Esta semana se conocerá el resultado del crecimiento de la economía del segundo trimestre de 2024, por parte del Dane, y aunque los analistas consideran que será mejor que el primero, en los cálculos hay mensajes de preocupación, en especial para el cierre del año.

Corficolombiana tiene una expectativa de crecimiento para el segundo trimestre cercana al 2 %. Como explicó César Pabón, director de Estudios Económicos de la firma, en abril, el crecimiento fue una sorpresa positiva, alcanzando un 4 % en su serie desestacionalizada, mientras que en mayo creció un 2,5 % y espera que en junio sea cercano a cero.

Precisamente, Corficolombiana revisó sus pronósticos de crecimiento de la economía colombiana para 2024 y 2025, y pasó a 1,8 % y 2,6 %, desde 1,3 % y 2,0 %, respectivamente. “Si bien es una mejor perspectiva, sigue siendo una tasa inferior a la requerida para las necesidades del país en materia de reducción del desempleo y lucha contra la pobreza”.

Anotó, además, que “este pronóstico es consistente con un crecimiento del consumo privado del 0,4 %, luego de la contracción del 0,1 % anual en el primer trimestre y la todavía elevada carga financiera de los hogares. El mejor desempeño del mercado laboral y el aumento de remesas han impulsado el consumo, evitando una caída del gasto privado”.

Corficolombiana revisó sus pronósticos de crecimiento de la economía colombiana para 2024 y 2025, y pasó a 1,8 % y 2,6 %, desde 1,3 % y 2,0 %, respectivamente. | Foto: Getty Images

La principal preocupación está en la situación actual de la inversión, que es el crecimiento del futuro. “La inversión –la semilla del crecimiento– está en riesgo: la tasa de inversión cayó siete puntos en los últimos dos años, a 14,2 % del PIB. Sin medidas contundentes de reactivación, el crecimiento potencial del país caerá a 2,5 %, desde 3,0 % - 3,5 % antes de la pandemia”, dice el informe.

El pronóstico de crecimiento incorpora una menor contracción de la inversión, en línea con el mayor dinamismo del sector constructor y a pesar del bajo desempeño del sector industrial, explica el informe. “En todo caso, la tasa de inversión caería al 14,6 % del PIB, su mínimo en al menos dos décadas, manteniendo los riesgos sobre el crecimiento potencial”, reitera el estudio.

Como le explicó Pabón a SEMANA, la inversión sigue de capa caída, representando hoy cerca del 14 % del PIB, comparado con cerca del 25 % hace una década y la meta aspiracional de alrededor del 30 %. Los sectores de industria y construcción de vivienda siguen en terreno negativo, afectando la formación bruta de capital. Las obras civiles, impulsadas por proyectos como el Metro de Bogotá y las obras 4G, han sorprendido al alza, pero no son suficientes para compensar la caída en otros sectores. En esta medida, estima que el crecimiento seguirá en terreno negativo, aunque con una caída más moderada que en 2023.

Los cálculos frente a los nuevos escenarios señalan, como advierte Corficolombiana, que una tasa de crecimiento tan baja implicaría que tome el doble de tiempo duplicar el PIB per cápita: 46 años versus 25 años, manteniendo el crecimiento prepandemia.

Por sectores, el comportamiento en 2024 será heterogéneo. La entidad espera que la administración pública, las actividades de entretenimiento y el agro sean los líderes del crecimiento económico. La otra cara de la moneda la representan la industria y la minería: serán los sectores que aportarán negativamente a la variación anual del PIB.

Corficolombiana espera que la administración pública, las actividades de entretenimiento y el agro sean los líderes del crecimiento económico. La otra cara de la moneda la representan la industria y la minería: serán los sectores que aportarán negativamente a la variación anual del PIB. | Foto: Getty Images

“La industria seguirá en terreno contractivo, sumando siete trimestres de variaciones anuales negativas, debido a la baja dinámica de sectores como construcción y comercio. La construcción mostrará una leve expansión, impulsada por la recuperación del subsector de obras civiles, aunque su actividad seguirá por debajo de los niveles prepandemia. En contraste, el subsector de edificaciones se contraerá por el rezago en ventas e iniciaciones de finales de 2023″, asegura el estudio.

