Un campanazo de alerta dejó la más reciente encuesta de Pulso Social del Dane, en la que los hogares colombianos confirmaron que el inicio de año les llegó con mayores preocupaciones, menores perspectivas positivas y una situación económica que difícilmente podrán resolver a corto plazo.
Las cuarentenas decretadas después de Año Nuevo cayeron como un balde de agua fría entre las familias, que veían en 2021 la esperanza de que las cosas volvieran a la normalidad. No obstante, la realidad de la pandemia fue mayor y obligó a que se retomaran cierres, confinamientos y medidas restrictivas.
Para muchos, estas decisiones fueron nefastas tanto para su salud física como para su bolsillo. Pequeños negocios habían invertido millones para retomar actividades con protocolos, pero se quedaron con los crespos hechos. Lo mismo les pasó a miles de ciudadanos que tuvieron que devolverse a sus hogares, lo que afectó su retorno al mercado laboral.
De por sí enero es un mes complejo para el empleo. Aunque con el pico de la pandemia y las nuevas restricciones, la cosa se agravó. No es gratuito que por primera vez desde que se mide el Pulso Social, los hogares en las principales ciudades reportaran cifras negativas récords.
Aumentó el pesimismo de las familias frente a su situación económica y la del país. También son negativas respecto a lo que sucederá de aquí a 2022.
Uno de cada cinco hogares considera que las cosas estarán peor o mucho peor. Esta misma proporción de familias asegura no tener ingresos, lo cual tiene efectos devastadores en la economía. “Estamos en una agenda de recuperación, pero los hogares siguen teniendo dudas sobre lo que viene para este año”, dijo Juan Daniel Oviedo, director del Dane.
Hacerle frente al pesimismo tiene que ser una prioridad para Colombia. Las estrategias deberán encaminarse a mejorar la confianza, aunque tendrán que ir más allá. No es posible que a estas alturas del partido, 1,7 millones de familias consuman menos de tres comidas al día, cuando antes de la pandemia tenían cubierta su seguridad alimentaria.
La situación es crítica en ciudades como Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Sincelejo y Montería. Y pone de presente otra de las informaciones presentadas por la entidad estadística. Desde octubre, el número de personas que confirmó haber recibido ayudas se redujo en cuatro puntos porcentuales.
Detrás de estas cuentas hay miles de hogares que tenían sus esperanzas puestas en los subsidios del Gobierno y los beneficios del sector privado. Pero a medida que se levantaron las cuarentenas quedaron desamparados. Sin embargo, desde el Ejecutivo han reiterado que los subsidios por la pandemia se mantendrán activos hasta que se haya superado la crisis económica y sanitaria.
Aunque el pesimismo parece haberse tomado los hogares en el país, el Pulso Social de enero trajo consigo noticias positivas en el frente de salud. Sobre todo en cuanto a la vacunación contra la covid-19, proceso que cada vez seduce a más personas.
La tarea de pedagogía del sector salud fue fundamental, pero debe incrementarse, pues aún hay muchos que consideran peligrosos los posibles efectos de la inmunización.
Avanzar en este proceso permitirá aumentar la confianza de los colombianos y, por ende, darle un bálsamo a la reactivación. No hay que olvidar que si hay un mayor consumo, el crecimiento será mejor y habrá más empleo. La solución al pesimismo registrado en enero deberá ir de la mano de políticas que promuevan el empleo y que no restrinjan la vida de los colombianos.