Las cifras que entregó el Dane en materia de pobreza monetaria y extrema, si bien muestran una senda de recuperación en la tarea de que más personas salgan de esa situación, tras el impacto que generó la pandemia, dejaron un sabor agridulce.
De acuerdo con la entidad, la pobreza monetaria llegó en 2021 a 39,3 por ciento de la población; es decir, cerca de 19,6 millones de colombianos subsisten cada uno con un poco más de 350.000 pesos mensuales. Para 2020, en medio de la pandemia, la cifra superó el 42,7 por ciento y unos 21 millones de colombianos estuvieron en esa situación. Esto significa que 1,4 millones de personas lograron, en 2021, superar esa condición.
Por el lado de la pobreza extrema –los colombianos que sobreviven con 161.000 pesos al mes–, la cifra el año pasado fue de 12,2 por ciento, una caída de 2,9 puntos porcentuales frente a 2020. Esto representa que de 7,4 millones de personas que estaban en esta situación en la pandemia, 1,3 millones pudieron salir de ella.
Los resultados están en línea con lo planteado por centros de pensamiento como Fedesarrollo y Anif. El primero estimó la pobreza monetaria en cerca de 40 por ciento, mientras que el segundo la calculó en un rango entre 39 y 41,4 por ciento.
La situación de la que veníamos era muy complicada. En 2020, el salto de la pobreza fue gigantesco: de 35,7 por ciento que registró 2019, se pasó a 42,7 por ciento y para 2021 fue de 39,3 por ciento.
A pesar de la reducción, la situación sigue siendo muy difícil: en pandemia, entraron en condición de pobreza 3,6 millones de personas y salieron apenas 1,4 millones. Quedan pendientes 2,1 millones de personas que aún siguen en la pobreza.
“Nos quedan 2,1 millones de personas para regresar a la situación de prepandemia y luego ponernos en la tarea de continuar reduciendo la pobreza, como se hizo a lo largo de los primeros años de este siglo. Entre 2002 y 2017 avanzamos enormemente en reducir la pobreza, gracias al crecimiento de la economía, pero retrocedimos diez años, es decir, estamos en los niveles de pobreza que observamos en el periodo 2011-2012”, explica Jairo Núñez, investigador y experto en esta materia.
Sin empleo no hay paraíso
Pero, además, el sinsabor surge porque los datos contrastan con los resultados de la economía el año pasado, que fueron vigorosos y mostraron una dinámica sorprendente, al crecer 10,6 por ciento.
“Las cifras de pobreza siguen siendo muy altas, a pesar de la recuperación, pues estamos hablando de prácticamente 20 millones de colombianos que están en esa condición y cerca también de 6 millones de colombianos que están en pobreza extrema, que son aquellos que ni siquiera tienen los ingresos suficientes para comprar los alimentos necesarios para una adecuada nutrición. Así que, obviamente, a pesar de la mejora, las cifras siguen siendo muy preocupantes”, explica Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo.
Sin embargo, Mejía reconoce que no hay sorpresas en las cifras de pobreza porque están muy relacionadas con el mercado laboral. Explica que, si bien hubo una mejoría el año pasado en materia de empleo, con un desempleo que en promedio fue del 13,7 por ciento frente a un poco más de 16 por ciento en 2020, está por encima del de 2019, cuando registró 10,5 por ciento.
Para Núñez, la situación “es muy triste”, porque a pesar de que la economía creció cerca de 11 por ciento, la reducción en pobreza en 2021 fue de un poco más de 3 puntos porcentuales.
Tradicionalmente, cuando crece la economía, la pobreza se reduce y con un crecimiento tan significativo como el del año pasado se hubieran esperado unas cifras más positivas. Incluso, las expectativas del mismo Gobierno eran superiores y quedaron en evidencia en la exposición de motivos cuando presentó el proyecto de ley para la reforma tributaria, que se conoció como de Inversión Social.
Allí se proyectaba la pobreza monetaria en 36,6 por ciento y la extrema en 11,4 por ciento para 2021, como trinó el consultor Germán Machado.
