La política colombiana ha vivido una semana de controversia álgida, y la economía tampoco se ha quedado atrás, luego de un inicio de año de incertidumbre e inestabilidad constante, la situación monetaria de la nación empieza a mostrar algunos síntomas de mejora y relajación.
El centro del debate económico lo ha equiparado el valor del dólar, que luego de dispararse a principio de año, y ser protagonista de un constante ‘sube y baja’ a través de los meses siguientes, presentó tendencias bajistas durante los últimos días.
Este descenso se dio de manera tan marcada, que, incluso, la moneda americana llegó a su valor más bajo en referencia al peso colombiano, desde la llegada al gobierno presidencial de Gustavo Petro, en agosto del año pasado, cuando este se ubicaba sobre los 4.337 pesos.
Esto a su vez ha desencadenado una serie de hechos y dinámicas, que incitan al optimismo respecto a la economía nacional, al menos en un periodo de tiempo corto, como lo ha sido la recuperación de confianza por parte de los inversionistas frente al mercado colombiano.
Sin embargo, este escenario coincide con un contexto político convulso y polémico, tras los desafortunados hechos que acabaron confrontando y expulsando del Gobierno Nacional, a la ex-jefe de gabinete, Laura Sarabia, y al ex-embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti.
Se podría pensar que esta problemática generaría nuevas dificultades monetarias, y que incluso contrarrestaría la confianza de los inversionistas generada alrededor del mercado nacional, sin embargo, al contrario, esta se vio más fortalecida ¿por qué?
En principio, las dudas generadas en materia de inversión respecto al país, florecieron durante finales del año pasado, a causa de la llegada del primer gobierno de izquierda a la Casa de Nariño, y a los innumerables cambios que estos podrían aplicar en distintos sectores de la nación.
Aún así, en estos primeros meses de Gobierno Petro, según los expertos, los inversionistas han podido evidenciar, una “ingobernabilidad” e incapacidad para imponer los cambios que se planteaban en un inicio, entre los que resaltan las reformas a sectores como la salud, las pensiones y el entorno laboral, las cuales actualmente se encuentran congeladas en su trámite.
Esta situación, también generaría una percepción de fortaleza institucional en el ámbito colombiano, lo que ha ampliado la confianza de inversión a tal grado que, unida al inicio de la etapa de “desinflación” que empieza a atravesar el país, da paso a un robustecimiento de la economía nacional.
A su vez, los expertos resaltan una gestión positiva por parte de Ricardo Bonilla, el ministro de Hacienda y Crédito Público, desde su llegada a la cartera, manejando con cautela y paciencia algunas temáticas que generaban descontento en el gremio de inversores a nivel internacional.
No obstante, aún estará por verse si este contexto logra mantenerse, no solo en materia inflacionaria y de tasas de cambio, sino también, en lo que respecta a las reformas que el presidente de la República sigue buscando impulsar, y el escenario político, que se presenta fuertemente cambiante, y seguramente continúe generando polémicas y novedades.
Será necesario evidenciar en el próximo tiempo, si el máximo mandatario de la nación, es consciente de las condiciones que han dado paso a este alivio del mercado nacional, y si en dado caso, continúa promoviendo las reformas planteadas en la Cámara de Representantes y el Congreso, aunque eso pueda acabar ahuyentando a los inversores que se han empezado a girar nuevamente hacia la economía nacional con una mirada optimista.