En el marco de la actualización de proyecciones económicas 2023-2024 de Bancolombia, el equipo de investigaciones económicas de la entidad destacó que este año comenzó marcado negativismo respecto a las perspectivas de crecimiento económico a nivel mundial.
Esto debido a que: “Los hacedores de política económica, entregados a controlar la senda inflacionaria global, se debatían entre el riesgo de extralimitarse en el enfriamiento de la economía llevándola a una recesión de mayor talante, el de caer en un escenario de estanflación -estancamiento económico y persistente inflación- si no se actuaba con oportunidad y contundencia, o el de lograr con éxito un aterrizaje controlado”.
En ese sentido, el banco resaltó que son cinco los sectores en Colombia que enfrentan grandes retos para lo que queda del año.
“Los sectores más débiles serían los relacionados con la producción y venta de bienes. La construcción se mantendría en terreno contractivo, impactada por un mercado de vivienda débil ante las elevadas tasas de interés, mientras el sector manufacturero y el comercio interno se resienten el sesgo adverso para los bienes del debilitamiento que ha tenido la demanda”, explicó el banco.
“Estos últimos sectores exhibirían un contexto más constructivo, pero aún débil, en 2024, mientras en la perspectiva del sector agropecuario y los servicios públicos domiciliarios lo más relevante será el impacto del Fenómeno de El Niño”, agregó.
Por el contrario, la minería y el macrosector de administración pública, educación y salud mantendrían registros de crecimiento sólidos.
“Los aún elevados precios del carbón, junto a una mejoría que ya se viene viendo en la extracción de crudo impulsarán en el muy corto plazo al sector minero a pesar de la incertidumbre regulatoria, mientras el incremento que tendrá el gasto público tanto en 2023 como en 2024 harán que los servicios más relacionados con este rubro sigan creciendo por encima del agregado de la economía en ambos periodos”, contó.
De acuerdo con la entidad financiera, a lo largo de este primer semestre del año, la economía global ha sorteado eventos adversos que, por momentos, parecían favorecer los escenarios más adversos.
Por una parte, la turbulencia de bancos en EE.UU. y Europa dejó ver las vulnerabilidades, por suerte, no sistémicas, de algunos sectores frente al ajuste de tasas de interés.
Por otra parte, la persistencia inflacionaria mundial, a pesar del histórico ajuste monetario, ha evidenciado el desafío que aún afecta a hogares y empresas.
Esto, en medio de señales mixtas del mercado laboral de países desarrollados y la resiliencia económica de algunos sectores puntuales.
Aunque podría ser temprano para decir que lo peor ha quedado atrás; lo peor ha quedado atrás. A pesar de los múltiples vientos en contra, la economía mundial ha demostrado ser sorprendentemente resiliente en lo corrido de 2023, logrando un respiro inflacionario, moderado impacto sobre el empleo y habiendo logrado contener el contagio del sistema financiero.
No obstante, este 2023 será de desaceleración económica, aunque con unas perspectivas menos sombrías de las esperadas meses atrás. La tarea en materia de ajuste monetario aún no ha culminado para muchos países, incluidos EE.UU. y la Zona Euro, lo que estaría dilatando el tan anhelado recorte de tasas hasta el 2024.
Dado este contexto, “en Colombia recibimos con cierto grado de prudencia las mejores perspectivas globales. Esto debido a que la desaceleración esperada, las altas tasas de interés, la débil confianza inversionista, las estrictas condiciones crediticias, la demanda externa más frágil y la incertidumbre económica mundial impactarán el desempeño de nuestros principales socios comerciales”.