¿Qué pasa? Las cifras de pobreza dejan en evidencia una situación que se ha venido registrando: mientras el crecimiento de la economía va por ascensor, la generación de empleo apenas está subiendo por las escaleras. Es lo que Mejía, de Fedesarrollo, llama “el desacoplamiento” que hubo entre el crecimiento y el comportamiento del mercado laboral.
Si este no reacciona con la misma dinámica que la actividad productiva, no se reflejará en las cifras de pobreza. La razón es que la pobreza se calcula con base en los ingresos que perciben los hogares en Colombia, y eso depende de lo que pase, en un gran porcentaje, en el mercado laboral.
“Hay que mirar la tasa de ocupación: perdimos muchos puntos, pero hemos recuperado menos de la mitad de la tasa de ocupación que observábamos en 2019. Esto lo que nos dice es que, sin generación de empleo, no importa el nivel de reactivación, la pobreza no la vamos a poder cambiar tan fácilmente”, agrega Núñez.
Además, las cifras se enfrentaron a dos tensiones. Por un lado, las ayudas institucionales que contribuyeron a que la pobreza disminuyera; pero, por otro, las cicatrices que está dejando la inflación, en especial de alimentos. En el primer caso, para 2021, sin las ayudas institucionales, la incidencia de la pobreza monetaria hubiera llegado a 42,9 por ciento: 3,6 puntos porcentuales más de lo registrado; y la pobreza monetaria extrema hubiera sido de 16,2 por ciento: 4 puntos porcentuales más del registro oficial.
El Gobierno, tras conocerse las cifras de pobreza, aumentó el monto de la transferencia en el pago de Ingreso Solidario de 380.000 pesos a 400.000 por hogar.
Pero, por otro lado, la población hoy enfrenta uno de los incrementos de precios más altos de la historia reciente, que cerró el año pasado por encima de 5 por ciento, pero que ya supera el 8,5 por ciento anual, impulsada, especialmente, por los alimentos.
Tan es así que, como advierte el director del Dane, Juan Daniel Oviedo, sin el efecto de la inflación, que especialmente se dio en el segundo semestre, la cifra de personas en pobreza habría sido de 35,9 por ciento.
Lo que viene
La gran pregunta es cómo se comportarán las cifras de pobreza este año. Y el panorama no es muy esperanzador. Para Núñez, el efecto de la inflación sobre la pobreza va a ser peor este año. “Primero, no vamos a tener el crecimiento del año pasado, que contrarrestó la inflación; y segundo, esta inflación es mucho más alta que la del año pasado. No soy muy optimista en que podamos mover la tasa de pobreza”, señaló.
A su vez, Mejía advirtió que este año se van a encontrar dos fuerzas: una inflación alta que pasó de unos niveles de un poco más del 5 por ciento y se está acercando al 9 por ciento en los primeros meses del año, con una inflación de alimentos por encima del 25 por ciento; y un mercado laboral cuya tasa de desempleo promedio podría estar este año alrededor del 11 por ciento, es decir, una reducción de entre 1 y 1,5 puntos porcentuales frente a 2021.
“En el corto plazo se verá un deterioro de la pobreza, falta mirar qué pasa el resto del año, para ver si el efecto de recuperación del mercado laboral logra evitar un aumento en la pobreza. Soy pesimista. Creo que cuando hagamos las cuentas, nos va a dar que el aumento de la inflación, especialmente de alimentos, es tan alto que el deterioro de la capacidad adquisitiva en los hogares en pobreza extrema va a ser muy grande. Incluso, con la recuperación del mercado laboral, no nos debería sorprender que en 2022 se dé un aumento de la pobreza, pero especialmente de la extrema”, señaló.
Aunque la dinámica de crecimiento se mantiene y Colombia podría crecer por encima del 4,5 por ciento este año, superior al promedio de América Latina, la incertidumbre por el conflicto internacional, los líos con los contenedores y la logística, la inflación y sus efectos –como el aumento de tasas de interés y hasta del dólar– y las elecciones podrían afectar el ritmo del PIB. Por supuesto, esto también afecta la generación de empleos, que al final son los que suman para que los ingresos lleguen a los bolsillos de las familias más pobres y puedan salir de esta situación.