Después de una gran dinámica en el comportamiento de la economía en 2021 y gran parte de 2022, no solo impulsada por la base de comparación frente a 2020 ―año de la pandemia― y parte de 2021 ―con marchas y bloqueos que paralizaron la producción―, sino por el gasto de los hogares y el consumo, viene la etapa del ajuste, pues mantener crecimientos históricos como los del año pasado o el primer semestre de 2022, de doble dígito, no es sostenible para una economía como la colombiana.
Como explica Anif, la economía comienza a mostrar señales de ralentización. Como es natural, a medida que se dejan atrás los efectos estadísticos de base, las tasas de crecimiento se atenúan y convergen cerca al promedio histórico. “Los menores crecimientos en el comercio y la industria, así como la variación del Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) de septiembre dejan entrever que la economía se aleja de las variaciones de dos dígitos. Además, la contracción intermensual de la economía en ese periodo corrobora el endurecimiento de las condiciones de crecimiento”.
En septiembre de 2022, el ISE registró un crecimiento de 4,2 % respecto al mismo periodo del año anterior. Ese resultado, explica Anif, es el menor crecimiento en lo que va corrido de 2022. Además, esa variación se tradujo en una contracción intermensual de 0,1 %, la tercera de este año.
A su vez, en el tercer trimestre de 2022, el PIB creció 7,0 %, respecto al mismo periodo del año anterior. La actividad económica que más contribuyó al crecimiento de este periodo es comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida que creció 8,1 % y contribuye 1,6 puntos porcentuales (p.p.) a la variación anual.
Once de las 12 actividades con las que se calcula el PIB presentaron crecimientos positivos en las variaciones anuales, con excepción de la agricultura. En el caso de las variaciones trimestrales, son 8 de las 12 las que registran expansión. También se destacaron las actividades artísticas y de entretenimiento con 1,1 p.p. de participación y las industrias manufactureras con 0,9 p.p.
En el tercer trimestre de 2022, comparado con el trimestre inmediatamente anterior, el PIB crece 1,6 % y durante lo corrido de este año 2022, el PIB presenta un crecimiento 9,4 %, respecto al mismo periodo del año anterior.
Por sectores en el ISE de septiembre, el comercio minorista presentó una variación anual positiva de 7,2 %. Sin embargo, refleja un menor ritmo de crecimiento teniendo en cuenta que representa el segundo menor registro del año, solo superado por la variación anual de 5 % presentada en febrero, explica Anif. Pese a la moderación en el crecimiento en los últimos tres meses, los resultados continúan aportando a la variación del año corrido y de 12 meses (14,4 % y 13,8 %, respectivamente), con lo cual se espera que el registro de todo 2022 cierre aún por encima de los dos dígitos, obviamente impulsado por el consumo de los hogares que mantiene su ritmo.
Por su parte, aunque el desempeño de la industria manufacturera colombiana es destacado, se evidencia un rezago marcado en la generación de empleo. De hecho, al comparar septiembre de 2022 con un mes promedio de 2019, la producción real ya se encuentra en un nivel mayor en 23,7 %, mientras que el empleo tan solo supera en 2 % la cantidad de puestos de trabajo que había en un mes promedio de 2019.
Para LatinFocus Consensus, después de crecer un 10,5 % en el primer semestre, la economía pareció debilitarse en el tercer trimestre. La producción manufacturera creció 7,1 % en julio-agosto, desde un 24,0 % en el segundo trimestre; mientras que el crecimiento de las ventas minoristas también promedió más bajo durante el mismo periodo.
“La actividad parece haberse debilitado por el aumento de la inflación, que alcanzó su nivel más alto desde 1999 en el tercer trimestre. Las presiones de precios se han avivado, en parte, por la caída del peso, que cayó a mínimos históricos en el trimestre”, señala LatinFocus.
De hecho, las expectativas de que la inflación pueda ceder en el corto plazo son cada vez más inciertas. Según Corficolombiana, la inflación anual habría llegado en octubre a la cumbre de una meseta (alrededor de 12,2 %) en la que cerraría 2022 y se mantendría hasta enero, lo que implica incrementos mensuales elevados y cercanos a los presentados hace un año. Desde febrero, empezaría a disminuir gradualmente ante la moderación en precios de alimentos y bienes, cerrando 2023 en 7,6 %.
