A la polémica que se suscitó alrededor de la decisión de construir un TransMilenio por la Avenida 68 en vez de otro tipo de transporte con menos uso de combustibles tradicionales, se suma ahora la controversia por el retraso en las obras. Este jueves, el presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, Juan Martín Caicedo Ferrer, salió al quite a las críticas que la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, hizo recientemente a los contratistas, luego de que el Concejo del Distrito pusiera en evidencia que las obras tienen un rezago de un año, según denuncia del cabildante Manuel Sarmiento.
Los reclamos de López se dieron luego de un recorrido por la vía, en la que verificó que había pocos trabajadores en acción, mientras las obras solo llevan un avance de 7,8 %. Por ello, la mandataria se fue lanza en ristre contra Mario Huertas, el famoso constructor de obras civiles, quien tiene a su cargo 4 tramos de la troncal de TransMilenio, de los 9 en total que tiene el proyecto.
Según Caicedo Ferrer, quien salió en defensa de los constructores, el asunto requiere una coordinación entre entidades de servicios públicos que, al parecer, no ha existido hasta ahora. “Con el fin de avanzar a buen ritmo en tales obras, se hace imperativa la muy precisa y estricta coordinación entre las distintas entidades de servicios públicos del distrito”, anotó el dirigente gremial.
Para la agilidad de las obras, al decir del directivo de la CCI, es necesario que “de manera rápida y eficiente, se haga el traslado de las redes de servicios públicos”. De lo contrario, difícilmente las tareas del constructor podrán ejecutarse prontamente.
Un rezago de vieja data
A juicio de Caicedo, existen otros problemas que conducen al retraso que López le endilgó a los contratistas: “planes de manejo de tráfico que expide el distrito también impiden muchas veces a los constructores, realizar las obras al ritmo deseable para los ciudadanos y los propios contratistas”.
Desde la perspectiva del presidente de la CCI, no se puede perder de vista que “el atraso vial de la capital se explica, mayormente, por la muy escasa inversión en vías realizada en la ciudad entre los años 2004 y 2016″.
No en vano, y como consecuencia de esa situación, la capital del país tiene una carencia de nuevas arterias, y también, un anquilosamiento del sistema Transmilenio.
Lo malo entre lo bueno
La parte buena, de acuerdo con lo expresado con Caicedo, es que ahora “despegarán vías que solucionan el retraso histórico de la capital en accesos vitales como los de la Alo Sur, la Autonorte y la Calle 13″.
Sin embargo, ese mismo camino tomado para desatrasar la infraestructura, con el cual, serían al menos 500 frentes de obras que tiene en ejecución la administración de Claudia López, paradógicamente, ahora es el que pasa factura a los ciudadanos, puesto que “en medio de un maremágnum de obras simultáneas en puntos neurálgicos de la ciudad”, la movilidad es un caos.