El programa de subsidio a la vivienda, dirigido a hogares con ingresos inferiores a 4 millones de pesos, llamado Mi Casa Ya, ha sido aplaudido en varios estudios, pero se quedó sin plata. El ministerio de Vivienda confirmó esta información, mientras aún faltan 3 meses para que termine el año. El inrterrogante que sigue es, ¿de dónde saldrá la plata?.
Pues bien, la funcionaria mencionó, como una posibilidad en estudio, que se utilicen los dineros de las regalías, los cuales son altamente ‘peleados’ por las regiones, para subsidiar compra de vivienda.
En ese sentido, hay que recordar que existe el Decreto 625, expedido en abril de 2022, según el cual, se establecieron pautas que permitirán el uso de los recursos que aportan las empresas que explotan el subsuelo en Colombia, para financiar subsidios. No en vano, el tema de la vivienda es parte crucial del engranaje que tiene el gobierno de Gustavo Petro, pero fundamentalmente, el componente del agua, el cual, para la ministra Velasco Campuzadono, requiere una especial atención. Por ejemplo, mientras la percepción indica que las coberturas en agua potable se han ampliado, la realidad es otra. El servicio en el sector rural es asumido por pequeños acueductos, y ni siquiera se tiene claridad de cuántos acueductos comunitarios existen, pues cada una de las entidades que manejan esa información tiene cifras distintas.
Vivienda diferencial
La ministra Velasco Campuzano se refirió a que la homogeneidad es un concepto que debe quedar atrás. En términos de vivienda, puso el ejemplo de necesidades de subsidios para propiedad colectiva, que pueden ser más funcionales en comunidades étnicas.
En cuanto a la vivienda diferencial, trajo a colación el caso de Providencia, en donde el subsidio al agua potable se acaba en noviembre y las casas no quedaron con la cisterna necesaria para la recepción de aguas lluvias, la cual se puede utilizar para cubrir necesidades del hogar que no necesariamente requieren agua potable.
Lo cierto es que los dineros necesarios para poner en marcha los programas de subsidios para vivienda y de ampliación de cobertura y calidad en servicios públicos esenciales, deben buscarse, y las regalías, con las participación de los entes territoriales, tendrá que ser un camino.
Más aún si son muchas las tareas pendientes para garantizar que los colombianos tengan vivienda digna con servicios que protejan su salud. En este sentido, Velasco Campuzano se refirió a los rellenos sanitarios, muchos de los cuales, tiene las licencias por perder.
Igualmente, mencionó la desactualización de los planes de ordenamiento territorial, atrasados en al menos un 50 %.
Mi Casa Ya necesita recarga
Sin duda, uno de los temas preocupantes es el de los recursos. Si bien en el presupuesto 2023 el sector vivienda logró tener adiciones a la cifra originalmente prevista, es mucho lo que se requiere. Por ejemplo, “Los recursos del programa ‘Mi Casa Ya’ fueron comprometidos en su totalidad para esta vigencia. Se otorgaron 65.000 subsidios, cumpliendo de manera anticipada con la meta de 2022. 41.800 contaban con financiación correspondiente a este año y el resto de los subsidios se respaldaron con una vigencia futura del año 2023″, dijo la ministra.
En consecuencia, y según la funcionaria, ”en estos momentos se están expidiendo las resoluciones de asignación para las familias que tienen aprobado el subsidio y gestionando los recursos para garantizar la continuidad del programa. Se estima que este proceso se realice en lo que resta del año”.
Desde 2015 viene funcionando el programa y, según confirmó Catalina Velasco Campuzano, el programa continuará, pero necesita “profundizar en términos de equidad para que estas ayudas lleguen a las familias más necesitadas y a las regiones más apartadas”.
De acuerdo con lo expresado por la funcionaria, “en la actualidad el programa se concentra en las ciudades capitales y sus alrededores. El 52 % de los subsidios históricamente se han asignado en solo 10 ciudades, 6 de ellas capitales”.
Todas esas circunstancias tendrán que ser revisadas y ajustadas, en busca de convertir la vivienda en un instrumento generador de bienestar para los hogares.