Es común que las reformas tributarias en Colombia se queden en el recaudo de recursos que provienen de los contribuyentes, sin llegar a cumplir lo que siempre prometen: promover la equidad, combatir la pobreza, introducir simplicidad a la hora de pagar impuestos.

En esta oportunidad, es claro que la reforma tributaria que radicó en el Congreso de la República el gobierno del presidente Gustavo Petro, va por plata, con la promesa de aplicar una agresiva política social que lleve a enfrentar el incremento de la pobreza en el país, que llevó a un retroceso de al menos una década.

Sobre ese objetivo se refirió el expresidente Álvaro Uribe Vélez, en su acostumbrado análisis dominical, en el cual advierte que “la confianza privada es el éxito de la política social”.

En los nuevos apuntes que el exmandatario hace, para exponer su posición frente a la reforma tributaria de Petro, señala que si bien “el Gobierno nacional tiene razón en que Colombia está obligada a superar la pobreza y a construir equidad, el obstáculo no ha sido el tributario”.

Son muchos los estudios que hablan de que el pago de impuestos es clave para reducir la desigualdad. En países desarrollados, el coeficiente de Gini, que es el que mide ese indicador, baja (entre más se acerca a cero, hay más igualdad) se reduce sustancialmente después del pago de tributos, puesto que se aplican esquemas de progresividad, de manera que aporte más el que más ingresos y patrimonio tienen.

Sin embargo, el caso de Colombia es algo distinto, según lo señala el documento divulgado este domingo, de la autoría del expresidente. En el país, “han existido otras causas como la violencia, el narcotráfico, el burocratismo, la evasión y la corrupción. El bajo recaudo comparativo frente al PIB no puede tapar la alta carga que pagan los contribuyentes cumplidos. Y debe anotarse el pare y siga frente a la inversión privada que cuando está creciendo aparece la manía de frenarla. La propuesta de reforma tributaria puede dar recursos adicionales durante unos años, pero golpea al emprendimiento privado y en un tiempo secaría la fuente y traería más deterioro social”, sostuvo.

Peros a las propuestas

Desde la perspectiva de Uribe, “la reforma maltrata a los sectores medios y populares de dos maneras: con impuestos a consumos del ciudadano raso y al ingreso de salarios medios de personas que empiezan a ascender, y de otro lado con gravámenes a personas naturales, a empresas, dividendos, ganancia ocasional y patrimonio, que al atemorizar a la inversión afecta a quienes necesitan fuentes de empleo, oportunidades de ascenso y dinamismo económico para emprender”.

Los empresarios, a través de la Andi, han abogado porque el impuesto de renta a las empresas, del 35 %, no sea permanente. | Foto: Guillermo Torres Reina

El exmandatario hace referencia a que la reforma aumenta el impuesto a “las personas naturales entre el 7,5 y el 64,% y en cuanto a las empresas, sin entrar a distinguir entre aquellas con accionistas nacionales exclusivamente o con socios extranjeros, la tributación se sitúa entre el 49 y el 90 %”.

Hay que señalar que, en una reciente audiencia pública realizada en el Congreso de la República, sobre la reforma tributaria, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, desvirtuó la idea de que en Colombia se pagan muchos impuestos, y puso los comparativos con el recaudo que logran los países vecinos y los que forman parte de la Ocde, estos últimos casi duplican el ingreso que tiene esta nación en recaudo por tributos.

No obstante, el expresidente Uribe señaló que “lo que está ocurriendo en recaudos es promisorio. Este año pueden ser superiores a 202 billones de pesos frente a un presupuesto inicial de 183 billones de pesos”.

De igual manera, el expresidente puso en el visor que el control a la evasión también muestra los resultados contundentes. “En 2017 este concepto generó 8,3 billones de pesos. Gracias a las nuevas plataformas, que incluyen, entre otras herramientas, la factura electrónica, las declaraciones sugeridas y la normalización o declaración de activos que estaban por debajo de la mesa, en 2021 el recaudo fue de 24,2 billones de pesos, este año, hasta julio, se logró la cifra de 18, 6 billones”. Es más, agregó que “esta tarea de control de evasión podría aumentar el recaudo hasta en 50 billones de pesos, o 3,5 % del PIB”, justamente la cifra que busca en el mediano plazo la reforma de Petro.

Confianza de la empresa privada, lo clave

Aunque aún sin mucho detalle, el gobierno de Petro, a través de su ministro de Hacienda, ha mencionado dos usos fundamentales de los recursos que recaudará la reforma tributaria, y son el tema social (hay un nivel de pobreza cercano al 40 %) y el fiscal (un déficit fiscal que se acerca al 8 %, contando con el hueco en el Fondo de estabilización de precios de los combustibles).

Es así como, para Uribe, el uso de los impuestos con un fin social “se podría atender y de manera sostenible de no afectarse la confianza de la empresa privada”.

En el otro componente sugirió que, si continúa la economía con el actual crecimiento, y “agregando austeridad estatal, no habría por qué temer al endeudamiento del 56 % del PIB ni al déficit del 5,6 % del PIB (sin el FEPC), que no son anormales después de la pandemia”.

Lo cierto es que, con la reforma tributaria, el gobierno de Gustavo Petro está dispuesto a darse la pela por un fin que siempre se anuncia y nunca se logra: que la mayor parte de colombianos paguen impuestos según sus posibilidades, pues todos utilizamos los servicios que se financian con el recaudo tributario.