El comercio ha sido uno de los impulsores del sorpresivo crecimiento de la economía para este año. Para el tercer trimestre creció más del 33 % frente al mismo período del año anterior y durante el año corrido de 2021, a septiembre, alcanzó casi el 22 %.

Para Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, la historia cambió en el segundo semestre de este año, luego de las restricciones por la pandemia y los efectos de los paros y bloqueos.

Sin embargo, las nuevas variantes de la covid, la inflación y el proceso electoral generan incertidumbre para el año entrante. ¿Cuál es la visión de Fenalco? Entrevista con su presidente.

SEMANA: ¿Cómo ha venido el desempeño del comercio este año?

Jaime Alberto Cabal (J. A. C.): Podemos sintetizar que tuvimos un primer semestre muy regular, tirando a malo. Acordémonos que cuando empezó el año tuvimos restricciones por el pico de enero y febrero, que inclusive se prolongó hasta marzo y algo de abril. Y cuando se veía como una luz de reactivación, llegó el paro nacional que nos enfrascó desde abril hasta mediados de junio. Un semestre para olvidar.

SEMANA: ¿Y después qué pasó?

J. A. C.: Después vino la otra cara de la moneda. En el segundo semestre del año vimos una franca y creciente recuperación desde que terminaron los paros, con un crecimiento en el tercer trimestre históricamente muy importante, superior inclusive a niveles de 2019, antes de la pandemia. Luego, entramos en el último trimestre, con ventas récord, muy determinadas por el primer día sin IVA del 28 de octubre; igualmente, por Halloween y, por supuesto, ahora noviembre con el segundo día sin IVA y el Black Friday. Ya arrancamos la temporada decembrina y un tercer día sin IVA, que va a hacer que el comercio se desempeñe mejor que en el tercer trimestre, contribuyendo a toda la economía. La verdad, creemos y somos optimistas con respecto a que podemos llegar a un avance del PIB del 10 %, impulsado por el comercio.

SEMANA: ¿Cuál es su balance de los días sin IVA? ¿Y qué espera de la tercera y última jornada?

J. A. C.: Los días sin IVA llegaron en 2020 como una iniciativa concertada entre el Gobierno y Fenalco para buscar mecanismos e instrumentos de reactivación durante la pandemia. Ese primer año dejó muchas lecciones aprendidas y, podría decir, que se ha superado totalmente en 2021. Primero se corrigieron muchos temas de aglomeraciones. Segundo, se corrigieron temas tecnológicos en las plataformas; tercero, el comercio se adaptó totalmente a la factura electrónica, y cuarto, no podemos olvidar que el promedio de ventas de los días sin IVA del año pasado subieron alrededor de los 5 billones de pesos y este año prácticamente el promedio estaba en 10 billones. Es decir, estamos duplicando el desempeño de 2020 y probablemente cerraremos las tres jornadas de 2021 con más del doble de lo que se vendió el año pasado.

SEMANA: ¿Qué se ajustó?

J. A. C.: Se introdujeron algunas variantes respecto al año pasado, como el pago con dinero en efectivo, que fue una medida importante para democratizar el acceso y esto, prácticamente como quedó consagrado en el espíritu de la ley de inversión social, es una política de Estado hacia el futuro, que esperemos que ningún gobernante que llegue la eche para atrás. Se demostró que es una medida que ayuda al comercio, a generar empleo, les da la oportunidad a los colombianos de comprar barato y también el Gobierno gana, porque es que todas las ventas del día sin IVA no fueron los productos exentos de IVA, hubo una venta muy importante de productos no exentos que hace que el Gobierno compense el esfuerzo fiscal que hace. O sea que es un triple gana-gana: ganan los colombianos, gana el comercio y gana el Gobierno.

SEMANA: ¿Cuál es su expectativa del tercer día sin IVA? ¿Cree que va a estar por el mismo nivel de los 10 billones?

J. A. C.: Lo vemos así como el segundo, teníamos un pronóstico más reservado y superó las expectativas. En este tercero tenemos un pronóstico mucho más optimista, porque es un día sin IVA después de recibir la prima adelantada en noviembre por parte de los funcionarios del Estado, y también por parte de muchísimas empresas privadas que están adelantando la prima para este 30 de noviembre. Lo vemos con una expectativa de verdad mayor, pues ya se acerca más la temporada decembrina y creemos que podemos superar las ventas tanto del primero como del segundo día sin IVA.

SEMANA: ¿Y para Navidad cómo está viendo la perspectiva?

J. A. C.: Creo que esta es una época continuada de buen comportamiento para el comercio. Así lo estamos viendo con el Black Friday, que va a empatar con el tercer día sin IVA y este seguramente con la temporada decembrina. Quizás ese comportamiento puede, de alguna manera, generar que en el resto de la temporada decembrina los niveles no sean tan altos como en otros años, pero creemos que al final el resultado global es lo que vale y eso es a lo que el comercio le está apostando.

