Antes del triunfo de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia, uno de los temas que tranquilizaba a quienes temían a sus propuestas era el hecho de que no tenía mayorías en el Congreso. Sin embargo, una de las primeras acciones del mandatario consistió justamente en conseguir esas mayorías.

La llamada ‘Unidad Nacional’, que logró Petro en corto tiempo, prendió de nuevo las alertas de sus opositores, pero no de expertos en la economía del país como Ben Ramsey, director ejecutivo del equipo de investigaciones económicas para América Latina en J. P. Morgan.

En su concepto, las mayorías que ha conseguido el Gobierno no necesariamente implican un endoso a la versión más radical del programa de Petro, “lo que creo es que se ha dado una reconstrucción de la coalición que tuvo Juan Manuel Santos”. Agrega que eso también se evidencia en la conformación del gabinete, el cual tiene representación de muchos sectores e incluso se designaron en ministerios claves a personas que no formaron parte del grupo tradicional de Petro, como es el caso de Hacienda e Interior. “Mejor dicho, creo que va a haber un apoyo hacia la dirección a la cual Petro desea llevar el país, pero no hacia un lado radical y eso se verá con la reforma tributaria”.

Panorámica de la Cámara de Representantes. Bogotá, Sep. 10 del 2021 | Foto: Revista Semana

En diálogo con esta revista, señala que el mayor recaudo que se busca, claramente, es para cumplir las promesas de campaña en lo que respecta a las altas demandas sociales, al tiempo que se necesita mantener el ahorro fiscal, algo que el propio ministro José Antonio Ocampo ha reconocido. “Están tratando de hacer un balance complicado, reconociendo los límites fiscales de Colombia”, dice. En su opinión, cualquier esfuerzo para simplificar el recaudo es bueno y, por ende, apoya la idea de minimizar exenciones, al tiempo que reconoce que hay ajustes que no se pueden hacer por su impacto social, como cambios en el IVA o tratar de bajar el umbral para el pago de renta.

“En Colombia, pagan impuestos quienes ganan dos veces el PIB per cápita, en la mayoría de países todos pagan así sea poquito, ese debería ser el cambio de una reforma estructural, pero hay que ajustarse a la realidad política”, insiste.

Ve con cierta preocupación la propuesta para aumentar la carga tributaria al sector extractivo, que si bien no tiene un componente elevado en el recaudo, sí implica un cambio grande en el panorama de una actividad que ha sido muy amigable para la inversión durante los últimos 20 años. “Vale la pena aclarar que, en el pasado, algunos países vecinos exportadores de petróleo, como Venezuela y Ecuador, establecieron impuestos punitivos al sector y fueron mucho más nacionalistas. Ese no es el caso de Colombia, pero las propuestas actuales sí abren la puerta a una política de incertidumbre”.

En el sector petrolero, el tema de la inversión resulta crítico a la hora de garantizar crecimiento y consolidación de negocios.

Ramsey sostiene que Colombia no tiene tantas reservas petroleras como para creer que ese va a ser un sector clave en su futuro, pero hoy sí lo es. Comenta que si bien cada vez hay más apoyo de los inversionistas a las propuestas medioambientales, que es lo que está detrás de la política energética de Petro, el país también tiene realidades macroeconómicas complicadas, que se minimizan con el petróleo.

En ese frente, el experto de J. P. Morgan también se refirió a la propuesta del presidente Petro al Fondo Monetario Internacional (FMI) para cambiar deuda por acciones contra el cambio climático. “Es una idea coherente y se ha discutido en el pasado, creo que Correa, el expresidente ecuatoriano, lo había lanzado a la comunidad internacional. Sin embargo, no he visto señales de que pueda ser factible. Requeriría mucha coordinación de numerosos países. Tan solo las reestructuraciones de deuda a raíz de la pandemia, que eran para países muy pobres o que estaban en default, requirieron coordinación con acreedores privados, con el FMI, con el Club de París y hasta con China, que se ha vuelto un prestamista muy importante del mundo en desarrollo”, acota y agrega que es muy difícil coordinar un recorte de deuda, que además debe ser equitativo con los países deudores e incluir a grupos de interés globales. “Para lograrlo se necesitaría un liderazgo global”, subraya.

FMI | Foto: Getty Images - Bloomberg / Colaborador

Ramsey estima que este año el país crecerá 7,5 por ciento y el entrante, 2,5, ante los riesgos de recesión global y las subidas de las tasas de interés. Igualmente, la reforma tributaria podría apretar más el consumo, impactando el crecimiento, pero allí también pesaría el gasto que haga el Gobierno.

Con respecto al impacto económico del giro a la izquierda de América Latina, dice que en Chile aún hay incertidumbre por el resultado del plebiscito; en México, con Andrés Manuel López Obrador, ya se sabe qué prioriza y cuáles son sus límites, mientras que en Colombia es un cambio histórico, en el que, si bien la coalición con grupos políticos distintos al Pacto Histórico mitiga la incertidumbre, aún falta mucho por conocer.