Los aumentos en el precio de la gasolina que se vienen aplicando en Colombia desde octubre para tratar de cerrar el hueco que hay en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc) se le están convirtiendo al Gobierno de Gustavo Petro en una papa caliente.

El precio de la gasolina —que pasó de 9.180 pesos en octubre del año pasado, cuando empezaron los incrementos graduales, a 13.564 pesos en agosto— fue esta semana el motivo del reinicio de los controles políticos a funcionarios del gabinete en el Congreso. En las calles, los taxistas protestaron, pues decían que el mayor gasto en un insumo clave para su actividad más la inflación los están asfixiando.

Paro de taxis: los manifestantes quemaron llantas para impedir el paso. | Foto: Archivo particular tomado de Twitter

El mayor valor de la gasolina también recae sobre los propietarios de vehículos que no son solo los más pudientes, pues “el 60,2 por ciento de los vehículos en Colombia son motos, y el 80 por ciento de estas son propiedad de personas del estrato 1 al 4. En carros esta proporción en cuanto a la propiedad es del 63,5 por ciento”, argumenta Fedetranscarga.

Con esos números, en el Legislativo, el tema entró en la agenda de varias comisiones. La representante a la Cámara Jennifer Pedraza, cuya curul fue uno de los logros de la Coalición Centro Esperanza, prendió las alarmas por la continuidad en las alzas y dijo que el Gobierno planea llevar el galón a 16.000 pesos o más, tal como lo había mencionado el presidente Petro a través de un trino del pasado que salió a relucir en el debate.

El mandatario se refirió en ese entonces a la necesidad de equiparar el precio del combustible en Colombia con el internacional, pues mantener la estabilidad interna en el costo para el consumidor provocó un déficit en 2021 de 11,4 billones de pesos y en 2022, de 36,7 billones, y eso había que enfrentarlo.

Representante a la Cámara Jennifer Pedraza | Foto: Guillermo Torres Reina

Han sido muchas las voces que respaldan la decisión de los incrementos en el precio del combustible pese a que es “una verdad incómoda”, como la catalogó el exministro de Minas Amylkar Acosta. De no corregirse, se estaría poniendo en un serio riesgo la sostenibilidad fiscal del país, por lo que el Gobierno ha dicho que se trata de una decisión responsable, pero con un alto costo político.

Al poner la situación en los zapatos de los usuarios, los incrementos no son bienvenidos. De hecho, en el Congreso los calificaron como “excesivos”, pues ya la gasolina está 4.366 pesos por encima de lo que valía el galón antes del inicio del ciclo alcista, lo que equivale a un alza de casi un 50 por ciento. Para ese momento, se decía que en Colombia cada galón de gasolina estaba siendo subsidiado en 5.000 pesos si se tenía en cuenta el precio internacional. Con dichos subsidios, se favorecía más a las personas con mayor poder adquisitivo al tanquear carros de alta gama mientras se necesitaban los recursos públicos para programas sociales.

Pero desde la perspectiva de Pedraza, no hay tal, pues ya los colombianos han sentido el golpe en su bolsillo. Además, “no suena lógico que un país como Colombia, que produce el 75 por ciento de los combustibles que consume, tenga que igualar precios con los de países que dependen del producto importado”.

En ese sentido, sostiene que “no se explica por qué tenemos que condenar a nuestra gente a pagar a precio internacional un insumo tan importante”. Todo —a su juicio—, por sacarle el cuerpo al problema real, la fórmula para establecer el precio y que lo amarra a la cotización internacional. Peor aún. Pedraza manifiesta que en el Gobierno no hay un plan para desligar esa conexión, castigando con más fuerza a la gente del común que “está pagando por la gasolina como si ganara en dólares”.

La moto es un transporte bastante popular en Colombia. | Foto: 2022 Anadolu Agency

La parlamentaria tampoco se explica por qué, si el peso colombiano se está revaluando y el ingreso al productor dentro del componente de la fórmula para establecer el precio interno representa el 57 por ciento, se tendría que llegar a los 16.000 pesos por galón.

