Las expectativas en el crecimiento de la economía colombiana para este año no se detienen. Si bien la comparación con el año inmediatamente anterior impulsa el crecimiento porque se da al compararlo con el peor año en la economía en la historia reciente del país y genera un efecto de rebote estadístico, también es cierto que el país viene con una nueva dinámica y el aparato productivo y el consumo interno han respondido.

Muchos analistas e instituciones financieras pronostican un crecimiento de la economía colombiana por encima del 8 % y algunos lo llevan más allá del 9 %.

Uno de los mayores dinamizadores del crecimiento de la economía ha sido el consumo privado y el gasto de los hogares. Según la consultora Raddar, en el mes de septiembre los hogares gastaron más de 65 billones de pesos y entre enero y septiembre la cifra fue de 594 millones de pesos. Hay un crecimiento del gasto cercano al 10 % al comparar septiembre con el mismo mes de 2020.

Sin embargo, hay indicadores a los que es necesario seguirles la pista: el tema laboral, la discusión del salario mínimo por lo que representará para el año entrante, las dificultades en el comercio internacional, pero en especial la inflación que para este año puede bordear el 5 %.

¿Cuál es el panorama de estas variables? ¿Qué está pasando con el gasto de los hogares y el consumo? En entrevista con SEMANA, Camilo Herrera, fundador de Raddar, hace una radiografía y analiza los diferentes escenarios.

SEMANA: ¿Cuáles han sido los resultados más recientes en el gasto de los hogares en Colombia y el comportamiento?

Camilo Herrera (C. H.): El gasto de los hogares en Colombia viene por muy buen camino. Pero eso hay que dividirlo en tres temas distintos. Uno es la magnitud. El mes pasado los hogares gastamos 65 billones de pesos en bienes y servicios nuevos y usados.

Una de las cosas que es importante entender de la dinámica de gasto en Colombia es que nosotros compramos carros usados, casas usadas, celulares usados, computadores usados. Y eso hace que el tamaño del gasto de los hogares sea mucho más grande que el que se ve en el producto interno bruto, porque en el PIB solo miden en bienes y servicios nuevos de alguna manera.

SEMANA: Frente al año pasado, ¿cuál es el resultado? ¿Y cómo va este año?

C. H.: Tenemos un crecimiento del gasto cercano al 10 % frente al año pasado al comparar septiembre con el mismo mes de 2020. Este año llegamos a la cifra de 594 billones de pesos de enero a septiembre, una cifra gigantesca. Pero en términos reales, quitando el efecto inflación, el crecimiento ya no es del 10 %, sino del 5,2 % en función de que tenemos una inflación que está creciendo y que ya llega al 4,51 %. Todos los hogares están comprando 5 % más en términos de volumen frente a septiembre del año pasado y ya estamos por encima de 2019, lo cual es una muy buena señal de la economía.

SEMANA: ¿Cuál es el segundo tema?

C. H.: El segundo tema es de dónde está saliendo la plata. Hay un crecimiento en el empleo que lo ha registrado el DANE para el mes de agosto, por debajo solo en 442.000 empleos frente a lo que teníamos en el año 2019 después de una caída gigantesca de más de 5.000.000 de empleos.

El crecimiento en remesas ha sido fundamental: la llegada de 750 millones de dólares mensuales por remesas a Colombia. Esto significa cerca del 3,2 % del gasto de los hogares, que representa cerca de 2,5 billones de pesos mensuales por remesas. Y el tercer motor es la colocación de crédito. Esa colocación de crédito, tanto en créditos de consumo, como hipotecario, y en tarjetas de crédito, viene con un crecimiento realmente importante que se puede estimar en cerca del 67 % frente al año pasado.

Claro, el año pasado cayeron y aún estamos viendo esas cifras de rebote grandes, pero ya estamos en colocación crediticia por encima de 2019. Tenemos ingresos de los hogares creciendo apalancados por más empleo, remesas y más créditos.

SEMANA: ¿Y el tercer tema?

C. H.: Y el tercer tema es la inflación. La inflación viene creciendo fuertemente y este crecimiento de la inflación nos afecta de diferentes formas. La verdad es que la inflación ya le quitó un punto completo de capacidad de compra a los hogares frente al aumento de los salarios que tuvimos este año.

Los salarios aumentaron 3,5 %, la inflación está en 4,51 % y ya perdimos 1,1 % de ese aumento del salario que no ha causado aún una caída del mercado porque se están creando empleos, están entrando remesas y porque se están colocando créditos.

SEMANA: ¿Qué está pasando con la inflación?

