El expresidente Álvaro Uribe volvió a dejar en claro que la discusión de una reforma tributaria es urgente y clave para el futuro del país. Por eso hoy, a través de sus redes sociales, insistió en que el Gobierno debería presentarla al Congreso sin mayores dilaciones.
En su cuenta de Twitter se puede leer que “si la reforma tributaria la pagarían solamente los más pudientes, y es para ampliar políticas sociales y de juventud, el Gobierno debería explicarla a la ciudadanía, presentarla al Congreso y que en la discusión se den las audiencias. Lo socialmente correcto no debería dar temor”.
Es claro que el Gobierno está entrando en “tierra derecha” en materia legislativa, porque el periodo de sesiones en Senado y Cámara concluirá el próximo 20 de junio. Esto significa que si la meta es aprobar una reforma antes de ese momento deben ocurrir una de dos cosas o ambas a la vez: primero, presentar el proyecto con mensaje de urgencia y, segundo, convocar a sesiones extras a partir del 21 de junio.
La discusión ordinaria del proyecto significaría dejarlo aprobado en primer debate durante esta legislatura y darle segundo debate en las plenarias a partir del 20 de julio.
Eso en condiciones de normalidad no tendría ningún problema. No obstante, luego de que la firma calificadora Standard & Poor’s decidiera reducir la calificación de la deuda soberana de Colombia a grado especulativo, es claro que desde una perspectiva de los mercados, el Gobierno Duque no tiene mucho margen de maniobra y tiene que mandar un mensaje de compromiso con la estabilidad fiscal. En conclusión: hay que aprobar la tributaria ya.
Pero es claro que en las actuales condiciones hay mucha incertidumbre sobre la reacción de la opinión pública frente a la reforma. Cabe recordar que fue la ‘reforma Carrasquilla’ la que alborotó el avispero que está enfrentando el país ahora mismo.
Por eso, si es necesario aprobar esa reforma tributaria en las próximas semanas, para aplacar la incertidumbre de los mercados respecto del país, desde el punto de vista social hay que ir de puntillas para no caldear más los ánimos.
Uribe lo había advertido
Cabe recordar que fue el propio expresidente Uribe el que insistió desde diciembre pasado que era necesario aprobar la reforma tributaria en este primer semestre, porque en el segundo habría espacio para el populismo legislativo.
Este es un proceso inédito en la historia reciente del país. Casi siempre, los proyectos de reforma tributaria se discuten en el segundo semestre, justo después de la llegada de un gobierno al poder. Resulta atípico que este debate se adelante en el primer semestre y en el tercer año de gobierno. La pandemia fue la que impuso estas condiciones, porque el déficit fiscal amenaza con llegar más allá de los 9 puntos del PIB este año y el nivel de deuda a más del 60 por ciento del PIB.
Por eso, en entrevista con SEMANA a finales de 2020, el exsenador Álvaro Uribe planteó con claridad su posición: “A mí me dan mucho miedo algunas propuestas que se pueden acentuar en época electoral: ¡que a los patrimonios hay que cobrarles 4 o 6 %! ¡Por Dios! ¡Acaban con la inversión! ¡Si el gobierno Santos con lo que hizo en materia de impuestos frenó la inversión, frenó la creación de empleo y, al mismo tiempo, congeló la reducción de la pobreza! Si yo estuviera hablando como empresario diría: ‘el año 21 está cerca de elecciones. Yo quiero ayudar a reactivar, pero no me dejen una incertidumbre tributaria: díganme de una vez cuáles son las reglas del juego’. Esa es otra razón para pedir que haya un acuerdo y unas decisiones rápidas en esta materia”.
El gobierno Duque siguió ese camino y presentó la reforma en abril, pero no contaba con que el descontento nacional iba a significar la necesidad de retirar el proyecto, aceptar la renuncia de Carrasquilla y complicar aún más el panorama fiscal y de los mercados para el país.
Ahora mismo, el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, se encuentra sumando los consensos necesarios para lograr las mayorías en el Congreso.
La propuesta puede resultar muy sencilla: volver al impuesto al patrimonio, eliminar exenciones a las empresas y aumentar la carga de impuesto a la renta para las personas naturales que más dinero ganan.
Se ha estimado que eso significaría un recaudo adicional cercano a 1,5 puntos del PIB (unos 15 billones de pesos): 10 billones de pesos servirían para equilibrar las finanzas públicas en el corto plazo y 5 billones de pesos irían al fortalecimiento de los programas sociales.
Sean como sean las cuentas, es claro que al gobierno se le está acabando el tiempo y tendrá que poner en juego mucho para sacar adelante este proyecto. Ese es el asunto al que apunta el llamado del expresidente Uribe en su trino de este sábado.