SEMANA: Hay algunos factores que han encendido algunas alertas. Por ejemplo, la inflación, ¿qué tanto le puede pegar al comercio y al consumo?

J. A. C.: Es un motivo de preocupación. Colombia de alguna manera le había doblegado la cabeza a la inflación desde hace muchos años, con niveles muy controlados, pero este año es un fenómeno mundial. Colombia por primera vez hoy, a pesar de que la inflación se ha disparado y vamos a estar en unos niveles quizá muy cercanos al 5 %, tendrá un menor aumento de precios que Estados Unidos, porque este es un fenómeno “pospandemia”, que ha venido acompañado de la escasez de contenedores y las dificultades de movilización de mercancías, que ha subido considerablemente los fletes, y que ha producido de alguna manera retrasos y escasez en inventarios de no solamente el comercio, sino también de materias primas de la industria. Además, la pandemia no ha terminado, estamos viendo picos en Europa que son dramáticos.

SEMANA: Y eso empuja la inflación…

J. A. C.: Así es. Esto necesariamente tiene un comportamiento inflacionario porque los precios no van a ser los mismos que si estuviéramos trabajando en épocas normales. Recordemos que los precios de los contenedores se han incrementado por 4 e incluso por 5 veces y eso influye en el precio al que se adquieren los productos. Vamos a tener un escenario de inflación alta, el cual estará jalonado por los ajustes del salario mínimo y estos a su vez impulsarán los índices de muchas actividades, como las tarifas de los servicios públicos, los peajes, etc. Todo esto va a producir una carestía en 2022, que obviamente hay que manejar con mucho cuidado por las autoridades monetarias del país, porque es muy importante que no se salga de control en un momento en que la economía se está recuperando.

SEMANA: A propósito de la crisis de los contenedores, ¿ve alguna posibilidad de desabastecimiento para el cierre del año?

J. A. C.: Lo hemos hablado con los comerciantes, pues es importante darles tranquilidad a los compradores, entre otras cosas, en un momento en que la confianza del consumo ha mejorado notoriamente, no podemos hablar de desabastecimiento. Creo que una cosa es desabastecimiento y otra es escasez. El desabastecimiento es algo mucho más generalizado en distintos productos; la escasez es mucho más puntual en las líneas de productos, y cuando se tienen inventarios bajitos.

SEMANA: ¿Están preparados?

J. A. C.: El comercio organizado se preparó muy bien desde mediados del año para tener, como se preveía, un mejor segundo semestre y contar con una disponibilidad importante de inventarios de cara al final de año y así ha ocurrido. Pero, por supuesto, la alta demanda que se ha tenido en los días sin IVA y en estos meses de buen comportamiento ha hecho que los inventarios hayan bajado y que no haya podido haber una reposición, precisamente por las demoras del traslado de mercancías por la crisis internacional. Entonces, podríamos decir que habrá alguna escasez en algunas líneas de producto, seguramente se agotarán inventarios en ítems como juguetería o en tecnología, comunicaciones, algunos equipos deportivos que son totalmente importados y que provienen mayoritariamente del Asia, pero creo que no es necesario prender las alarmas y hablar de desabastecimiento.

SEMANA: ¿Cómo será la discusión del salario mínimo en medio de un alto crecimiento, una inflación al alza y mayor productividad?

J. A. C.: Esa discusión tiene que ser muy responsable, pero mirar todos los factores. No se puede desconocer que con esta inflación ha habido una pérdida de capacidad adquisitiva del salario y eso, de alguna manera, hay que compensarlo. Tampoco se puede desconocer que es necesario cuidar que ese efecto inflacionario que produce el incremento del salario mínimo no se vaya a desbordar. También se debe cuidar la competitividad de las empresas frente a firmas extranjeras, pero también compensar los efectos de la inflación más la productividad, como los establece el mandato constitucional de la comisión de concertación laboral. Estamos previendo un escenario de un salario mínimo mayor al que se obtuvo el año pasado, pero digamos que todavía es muy temprano para hablar de cifras, claro que en todos los gremios estamos haciendo proyecciones y mirando temas de productividad. El Gobierno tiene que sacar también sus cartas y hacer los análisis de productividad que nos deben presentar y ojalá, con un espíritu muy abierto, podamos lograr una concertación entre gobierno, trabajadores y gremios.

SEMANA: ¿Qué ha pasado con los arriendos de los locales comerciales?

J. A. C.: Estos tradicionalmente se indexan con el IPC, pero digamos que la pandemia también dejó lecciones aprendidas y algunos contratos, no todos, se han ido mucho más al riesgo y al comportamiento variable. Esa relación de comerciante con propietario del local o comerciante con centro comercial hoy es un poco más variable, es decir, dependiendo de cómo nos va, vamos ajustando, vamos celebrando el nuevo contrato. Ya hoy los comerciantes le tienen mucho respeto a comprometerse con arriendos e incrementos de arriendo indexados a largo plazo y estamos trabajando más bien en un horizonte de corto y mediano plazo, tratando de establecer contratos variables que vayan acorde con el comportamiento de las ventas y el desenvolvimiento de un sector en determinado momento.

