El 21 de septiembre de 2024, SEMANA reveló la historia de Adriana Martínez Dogirama. Se trata de una mujer emberá, quien sostiene que es la imagen del famoso billete de diez mil pesos colombianos que circuló en Colombia, considerado uno de los más bellos que haya circulado a nivel nacional y cuya vigencia estuvo de 1992 a 1994, cuando el denominado robo del siglo, es decir el hurto a un banco en Valledupar, derivó en que perdiera valor comercial.
El asunto, dice ella, es que dicha imagen se utilizó sin que ella se diera cuenta. En la entrevista con SEMANA, Dogirama dijo que Alejandra Banubio Martínez, su hija, estaba viendo en Netflix la serie El robo del siglo y su madre salió en las imágenes de los billetes. Ahí fue cuando la abordó y le pidió que le contara la historia de cómo le tomaron esa foto. “Ella tenía 14 años cuando fue tomada la foto. No pensó jamás salir en el billete. Se dio cuenta en el mismo año que se emitió el billete de diez mil pesos (1992), pero porque le comentaban”, dijo su hija. “Nunca le dio importancia, no investigó más y se vino para Panamá”, agregó.
Tras la entrevista, su historia fue recopilada por múltiples medios de comunicación colegas y, de hecho, se armó un debate jurídico respecto a si esta mujer debe o no ser reconocida, moral y económicamente, por el uso de su imagen sin aparente consentimiento. En medio de dicha exposición mediática y de dicho debate, la Sociedad Numismática de Colombia, en cabeza de su socio fundador Gildardo Adolfo Tovar, se dio a la tarea de trasladarla desde donde ella vive, en Panamá, hasta Bogotá. De acuerdo con Dogirama, ella vive en una “pequeña isla cerca del lago artificial Gatún, de las esclusas de Miraflores del canal de Panamá”. “Nuestra comunidad se llama Cimarrón Paraíso, es una pequeña aldea y nos radicamos aquí desde hace unos cinco años”, añadió.
Al llegar a la capital, la mujer emberá fue recibida, este viernes 25 de octubre, por cerca de 40 personas, la mayoría de ellas pertenecientes a la comunidad emberá dobidá. Ante la mirada de los viajeros y transeúntes en el aeropuerto El Dorado, se adelantó una danza tradicional y con su respectiva vestimenta, por parte de los indígenas referidos, residentes en Bogotá. Posteriormente, la mujer fue trasladada a la Casa de la Moneda (calle 11 #4-93, Bogotá), con el fin de hacerle un jaibanismo. Dicha práctica se conoce coloquialmente como el chamanismo emberá y refiere a un ritual de limpieza y protección hacia determinada persona, en este caso a Adriana Martínez Dogirama. “Es anunciar que está aquí”, dijo Tovar.
Acto seguido, fueron a la sede de la Sociedad Numismática de Colombia, en la carrera 28 con calle 11, para adelantar todo tipo de actividades culturales y ahondar en la historia narrada por ella respecto al billete de diez mil pesos colombianos.
Este sábado, Dogirama fue invitada al Club Militar (ak. 50 #15-20) para mostrarle, en palabras de Tovar, “una exposición sobre esto, mostrando fotos, documentos, comparando”. Es decir, se hará una muestra de documentos, imágenes y demás piezas gráficas para reafirmar ante el Banco de la República que ella, efectivamente, es la mujer cuyo rostro quedó plasmado en el recordado billete.
“Uno de los grandes errores que todos los blancos tenemos es que queremos colocar a todos los indígenas como si fueran iguales, pero resulta que ellos tienen diferencias muy marcadas. Yo seguí mirando, empecé a detallar los aretes, a averiguar cómo era que se hacían esos aretes en esa época. Los hacían con las monedas de 50 centavos, ellos la llaman plata vieja, se machacaba y se hacían las formas de las figuras. Aquí no tenemos una fábrica en línea de cosas, los aretes tenían unas características y cuando me pongo a comparar los dos aretes son exactamente iguales”, señaló Tovar.
“Entonces ya tenía boca, collares, aretes. Los ojos también tenían una característica y es que ella tiene dos rayitas. Hicimos una recopilación de toda la bibliografía que podíamos tener para 1990, que incluía fotografías que se podían haber hecho, cuántos investigadores estuvieron en la zona, qué escribieron estos investigadores, tanto a nivel nacional como internacional, y de eso salió una bibliografía, que eso es lo que tenía el Banco a su disposición en ese momento”, agregó, en el diálogo con SEMANA.
“No encontramos otra fotografía con la misma pintura, los mismos aretes, el mismo peinado. Y no todas se peinaban igual, algunas optaban por peinarse en el centro. Entonces vienen siendo demasiadas coincidencias para uno decir que no es, ¿no?”, aseveró.
Posteriormente, la mujer emberá concederá entrevistas a otros medios de comunicación con el fin de insistirle al ente emisor en el reconocimiento que, sostiene, se merece. Tras la historia publicada, el Banco de la República le envió una comunicación a SEMANA en la cual señala: “El dibujo de una mujer emberá que se observa en el billete es una obra original en sí misma que se inspiró en rasgos generales de las mujeres de esta comunidad. Se compone de elementos propios de esta cultura, como lo es la pintura facial, la cual generalmente ocupa la mitad inferior de la cara, desde el labio superior hacia abajo, y otros símbolos propios de la comunidad, como el collar y los aretes”.
“La ilustración que aparece en el billete no consiste en la imagen propia, identificable, inherente e individual de alguna persona, sino en la representación artística de las mujeres emberá. No encontramos antecedentes que den cuenta de una reproducción de una persona especialmente identificada o identificable. Hasta donde hemos podido determinar, no se trata de la imagen de una persona específica”, agregó. El debate persiste.