José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) se pronunció ante la afirmación de presidente Gustavo Petro de que “Colombia no puede quedar en manos de un frigorífico de carne de res. Se ha llegado a ese punto porque el Invima acabó con la figura del matadero municipal. Hay que dar vuelta atrás”.

Lafaurie aseveró que “no existe ese monopolio”, a lo que agregó que “me hubiera gustado que las plantas de sacrificio que hay en Colombia, sobre todo las plantas de primera, en vez de estar haciendo maquila para terceros, vendieran carne”.

El dirigente gremial consideró que de ser así la carne sería más barata y tendría un precio menor. Además, no se especularía con las tarifas de este bien altamente nutritivo para los consumidores finales.

El caso de Bogotá

Agregó que en el caso de la capital del país, “el caso es evidente. Esta ciudad consume el 23 por ciento del total del sacrificio nacional, sin embargo, las dos grandes plantas de sacrificio que hay en ella (Guadalupe y BLE) no venden ni comercializan un kilo de carne”.

Además, el dirigente gremial también declaró que “son un millón de reses las que todos los años se sacrifican en Bogotá con el fin de atender el mercado de esta ciudad, entonces, la pregunta que bien vale hacerse es: ¿quién es el que sacrifica el bovino y quién es el que vende la carne?”.

Su respuesta es es que son terceros que maquilan, que intermedian y fijan el precio y, “en consecuencia, es evidente que, en Bogotá, no existe ningún monopolio”.

Además, explicó que si se recorre el resto de las grandes ciudades del país que son las que consumen algo más del 70 % de la producción de carne, se encuentra una situación similar.

Según Lafaurie, “quizás la única planta que transforma y vende o comercializa carne, es la multinacional brasilera, Minerva, pero dicha empresa no tiene la capacidad de fijar precios”.

Es un fenómeno de especulación

Lafaurie Rivera aseveró que “los colombianos sin excepción alguna tienen la constante inquietud sobre por qué ha subido tanto el precio de la carne y, yo les digo, que se debe a que existe un fenómeno de especulación muy clara”.

Explicó que videntemente cuando el precio del novillo aumenta, al mismo tiempo sube el de la carne, pero cuando baja, como sucedió en junio, julio, agosto y septiembre, la carne continuó con su tendencia alcista.

Además, dijo que “quiero dar a conocer un dato que es contundente en este tema del precio. De $100 que paga un consumidor al comprar la carne, un poco menos de $56 le llega directamente al ganadero.

¿Cuando el consumidor compra carne, qué compra? Compra un animal que se sacrifica, se desposta, se le pone un poco de frío, se transporta y se dispone para el consumidor final. ¿Vale la pena pagar un 45 por ciento más del valor de lo que finalmente le pagaron a quien produce la carne que es el ganadero? La respuesta es no.

“Otro dato contundente. Mientras que en Colombia 56 centavos del peso que un consumidor paga por la carne van para el ganadero, en Brasil, esa proporción es de 81 centavos. ¿Esto qué quiere decir? Que alguien se queda con la diferencia que son 25 centavos del peso, sin haber agregado ningún valor a la cadena productiva”, agregó.

Afirmó que hay unos intermediarios ociosos. “Sucede que el novillo o la vaca la produce un ganadero, quien la transforma es la planta de sacrificio -Guadalupe en el caso de Bogotá por ejemplo- sin embargo, hay alguien que se queda con un valor muy importante que en el fondo no agrega mayor cosa, algo de transporte porque de pronto la traen de los Llanos o del Magdalena Medio”.

Y dijo que “¿hay derecho que alguien se quede con la cuarta parte de la res? Aquí se debe ordenar este tema y ponerle atención a la problemática citada”.

Los precios

Por otra parte, el ejecutivo aseveró que “frente al tema del precio de la carne que es una preocupación de todos los consumidores colombianos, quiero decirles que mientras que en Colombia desde noviembre del año pasado hasta la fecha el precio de la carne ha subido un 23 por ciento, en Argentina que es un país mucho más ganadero que Colombia, se ha incrementado en 107 por ciento. Igual sucede en Brasil”.

También afirmó que acá existe un tema de inflación muy alta pues “en el caso de Colombia se debe controlar a los intermediarios que yo llamo, ociosos, como se lo he planteado a la ministra de Agricultura, Cecilia López Montaño”.

Agregó que “creo en la intermediación y en el encadenamiento de un producto, pero lo que les planteo de los intermediarios sucede en todos los alimentos que produce el sector agropecuario. No hay derecho que el pobre campesino cultive una papa en Boyacá y se la cobren al doble al consumidor en Bogotá. Alguien se está quedando con una plata que no le corresponde”.