El Banco Central Europeo (BCE) sigue considerando necesario elevar aún más los tipos de interés para asegurarse de que la inflación retorne a la meta del 2 % a medio plazo, aunque admite que en el caso de un agravamiento de las tensiones financieras, deberá plantearse “qué es lo apropiado”.
“Se necesitarán más aumentos. Ese es absolutamente nuestro diagnóstico”, defiende el economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, en una entrevista con el diario alemán ‘Die Zeit’ en la que explica que si el estrés financiero sigue siendo bastante limitado, “las tasas de interés aún tendrán que subir”.
“Sin embargo, si el estrés financiero del que hablamos se vuelve más fuerte, entonces tendremos que ver qué es lo apropiado”, apunta Lane, ya que, en su opinión, si la tensión financiera debilita la economía, “automáticamente reduciría las presiones inflacionarias”.
En cualquier caso, el economista irlandés subraya que el BCE está siguiendo de cerca la situación y se mantiene “en guardia”, aunque subraya que no esperan ver la misma situación que en EE.UU. o en Suiza como el escenario más probable en la zona euro.
“No vemos eso como un problema general en el sistema bancario (...) No hay una extrapolación directa a la zona del euro”, defiende Lane, para quien el escenario base pasa por la estabilización de las tensiones.
De este modo, para el ejecutivo del BCE lo que está sucediendo en la eurozona en términos de tensiones es un “efecto indirecto” de EE. UU. y Suiza, pero ha recordado que, como consecuencia de la crisis financiera de hace 15 años, ahora existe una regulación y una supervisión muy estrictas de los bancos.
“Así que nuestra línea de base es que el sistema bancario europeo tiene mucho capital y los bancos han sido prudentes en sus decisiones de préstamo”, sostiene Lane, para quien no hay ninguna razón para creer que surgiría un problema importante, añadiendo que, “si lo hiciera, el BCE podría responder”.
“Tenemos muchas herramientas, podemos proporcionar liquidez y podemos asegurarnos de no ver los tipos de pánicos bancarios que fueron evidentes en estos ejemplos”, asegura.
La lucha contra la inflación, a pesar de la lenta desaceleración observada, hace necesario que la política monetaria continúe siendo restrictiva y que los tipos de interés suban en Estados Unidos y la eurozona hasta que haya señales claras de alivio de las presiones subyacentes en los precios, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que advierte del efecto del endurecimiento monetario sobre el crecimiento y los mercados financieros.
“La política monetaria debe seguir siendo restrictiva hasta que haya señales claras de que las presiones inflacionarias subyacentes se reduzcan de forma duradera”, señala el ‘think tank’ de las economías desarrolladas.
“Todavía se necesitan más aumentos de las tasas de interés en muchas economías, incluidos Estados Unidos y la zona euro”, defiende la organización con sede en París, que considera probable que, dada la lentitud en el retroceso de la inflación subyacente, es probable que las tasas oficiales se mantengan altas hasta bien entrado 2024.
No obstante, reconoce que el necesario ajuste monetario para domar la inflación representa un riesgo central por la escala y duración inciertas del mismo y la amenaza de que la persistencia en el incremento de los costes o los márgenes, así como en las expectativas de inflación, obliguen a los bancos centrales a mantener las tasas más altas durante más tiempo del esperado actualmente, lo que desencadenaría turbulencias en los mercados financieros.
Asimismo, unos tipos de interés más altos también podrían tener efectos más fuertes de lo esperado en el crecimiento económico, particularmente si las subidas exponen las vulnerabilidades financieras.
De este modo, si bien la OCDE considera que el enfriamiento de mercados sobrecalentados, incluido el inmobiliario, y la revisión de los precios de las carteras financieras, son canales estándar de transmisión de la política monetaria, “es difícil medir el impacto total de las tasas de interés más altas”, advirtiendo de que los niveles de deuda y el coste del servicio de la misma se elevaron en muchas economías incluso antes de que se sintiera el impacto de las mayores tasas de interés.
“El aumento de la tensión en los hogares y las empresas, y el mayor potencial de incumplimiento de los préstamos, aumentan los riesgos de posibles pérdidas en los bancos y las instituciones financieras no bancarias”, apunta la OCDE.
*Con información de la agencia Europa Press.