Recesión suele ser una palabra que asusta y Estados Unidos confirmó que su economía entró en ese mar espeso que implica que se contrae el consumo de bienes y servicios, disminuye la inversión, se cae la producción y aparece el riesgo latente de despidos laborales, bajas en salarios y toda una secuencia de hechos económicos, todos malos.
Pasó en Estados Unidos: dos trimestres consecutivos de contracción de la economía que se conocían de cifras preliminares, las cuales fueron confirmadas ahora.
El apretón de la Reserva Federal con las tasas de interés, justamente para tratar de controlar la inflación que llegó a niveles históricos en junio, tuvo que ver con la llegada a la temida recesión.
En los siguientes meses, julio y agosto, los precios empezaron a ceder y la inflación se ubicó en el 8,5 % en el séptimo mes del año y en el 8,3 % en agosto. Sin embargo, la FED sigue dispuesta a seguir aplicando la política monetaria, que ya tiene las tasas de interés en un rango de 3 % a 3,25 %, hasta que el trabajo (de bajar la inflación) esté terminado, según las señales que entregó Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal.
En ese contexto, la recesión, que aunque podría pensarse que debería estar entrando ya en aguas menos turbulentas, se sabía del riesgo desde hace un par de meses, seguramente no será tan pasajera. Continúan vigentes las situaciones que presionan, como la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que ha llevado al Banco Mundial a temer también por una recesión en la zona Euro.
La moneda se aprecia
Como el dólar es la moneda con la cual se hace casi la mitad de las transacciones en el mundo, no escapa a una recesión en Estados Unidos. De hecho, en los últimos días se ha visto la moneda sumida en la volatilidad, pero, fundamentalmente, con tendencia a la apreciación.
Así lo confirmó José Ignacio López, director de investigaciones económicas de Corficolombiana. “Cuando hay recesión en Estados Unidos, el dólar se aprecia (es decir, aumenta su valor y el tenedor puede comprar más con la misma plata) frente a la mayoría de monedas del mundo”, y el peso colombiano no es la excepción. De hecho, este viernes, la divisa estadounidense superó la barrera de los 4.600 pesos y se negoció a máximos de 4.615,50 pesos.
No deja de resultar paradógico, así lo reafirma López:e “Cuando ese país entra en recesión, la gente busca el dólar americano como refugio, por ser la moneda de reserva a nivel global”. Por consiguiente, la transmisión al precio es rápida y sucede cada vez que se abre la posibilidad de que haya recesión, y de esta se demore.
Los temores en las naciones son de todo tipo, pues si Estados Unidos sigue desacelerando, se afectarán las exportaciones que los países de América Latina envían hacia ese mercado, lo que, por consiguiente, impactará los ingresos locales. Más aún para un país como Colombia, que tiene una buena parte del comercio exterior con ese país.
Sube y luego se devuelve
Desde la perspectiva de Felipe Campos, analista de la firma Alianza Valores, lo bueno es que la recesión es simétrica. “El dólar sube unos pesos y los baja, por lo general, en los siguientes seis meses. Lo hizo en las recesiones de 2009 y de 2001.
La recesión de allá golpea la economía de acá
Campos recordó que en recesiones en Estados Unidos, por ejemplo, las de “1981-1982 (un año y cuatro meses), 1990-1991 (ocho meses), 2001 (ocho meses) y 2007-2009 (un año y seis meses), Colombia redujo su crecimiento 1980-82 de 4,09 % a 0,95 %, el de 1990-1991 de 4,28 % a 2,0 %, el de 2000-2001 de 2,92 % a 1,47 % y en la gran recesión 2007-2009 de 6,90 % a 1,65 %.
De igual manera, el experto puso como ejemplo lo sucedido con el dólar en dos de las recesiones de Estados Unidos. “En 2000 y 2009, el dólar en Colombia aumentó 700 y 1.000 pesos respectivamente; las acciones emergentes perdieron 35 % y 66 %, y el precio del barril de petróleo cayó 47 % y 77 %, respectivamente”.