“Lo que ha planteado el Gobierno es que puede, incluso, estar por encima del precio internacional, que está cercano a 18.000 pesos”.

Otros de los reclamos que surgió en el debate fue el aplazamiento para diciembre o enero en el incremento del precio al ACPM, también protagonista en el déficit del Fepc.

De hecho, se expusieron críticas según las cuales el Gobierno no lo habría aplicado porque no sería “políticamente correcto” en temporada de elecciones al ser una medida poco popular. No obstante, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, sostuvo que la razón de la espera es la de tratar de tener en cuenta variables como la inflación, pues el diésel, el combustible por excelencia para vehículos del transporte de mercancías, impactaría más los precios, sobre todo, de los alimentos.

Pedraza sostiene que no se ve la intención de revisar la fórmula del precio de la gasolina, justificándose con la transición energética, la cual aún está lejos de ser realidad, pues los ingresos de la población en el país no dan para comprar carros híbridos o eléctricos, que cuestan entre 150 y 400 millones de pesos. “Si la gente no tiene sustitutos de la gasolina, va a seguir consumiendo este combustible caro, lo que los llevará a aumentar la proporción del salario destinada a ese gasto, mermando el uso en otros consumos que les generen más bienestar”, expresa la parlamentaria.

Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda | Foto: GUILLERMO TORRES

Preguntas al ministro de Hacienda

SEMANA: ¿ha cambiado el panorama alrededor del incremento en el precio de la gasolina desde que empezó la medida? ¿Podría ser más corto el apretón?

Ricardo Bonilla: ha cambiado en la medida en que el precio internacional ha ido bajando al ritmo de la disminución del precio del petróleo, que llegó a 75 dólares. Debemos tener ese precio de referencia, porque en algún momento se dijo: “Se va a cerrar más rápido la brecha”. Pero como el precio del petróleo está cambiando, hay que seguir monitoreando.

SEMANA: ¿hay nuevas fechas para terminar con la aplicación de las alzas en la gasolina e iniciar las del ACPM?

R.B.: la brecha con la gasolina se cierra este año. Cuando se llegue allá, miraremos lo que se hará con el diésel.

SEMANA: ¿es inminente, entonces, la subida en el ACPM o habría posibilidad de que lo recaudado con el aumento en la gasolina alcance para cubrir el déficit del fondo?

R.B.: los dos, gasolina y ACPM, forman parte del déficit del Fepc. Un poco más la gasolina, porque el consumo de ese combustible en Colombia es hoy de 6,4 millones de galones diarios y el 40 por ciento de la gasolina es importada. El consumo de ACPM es de 5,7 millones de galones diarios y se importa el 20 por ciento. Por esa razón, la preocupación inicial fue con la gasolina.

SEMANA: si antes de aplicar la medida de incrementos en los precios se decía que se subsidiaban 5.000 pesos por galón de gasolina, y ya se han hecho aumentos de 4.366 pesos, ¿por qué se necesita más tiempo para cerrar el déficit?

R.B.: el precio está llegando a los 14.000 pesos y el valor de referencia que estamos tomando para calcular el cierre del hueco es alrededor de 16.000. Si miramos el entorno internacional, en Estados Unidos el galón está alrededor de los 18.000 pesos. El ACPM tiene un precio de 9.500 pesos y el internacional está llegando a 16.000, entonces, la diferencia (lo subsidiado) no son 5.000, sino casi 7.000 pesos.

SEMANA: ¿pesó el tema electoral en la postergación del alza del ACPM?

R.B.: no tiene nada que ver. Sencillamente obedece a que cerrar la brecha de la gasolina es una tarea que termina en noviembre o en diciembre. Para no tocar los dos al tiempo, el aumento del ACPM va para el año entrante.

SEMANA: pero en algún momento le oímos decir que el Gobierno no iba a tocar el diésel en plena época electoral.

R.B: lo que dije en ese momento era que esto coincidía con un tema electoral. Si hubiéramos pensado en coyunturas electorales no habríamos subido la gasolina.

Esta es la lista de los precios del ACPM. | Foto: Revista Semana