A su vez, se estima una mejoría en el comercio gracias a una mayor confianza del consumidor y la desaceleración de la inflación. “Aunque su crecimiento quedará por debajo de los niveles históricos, finalmente el sector mineroenergético disminuirá ligeramente respecto al año anterior, a pesar del aumento en la producción de petróleo, debido a la caída en la producción de otros minerales”, agrega.

Por otro lado, hay expectativa del futuro de las tasas de interés y la senda que trae de descenso porque también puede convertirse en un instrumento de impulso al crecimiento, situación que está muy ligada al comportamiento de la inflación, que, aunque en su variación anual se estancó en el segundo trimestre en cerca de 7,2 %, para julio retomó su tendencia a la baja.

De acuerdo con Corficolombiana, la inflación cerraría 2024 en el 5,6 % y a mediados de 2025 volvería a ubicarse dentro del rango meta del Banco de la República, entre 2 % y 4 %, como también lo estima el emisor, de acuerdo con sus más recientes minutas de la junta directiva.

En ese sentido, calcula que la tasa de política monetaria disminuirá a 8,5 % al cierre de 2024 y 6 % en 2025. “La reanudación del proceso desinflacionario y el anclaje de las expectativas de inflación permitirán que la junta del Banco de la República acelere los recortes a 75 puntos básicos desde septiembre”, anticipó el estudio.

Como advierte Pabón, hasta el momento, el crecimiento ha sido impulsado por la administración pública, el sector agropecuario y los servicios públicos, factores que espera se diluyan para el segundo semestre del año.

Para César Pabón, director de Estudios Económicos de Corficolombiana, la reducción de las tasas de interés podría ayudar a compensar la desaceleración y reactivar el consumo de los hogares. Bogotá, febrero 27 de 2024. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista SEMANA. | Foto: Juan Carlos Sierra

“Sin embargo, la reducción de las tasas de interés podría ayudar a compensar esta desaceleración y reactivar el consumo de los hogares, impulsando sectores clave como el comercio, los servicios y el entretenimiento, fundamentales también en la generación de empleo”, agrega el analista, pero anticipa que será de una manera lenta y todavía limitada por la alta carga financiera.

Los sectores más rezagados son el comercio, la industria y la construcción, que representan cerca de un tercio de la producción y la mitad del empleo del país. Para reactivar estos sectores, es urgente implementar un plan de reactivación”, puntualiza.

Además, explica que la baja ejecución del gobierno nacional, especialmente en inversión, tendrá un impacto negativo en la actividad económica. El primer semestre de este año registró el nivel más bajo de ejecución en inversión en los últimos 11 años, “lo que naturalmente afectará el desempeño económico. La baja ejecución en el sector vivienda, especialmente la asignación de subsidios, es particularmente preocupante”, dice Pabón.

Finalmente, el documento de Corficolombiana advierte sobre tres hechos clave para la economía colombiana. Por una parte, en el contexto externo, en las últimas semanas volvieron los temores de recesión en Estados Unidos y todo indica que los mercados tendrán una mayor volatilidad en lo que resta del año. Advierte que los conflictos geopolíticos y las disrupciones en las cadenas de suministro mantienen altos los precios de las materias primas, beneficiando a países exportadores como Colombia.

Por otra, a nivel local, confirma la preocupación sobre los riesgos fiscales que siguen latentes. El recaudo tributario cayó un 8,7 % en el primer semestre y, si no se corrige, se requerirían recortes adicionales en el gasto. En 2025, el proyecto de Presupuesto General de la Nación representaría el 29,4 % del PIB, inferior al 29,9 % de 2024.

“Su financiamiento depende de una ley de reforma tributaria por 12 billones de pesos, un recaudo optimista y un ajuste de la regla fiscal, factores que, de no cumplirse, podrían afectar la inversión y las proyecciones económicas. Por lo tanto, el ajuste fiscal debe centrarse en mejorar la eficiencia del gasto y recortes en funcionamiento”, señala el documento.

Y, por último, la tasa de cambio empezó a incorporar desde junio el deterioro de los fundamentales macroeconómicos que no había reflejado entre enero y mayo. “Esperamos que se mantenga en un rango entre $ 3.950 y $ 4.250 en lo que resta del año”, concluye el estudio.