Representantes de los países de América Latina y el Caribe se reunirán en Quito a instancias de la FAO para buscar soluciones que mitiguen la crisis alimentaria y permitan acceder a alimentos saludables y nutritivos, mediante la innovación y ante el cambio climático.

“No descartamos que la región pueda entrar en una crisis alimentaria”, alertó Julio Berdegué, representante de América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la previa de la 37 Conferencia Regional de la FAO que se realizará en Quito, Ecuador, entre el 28 de marzo y el 1º de abril.

El encuentro, que se celebra cada dos años, es más urgente y necesario que nunca: el hambre afecta a 60 millones de personas, su punto más alto en 20 años. Además, 22 millones se sumaron a la pobreza en 2020, la inseguridad alimentaria afecta a cuatro de cada 10 personas —267 millones— en la región y el cambio climático se ha vuelto una realidad ineludible.

“La conferencia tiene lugar en un momento en que el mundo enfrenta el escenario probablemente más complejo desde la Segunda Guerra Mundial, porque sufrimos por la pandemia y todavía no nos hemos repuesto. Antes de la guerra en Ucrania habíamos dicho que el índice de precios era el más alto del siglo y ahora la guerra complica muchísimo los valores de trigo, aceites, abastecimiento de fertilizantes con precios inaccesibles, lo que deja un escenario complejísimo”, afirmó Berdegué.

“Tampoco sabemos cuál va a ser la duración de la guerra, qué tanto de su superficie va a poder sembrar Ucrania en la temporada que viene ni qué tanto de la producción de Rusia de fertilizantes y alimentos va a poder exportarse, por las sanciones que están en vigor”, añadió.

Por este motivo, el representante regional afirmó: “La FAO no puede descartar que si las cosas no toman un rumbo adecuado, la región pueda entrar en una crisis alimentaria. No aseguramos, pero no podemos descartar”.

Las simulaciones de FAO para 2022 muestran dos escenarios. Uno moderado en que los precios del maíz aumentan 8 % y trigo 8,7 %, lo que implicaría 7,6 millones de personas adicionales en condición de hambre para fin de año. El escenario severo muestra que el precio podría aumentar 21,5 % para el trigo, 19,5 % para el maíz y 17,8 % para aceites vegetales. Unas 13 millones de personas más caerían en condiciones de hambruna.

No hay certeza de que ninguno de estos escenarios ocurra, pero Berdegué afirma que la Conferencia Regional es una “gran oportunidad” para que los representantes de los gobiernos de los países miembros de la FAO “lleguen a grandes acuerdos”.

“No vamos a salir de estas crisis con pequeños ajustes. Esta conferencia es un momento de definiciones significativas de los países. Y hay que saber que ningún país va a salir solo”, agregó.

Durante la Conferencia Regional los países establecerán las prioridades regionales de trabajo de la FAO para los próximos dos años. Los países debatirán sobre tres prioridades regionales fundamentales: a) cómo crear sistemas agroalimentarios sostenibles para proporcionar dietas saludables; b) cómo generar sociedades rurales prósperas e inclusivas; y, c) cómo tener una agricultura sostenible y resiliente.

“Son tres grandes áreas que juntas pueden lograr la transformación de los sistemas agroalimentarios porque abordan lo económico, social y ambiental. No nos sirve un sistema agroalimentario eficiente, pero ambientalmente cojo”, señaló Berdegué.

Para el representante regional de la FAO es clave que los países encuentren soluciones para el corto y mediano y largo plazo. “El llamado de la FAO es pensar cómo transformar los sistemas agroalimentarios para el nuevo mundo: las soluciones no son las que se generaron hace 50 años, se requiere una transformación”.

La FAO trabajará con los países para implementar su Marco Estratégico 2022-2031 y adaptarlo a las condiciones y necesidades de la región, para lograr una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una mejor vida, sin dejar a nadie atrás.

Frente al conflicto bélico y sus consecuencias el organismo propone cinco medidas clave:

1) mantener abierto el comercio global de alimentos y fertilizantes.

2) Buscar y diversificar proveedores de ciertos alimentos y fertilizantes.

3) Generar redes de seguridad social para proteger a los más pobres del alza de precios.

4) Evitar reacciones unilaterales en materia de política y considerar los posibles efectos en mercados internacionales, para no provocar más aumentos indeseados en los precios.

5) Reforzar la transparencia de mercado, en especial de stocks de fertilizantes.

Por AFP

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