas puedan tomar al día, pues de ello depende que obtengan las calorías necesarias para una adecuada nutrición.
El Dane en Colombia ha sido el encargado de hacer ese monitoreo, con el cual, logró establecer que en 2020, la cifra de personas que podían acceder al desayuno, al almuerzo y la comida, era dramáticamente inferior a la de antes de la crisis: 68,1 %. En mayo de 2021, con el advenimiento de otros problemas globales, como la crisis de contenedores que frenó el suministro de alimentos en el mundo, entre otros, la cifra siguió bajando y se ubicó en 63,4 %, es decir, 36,6 % de hogares no comían completo. Y ahora, la situación persiste.
La búsqueda de la seguridad alimentaria se convirtió así en parte del ‘mantra’ del nuevo gobierno, que ha propuesto desarrollar más el campo para incrementar la productividad agrícola y buscar así garantizar la comida para todos.
Comer para llenar el estómago
La seguridad alimentaria, más allá de la cantidad, debe apuntar a la nutrición. Según la FAO, la falta de acceso económico a una dieta saludable se relaciona con diferentes formas de malnutrición como: el hambre, el retraso del crecimiento y el sobrepeso en niños y niñas menores de cinco años y la anemia. Todos esos problemas impactan a su vez el desarrollo de un país.
“América Latina y el Caribe tienen actualmente el costo más alto de una dieta saludable en comparación con el resto del mundo”, advierte la FAO. El desafío que el organismo recomienda asumir -a los países de la región- es el de “mejorar la asequibilidad a la comida, abordar el alto costo de una dieta saludable para enfrentar el aumento de las cifras de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en todas sus formas”.