El más reciente informe de la firma calificadora internacional Moody’s, una de las 4 más grandes del mundo, ratifica las notas que tenía Colombia, pese a la turbulencia que ha habido en los últimos meses en la economía global.
De esa manera, Moody’s mantiene a Colombia en Baa2, con perspectiva estable, lo que implica que el país tiene un riesgo crediticio moderado.
El balance, según la empresa extranjera, destaca las decisiones internas que han permitido conservar políticas, como la de la de darle autonomía al Banco de la República y hacer una reforma tributaria, lo que garantiza más ingresos sin necesidad de acudir a agrandar la deuda.
El fundamento para mantener la calificación en Baa2, es que el marco institucional colombiano funciona como un sistema de pesos y contrapesos, el cual modera los cambios de política y respalda un historial de prudencia en la formulación de políticas en materia económica.
“Durante el primer año de la administración del Presidente Gustavo Petro, los controles y equilibrios institucionales han funcionado, impidiendo una desviación importante de la gestión tradicionalmente prudente de las políticas de Colombia.
Entre tanto, el Congreso y el poder judicial han desempeñado un papel importante en este respecto, con decisiones de ambos poderes, que han ayudado a preservar la dirección general de la política económica”, destaca el informe de Moody’s.
Estas medidas que ha adoptado el Gobierno en los últimos meses, ratifican las métricas fiscales y los niveles de deuda, similares a las de naciones con las mismas calificaciones. Con ello, la calificadora vislumbra una consolidación fiscal que traería “un aumento estructural de los ingresos del gobierno”.
La más reciente calificación mantiene una perspectiva estable para el país, aunque, habrá un menor dinamismo en la economía, entre el 2023 y el 2024: “Moody’s espera que la economía colombiana atraviese un período de menor actividad económica en 2023-24, pero al mismo tiempo anticipa una disminución de la inflación, una reducción de los desequilibrios externos y, en general, el cumplimiento de la regla fiscal”.
Lo malo es...
No obstante la firma advierte sobre las dificultades que han surgido hasta ahora, para que se de la discusión de las reformas sociales presentadas por la administración de Gustavo Petro ante el Congreso de la República.
Estas decisiones serían claves, y lógicamente pueden tener una incidencia para las calificaciones futuras: “Es probable que un cambio en las alianzas políticas en el Congreso obligue al presidente Petro a revisar iniciativas políticas claves en los ámbitos de la sanidad, las pensiones y las reformas laborales para lograr un consenso político. De este modo, es probable que las políticas resultantes contribuyan a preservar la estabilidad macroeconómica y fiscal”.
Que no se les vaya la mano
Moody’s ve con buenos ojos las medidas recientemente adoptadas en materia fiscal, ya que estas están destinadas a aumentar el gasto social, pero, esperan que sean proporcionales a lo que se recaude, teniendo en cuenta de la histórica recaudación alcanzada al cierre del año 2022.
“Moody’s espera que el plan del gobierno para aumentar el gasto social sea proporcional al aumento de los recursos provenientes de mayores ingresos permanentes asegurados a través de la reforma tributaria de 2022, lo que permitiría el cumplimiento de los límites de déficit de la regla fiscal (...).
Y, si algo destaca la calificadora, es que el banco central siga funcionando como una entidad autónoma “que fija objetivos de política monetaria acordes con su mandato de objetivos de inflación”.
Por último, destaca que el Gobierno ha tomado medidas para aliviar las responsabilidades fiscales, como el déficit en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), y aunque no lo ha mitigado del todo, se reconoce que es una labor compleja, pero muy importante para las finanzas públicas.
“La alineación entre el techo en moneda extranjera y el techo en moneda local incorpora la fuerte efectividad de las políticas de Colombia, los moderados niveles de endeudamiento externo y una cuenta de capital abierta, que denotan mínimos riesgos de transferencia y convertibilidad”, concluye el análisis.