C. H.: El aumento de la inflación en Colombia viene más dibujado por el aumento de precios agrícolas o de alimentos, que no es solo local, sino global, que hace que las personas de ingresos bajos estén resintiendo mucho más este golpe en la capacidad de compra. Lo que nos dice es que ese crecimiento del 10 % no es homogéneo.

Ingresos medios e ingresos altos vienen creciendo con muy buena dinámica, pero los hogares de ingresos bajos en Colombia, que aún siguen golpeados por la pérdida de empleo por los confinamientos del año pasado, están teniendo no solo un problema de empleo, sino un aumento de precios de los alimentos que complica de manera importante la dinámica de gasto de los hogares.

SEMANA: ¿La inflación es un tema sensible?

C. H.: Yo prefiero que haya desempleo a que haya inflación. Sé que eso suena totalmente loco y me van a incendiar en las redes sociales, pero supongamos que el desempleo se mantenga en donde está, en el 13 %, y afecta al 13 % de la población, lo cual matemáticamente no es cierto porque es sobre la población económicamente activa. Pero supongamos que afecta al 13 % de la población.

El desempleo afecta un pedazo de la gente, mientras que la inflación afecta a todo el mundo, afecta a personas de ingresos altos, medios y bajos, a personas con empleo o sin empleo, es una moñona muy peligrosa en la economía.

Por eso en nuestra Constitución pusimos al Banco de la República encargado de mantener la capacidad de compra de los hogares, porque evidentemente es un dolor de cabeza. Para mí, la preocupación de la inflación es el gran dolor de cabeza que tiene la economía colombiana, a lo que se suman la balanza comercial y el déficit fiscal.

SEMANA: En el caso de la inflación, las expectativas en el corto plazo están elevadas y algunos analistas internacionales hablan de que no son necesariamente coyunturales y que podríamos estar entrando a una etapa más estructural de precios altos…

C. H.: El tema de la inflación hay que romperlo demasiado y mirarlo con calma. La gente se pregunta por qué aumentan los precios si ya pasó el paro. El paro afectó la distribución de muchos agrícolas en Colombia, pero el paro afectó la vida de muchos animales en Colombia, como en el Valle del Cauca, donde murieron 1.200.000 de aves de corral, pollos y gallinas. Y eso significa que el precio del pollo sube porque hay menos pollos, lo mismo que el del huevo.

Volver a tener esas gallinas y esos pollos no es tan fácil, algunas empresas terminaron quebradas y cerradas, y hay una pérdida de capital que hace que de alguna u otra manera la capacidad de producir ciertas cosas se haya visto lastimada por el paro.

En el año 2020, durante los confinamientos tuvimos un efecto contrario. Y es que no se podía producir porque la gente no podía llegar a las granjas o no se podía distribuir. Y el precio de los agrícolas cayó de una manera muy fuerte. El mejor ejemplo fue cuando los cultivadores salieron a vender la papa a las carreteras. Al hacer eso bajó el precio de la papa un 50 %.

Y la inflación el año pasado en Colombia llegó a unos niveles muy bajos: 1,6 % es tal vez de los más bajos de la historia del país, pero cuando vuelve a nivelar los precios de la papa vuelve a sus precios originales. La papa es una de las cosas que mejor explica la economía colombiana a nivel de gasto de los hogares.

SEMANA: Y un entorno internacional complejo…

C. H.: Vamos a tener una presión de alimentos a la que se suma un problema adicional que es la trilogía. Tenemos un mayor costo de contenedores en el mundo: traer uno de Asia hasta Colombia costaba 1.500 dólares, hoy ya puede estar por el orden de los 20.000.

Puerto de Cartagena, Colombia. | Foto: derechos de autor no

El precio de los productos básicos está creciendo, y está el maíz metido en esa lista. Es decir, no solo tenemos gallinas muertas, sino que el maíz para que las gallinas pueden comer va a llegar más caro. Y además, tengo una devaluación. Esto presiona el precio de los alimentos al alza.

Seguramente eso tiene que estabilizarse durante 2022 y 2023, y volveremos a unos niveles de precios relativamente entendibles, tanto en contenedores como en productos básicos, y quizá la devaluación alcance a moderarse de alguna forma.

SEMANA: Habrá una discusión muy fuerte en el salario mínimo que estará enmarcada por crecimiento económico, inflación y productividad. Y esas tres variables están creciendo y la informalidad puede quedar muy lejos y afectarse el consumo…

C. H.: Hay varios temas complejos. La informalidad, si bien está creciendo, los nuevos puestos de ocupados en un escenario de informalidad y no de formalidad laboral, lo que estamos es retornando a los niveles que teníamos en 2019. No es que se esté creando mucha más informalidad en Colombia que la que teníamos en 2019. Es un lastre que tenemos desde hace muchísimo tiempo.

