El precio del dólar en Colombia se aleja con mucha más fuerza de los 5.000 pesos, que logró tocarlos en el segundo semestre de 2022. El comportamiento de la reducción en el precio viene dándose desde la temporada de Semana Santa de este 2023, cuando la Tasa Representativa del Mercado quedó entre los 4.400 pesos y 4.500 pesos, y ahora baja mucho más.
De acuerdo con el último reporte de cierre de esta jornada, entregado por la Bolsa de Valores de Colombia, el costo de la divisa cerró en 4.145 pesos, bajó 37 pesos respecto a la Tasa Representativa del Mercado (TRM), fijada para hoy por la Superintendencia Financiera en 4.182 pesos.
Ahora bien, analizando el contexto internacional, por cuenta de las proyecciones que tenían los analistas económicos para este año, las cosas no van del todo mal; como se pudo observar, el dólar cedió un poco en Colombia, que aunque sigue siendo alto, sí ha generado un respiro para quienes buscan comprar la divisa. Sin embargo, aún faltan retos por superar, no solo en Colombia, sino en otros países en el mundo, como bajar los índices de inflación.
Por ejemplo, a pesar de una producción mundial más abundante de maíz, leche o carne en 2023, los países más pobres tendrán que restringir sus importaciones debido al precio todavía alto de ciertos productos básicos, advirtió el jueves la FAO.
En total, el gasto mundial en importación de alimentos batirá un nuevo récord en 2023, principalmente debido a la inflación, pero la cifra esconde disparidades entre los Estados más ricos, capaces de aumentar su gasto, y los 47 países menos desarrollados, principalmente ubicados en África e incapaces de soportar los aumentos.
En valor, sus importaciones caerán un 1,5 % este año, ha advertido la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Esta disminución debería ser incluso de hasta el 5 % en los países en desarrollo, que son importadores netos de alimentos, como Túnez, Egipto o Pakistán, indica la organización en su informe semestral sobre las “Perspectivas alimentarias”.
Incluso, si los precios de los aceites o cereales han vuelto a caer después del pico alcanzado en marzo de 2022, pocos días después de la invasión de Ucrania por Rusia, se mantienen en niveles altos.
Y los de frutas, verduras o lácteos siguen aumentando, “lo que frena la demanda” en los países vulnerables. La disminución de los volúmenes de importación en estos dos grupos de países es “un hecho preocupante” y sugiere una disminución de su capacidad de compra, según la FAO.
“Estas preocupaciones se amplifican por el hecho de que la disminución de los precios internacionales de una serie de productos alimenticios básicos no se ha traducido, o al menos no completamente, en una disminución de los precios a nivel minorista nacional”, apunta el informe.
Por otro lado, “si bien la depreciación del dólar estadounidense había ayudado a los importadores a compensar el aumento de los precios de los alimentos durante la crisis alimentaria mundial de 2007-2008, en los últimos años se ha producido el efecto contrario”.
Esta moneda, en la que se realiza la mayor parte del comercio internacional, ha aumentado en general en comparación con las monedas locales de los países importadores, lo que ha exacerbado el aumento de los precios de los productos en el país, explica la agencia.
Por ejemplo, “los precios mundiales del maíz cayeron un 10,2 % entre abril de 2022 y septiembre de 2022, pero solo un 4,8 % en promedio cuando se calculan en monedas locales reales” de estos países.
*Con información de la AFP.