SEMANA: ¿Y el dólar y su comportamiento? ¿Qué impacto le puede generar al crecimiento de la economía y al consumo?

J. A. C.: Es muy preocupante. Esperamos que este crecimiento por encima de los 4.000 pesos sea coyuntural por la reacción al descubrimiento de una nueva variedad de covid en el África. Pero un escenario de precio alto y fletes altos es perverso para el comercio en cuanto a las importaciones, así como para la industria que requiere traer materias primas del exterior. Además, es perverso, obviamente, para los consumidores. Puede tener efectos más inflacionarios y por eso la propuesta que hizo Fenalco en días anteriores cobra hoy más vigencia que nunca: una disminución de los aranceles de bienes importados al 5 % y de las materias primas de la industria al 0 %, para que de esa manera se trate de medio compensar esos altos costos de fletes y del dólar. De lo contrario, el que va a amortizar todo este impacto va a ser, por un lado, el comerciante que va a tener que sacrificar algunos márgenes, y por otro lado, el consumidor que va a recibir el impacto de ese mayor precio cuando vaya a comprar.

SEMANA: Y el índice de precios al productor está por encima del 20 % y en algún momento parte de eso se tiene que trasladar al consumidor…

J. A. C.: De acuerdo, al final no todo lo pueden absorber los márgenes porque muchas veces son muy pequeños y ahí es donde el consumidor recibe todo el impacto de las alzas de precios. Es decir, que ese también es un tema para mirar con mucho cuidado.

SEMANA: Las nuevas variantes generan algunas alarmas y preocupaciones. ¿Cómo será ese proceso para que la gente pueda acceder a las compras?

J. A. C.: Aquí estamos viviendo un tema que es muy preocupante. Estamos viendo ya que por el pico que ha tenido la variante en Europa, ya hay muchos países que están regresando nuevamente a las restricciones y a los esquemas de confinamiento como en el caso de Austria, que ya tiene una política de confinamiento total y adicionalmente de vacunación obligatoria. Y ya hay otras restricciones, el Reino Unido ha restringido los vuelos desde el África, igualmente la Unión Europea determinó que sus habitantes para poder viajar internamente deben tener la tercera dosis aplicada, y que quizás los que quieran ingresar a la Unión Europea deben tener la tercera dosis aplicada. O sea que aquí lo que uno ve es que no hay otro camino distinto a llegar a una vacunación del 100 %, y ese camino debe hacerse con mucha pedagogía, sensibilización, pero lamentablemente ya el camino del garrote para el que no se vacune se está abriendo paso: no pueden viajar, no pueden ingresar a eventos masivos. Entonces, se va a volver una cosa de vacunados y no vacunados, y eventualmente eso va a repercutir en Colombia y ya lo está haciendo. Ya el Gobierno para eventos masivos ha sacado disposiciones, que también afectan restaurantes y bares, y por supuesto, no queda otro camino sino que la gente seriamente termine de vacunarse, porque de lo contrario será muy complejo.

SEMANA: ¿Han pensado en exigir vacunas en los comercios?

J. A. C.: Quien debe dar estos pasos debe ser el Gobierno, que es el que tiene toda esa información y la evidencia científica para el manejo de este tema. Digamos que en el comercio se ha demostrado hace mucho tiempo que si los comerciantes hacen respetar los protocolos de bioseguridad y los clientes lo cumplen, el riesgo del contagio es mucho menor y digamos que ahí el tema de la exigencia del carnet de vacunación pierde un poco de sentido. Nosotros lo vemos más para eventos masivos o para espacios donde la gente se quita el tapaboca, por ejemplo en los restaurantes. En el comercio no tiene mucho sentido que se llegue a la restricción de la doble vacunación, a no ser que el país haga que este esquema de vacunación se vuelva obligatorio como es la tendencia hacia donde van todos los países.

SEMANA: ¿Qué está previendo en el impacto que pueda tener el tema electoral en el consumo y en el comercio el año entrante?

J. A. C.: Creemos que el año entrante va a ser un buen año del comportamiento del comercio, pero no podemos negar que siempre que hay procesos electorales hay una disminución de la inversión. La inversión se afecta en el entendido de que muchos empresarios colombianos y extranjeros colocan en standby sus proyectos de desarrollo esperando a ver qué pasa y muchas veces en el consumo también pasa eso. Tenemos 3 elecciones: la de marzo para Congreso, que es muy importante, y las dos vueltas presidenciales. Seguramente en el primer semestre va a estar un poco afectado el consumo.