Las pruebas Pisa y las Saber 11 son contundentes al revelar grandes deficiencias en la formación de los colegiales colombianos, especialmente en matemáticas, ciencias e inglés. Y aunque esas deficiencias venían aumentando en los últimos años, fue la pandemia con sus cuarentenas la que profundizó más la pérdida de conocimientos, la brecha entre colegios públicos y privados y el incremento de enfermedades mentales como depresión y ansiedad entre los jóvenes.
Esta es la lectura que hace Luz Karime Abadía Alvarado, codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) y directora de los Posgrados en Economía de la Universidad Javeriana. Ella se basa en los informes que ha elaborado este Laboratorio en su seguimiento a la calidad de la educación en Colombia.
“Si uno mira las pruebas Saber 11 desde 2014, lo que se observa es que el puntaje promedio en 2020-2022 (pandemia) y especialmente en 2020, en plena cuarentena, presentó una disminución en calendario A y se empezó a ver una ampliación de la brecha entre colegios públicos y privados. Eso quiere decir que esas cuarentenas tuvieron una afectación importante en el desempeño académico de los estudiantes y, sobre todo, de aquellos de colegios oficiales con fuertes restricciones económicas y que no tenían acceso a computador”, explica Abadía Alvarado.
Cabe recordar que durante los confinamientos derivados de la crisis sanitaria, las herramientas tecnológicas fueron las que permitieron que se pudieran seguir entregando guías y tareas; sin embargo, muchas veces venían sin explicaciones ni acompañamiento.
Crece la desigualdad
En el documento Efecto de la pandemia sobre el sistema educativo: el caso de Colombia, publicado en la serie Borradores de economía 2021, del Banco de la República, un grupo de cuatro expertos evidencia el incremento de las brechas en calidad de la educación básica y media desde el inicio de la pandemia.
“Los indicadores revelan que la pandemia generó el traslado de estudiantes de colegios privados hacia colegios oficiales, causó un aumento de las tasas de deserción y repitencia escolar, y profundizó las brechas en los resultados de calidad, medidos a través de las pruebas Saber 11”, señalan Ligia Alba Melo-Becerra, Jorge Enrique Ramos-Forero, Jorge Leonardo Rodríguez Arenas y Héctor M. Zárate-Solano, autores del documento.
Observaron también que en educación superior se vio una reducción de los estudiantes matriculados y un aumento del endeudamiento de las universidades privadas. Igualmente, se mantienen las brechas en los resultados de las pruebas Saber Pro entre estudiantes con diferentes características socioeconómicas.
La recomendación de los expertos del Banco de la República es que, teniendo en cuenta el impacto de la pandemia sobre la educación en el país, es importante que el Gobierno nacional y los gobiernos territoriales diseñen estrategias para mantener a los estudiantes en el sistema educativo y para nivelar su formación académica y el desarrollo de sus habilidades cognitivas y no cognitivas en los diferentes grados, considerando la pérdida de aprendizaje durante los periodos de cuarentena.
Los investigadores realizaron un ejercicio empírico, que evalúa la efectividad del plan de alternancia sobre las pruebas Saber 11 y allí concluyeron que los estudiantes que participaron en el plan obtuvieron en promedio mejores resultados en el puntaje global y por áreas de conocimiento de las pruebas Saber 11, con respecto a los estudiantes que permanecieron en el esquema no presencial.
¿Qué hacer ahora?
Luz Karime Abadía Alvarado advierte que si los jóvenes desde el colegio no tienen la preparación que requieren, se atrasan en el aprendizaje en las diferentes áreas y, por ende, tendrán más dificultad para ingresar a las universidades. En el caso de que sean admitidos a la educación superior, probablemente enfrentarán inconvenientes para aprobar las asignaturas.
Ante esta realidad, algunas universidades han optado por darles a estos estudiantes clases de refuerzo y herramientas virtuales con cursos rápidos y consejería académica para que se pongan al día. Además del atraso en aprendizaje, en educación superior también se ha incrementado la atención en salud mental, ya que el aislamiento generado en las cuarentenas desató un aumento de las enfermedades mentales y dificultades en la socialización.
A la codirectora del LEE le preocupa que en el articulado y las metas del Plan Nacional de Desarrollo (PND) no hay una apuesta clara por nivelar los aprendizajes perdidos durante la pandemia y, en general, por mejorar la educación básica y media. Si no está en esta hoja de ruta, serán cuatro años más perdidos.
Especialmente cuando en Colombia solo uno de cada dos jóvenes entre 17 y 19 años logra ingresar a educación superior, y casi la mitad de los que ingresan desertan. “La educación es fundamental para reducir la pobreza, crear movilidad social y ser un generador de oportunidades que haga que los individuos en el futuro no tengan que depender de subsidios del Gobierno, sino que, por el contrario, puedan generar aportes”, enfatizó Abadía Alvarado.
Esta experta recuerda que entre los países de América Latina, Colombia no es el último, pero sí está dentro de los lugares más bajos en el puntaje promedio de matemáticas y de ciencia. “Por ejemplo, en los puntajes que obtienen los estudiantes nacionales que participan en las pruebas Pisa, muestra representativa de jóvenes de 15 años (quienes cursan noveno o décimo grado), se observa el rezago que tenemos frente al promedio de los países de la Ocde, el cual es el equivalente a que nuestros estudiantes están dos años atrás del grado que actualmente cursan. Es una falla grave del sistema educativo colombiano”.
Este oscuro panorama solo tiene en cuenta las habilidades básicas, sin referirse a otras como las requeridas para el siglo XXI.
“Ya tienen 15 años, primaria completa y casi todo el bachillerato y no cuentan con unas habilidades para resolver problemas matemáticos”, se lamenta la experta de la Universidad Javeriana.