Las presiones inflacionarias que persisten están atadas a mayores costos de producción, un invierno fuerte y pronunciado que afecta la producción de alimentos, el incremento en el precio de la gasolina, la indexación de arriendos y otros componentes al salario mínimo; el traspaso de la depreciación del peso a la inflación (fenómeno conocido como pass-through), y una fortaleza del consumo de los hogares que aún se mantiene.
Para LatinFocus el comportamiento de la economía también ha tenido ramificaciones en la arena política. Los comentarios del presidente Gustavo Petro expresando su apoyo a políticas económicas heterodoxas han sido vistos como mellas en la confianza de los inversionistas.
Según esta entidad, el crecimiento del PIB se desacelerará aún más en 2023 debido a las tasas de interés elevadas y una inflación “obstinadamente alta”. El enfriamiento de la economía mundial afectará aún más, por ejemplo, en riesgos como la evolución de los precios de las materias primas.
“Los panelistas proyectan que el PIB crecerá 1,8 % en 2023, lo que representa una caída de 0,2 puntos porcentuales del pronóstico del mes pasado. Para 2024, los panelistas ven crecimiento del PIB al 2,8 %”, señala LatinFocus.
Sin embargo, dentro del consenso, ya dos analistas pronostican que el crecimiento del país el año entrante será negativo. Se trata de Julius Baer y Oxford Economics, que tienen sus proyecciones para 2023 en -1,5 %. Por su parte, Itaú Unibanco la tiene en 0,3 %.
Estos tres analistas son aún más pesimistas que el Banco de la República que proyectó el crecimiento de 2023 en Colombia en apenas 0,5 %.
Antes de conocerse los datos del Dane sobre el crecimiento de la economía en el tercer trimestre y el comportamiento del ISE en septiembre, el más reciente informe de política monetaria del Banco de la República advirtió sobre una desaceleración de los indicadores económicos del país en el tercer trimestre de 2022.
Pese a que el informe destacó la fuerte dinámica del consumo privado y la inversión en maquinaria y equipo, al tiempo que resaltó que la inversión en construcción habría continuado con un “desempeño mediocre”. El déficit comercial se habría ampliado debido a unas importaciones elevadas, con una dinámica más fuerte que la de las exportaciones.
“Se espera que en el horizonte de pronóstico el consumo se reduzca desde los altos niveles actuales, en parte como consecuencia de unas condiciones financieras internas más apretadas, de una menor demanda represada, de mayores presiones cambiarias sobre los precios de los bienes importados, y de un deterioro del ingreso real por el aumento de la inflación”, agregó el informe.
Además, la inversión continuaría rezagada, sin alcanzar los niveles observados antes de la pandemia, en un entorno de altos costos de financiamiento y elevada incertidumbre. “La menor dinámica proyectada de la demanda interna y los altos niveles de los precios del petróleo y de otros bienes básicos que exporta el país se reflejarían en una reducción del déficit comercial. Con todo esto, el crecimiento económico para todo 2022, 2023 y 2024 se situaría en el 7,9 %, 0,5 % y el 1,3 %, respectivamente”.
Dos escenarios se plantean en el horizonte. Uno, del gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, en el que el crecimiento del año entrante se ubica en niveles de 0,5 %, muy afectado por lo que se conoce como efecto base. “Estaríamos creciendo muy poco con respecto a un nivel muy alto. Eso significaría que el nivel de actividad económica el año entrante seguiría siendo inesperadamente alto en el sentido en que sería muchísimo mayor de lo que cualquier analista hubiera previsto hace 3 o 4 meses”, explicó.
Y otro horizonte lo plantea el mismo presidente Gustavo Petro, que en un evento gremial, hace unas semanas, advirtió los tiempos difíciles que se avecinan. “Lo que viene es una tormenta económica, la guerra, los resultados del descalabro y de la parálisis del capitalismo mundial producto de la pandemia, las políticas públicas mundiales, han llevado a la economía de todo el universo a una recesión”.
Todavía no es claro cómo será el ajuste de la economía el año entrante, si traerá una recesión técnica en algún momento o será un aterrizaje suave.