Segundo, tenemos una inflación alta que puede que acabe cerca del 5 % este año y esperemos que no más. Lo que dice el fallo de la Corte Constitucional de hace varios años es que el aumento de los salarios debe ser como mínimo el aumento de la inflación más la productividad laboral. Y una de las cosas que es evidente es que nuestra economía este año va a ser muy parecida a la de 2019 al final del año, pero con menos empleados. Es decir, la productividad laboral es más alta.

La base a la que el Gobierno llega con esa negociación tripartita, que para mí es un circo innecesario y no refleja nada, es con una inflación del 5 % y una productividad del 1 %, y en ese escenario no podemos pensar en aumento del salario mínimo inferior al 6 % para el próximo año desde la norma constitucional.

Los empresarios van a levantar la mano y a decir un 6 % es mucho. Y claramente para sus costos es mucho porque están subiendo las tasas de interés, el aumento de inflación indexa una cantidad de costos para las empresas y tenemos un aumento de los precios internacionales de comodities y contenedores.

Para el sector privado es un dolor de cabeza, y también para el Gobierno: si aumenta el salario mínimo un 6 %, hay una cantidad de cosas que se afectan dentro del presupuesto nacional con ese incremento. Para ninguna de las dos partes es una buena idea subir el salario 6 % o más. Claro, los sindicatos se van a sentar a la mesa con una petición cercana al 10 o 15 % para tener un escenario de negociación.

SEMANA: ¿Por qué es un circo?

C. H.: Porque lo que se negocia no es el salario en Colombia, se negocia el valor de un salario mínimo que, obviamente, está en un debate muy grande en Colombia: si se debe mantener, si se debe hacer regional o por edades. Pero nosotros volvimos el salario mínimo un precio en Colombia, entonces hay una cantidad de cosas que están tasadas en salarios mínimos: pagos judiciales, peajes y otras cosas legales donde el aumento del salario mínimo sube una cantidad adicional.

A eso se suma que en el grueso de la gran mayoría de las empresas que están sentadas en esa mesa tripartita es muy poco lo que pagan de salario mínimo a sus empleados, los sindicalistas claramente no reciben un salario mínimo y el Gobierno sí está amarrado porque muchas de las cosas del presupuesto están medidas en cantidades de salarios mínimos. Entonces, es una negociación que no solo habla de salario mínimo, sino del costo de muchas otras cosas y, por lo tanto, eso casi siempre termina en un decreto porque básicamente el concepto de esa mesa es totalmente equivocado.

SEMANA: ¿Qué va a impactar la inflación?

C. H.: El problema es que esta inflación se gesta en el segundo semestre de este año. Lo importante es en cuánto cierra la inflación en Colombia. En el número que cierre, si es por ejemplo 5 %, afecta hacia adelante porque salud crece un 5 %, educación crece un 5 %, los arriendos crecen un 5 %, el salario mínimo puede crecer cerca de un 6 %. Se indexa hacia adelante la inflación y la cuota inicial de la inflación de 2022 es alta porque todo comienza con un 5 % o 6 % creciendo de precios.

A lo largo del año los precios de los alimentos van bajando y hace que la inflación se reduzca, pero solo hasta el segundo semestre del otro año vamos a ver que la inflación vuelva entrar a rango meta. Entonces vamos a tener una presión de aumento de precios en el primer trimestre del próximo año que claramente se junta desafortunada e inevitablemente con el proceso electoral, al menos con el de elección de Congreso en el país.

Esto va a causar una sensación de reducción de capacidad de compra muy importante en los hogares que sin duda va a ser parte de la discusión de la mesa tripartita de salario.

El salario mínimo cada vez alcanza menos.

SEMANA: En ingresos usted mencionó dos cosas que están funcionando relativamente bien: las remesas y el crédito. ¿Se va a mantener la dinámica? ¿La inflación puede golpear en esos países afectando las remesas por eso?

C. H.: El grueso de las remesas no llegan a todo el país: llegan en gran parte al Eje Cafetero, al norte del Valle, Antioquia, a los Santanderes, parte del Magdalena medio. Existe una correlación muy clara y tiene sentido que la gente que está recibiendo ayudas en Estados Unidos y en España por parte de esos gobiernos por cuenta de la pandemia, están mandando esas ayudas a Colombia. Tan pronto Estados Unidos y España corten esas ayudas, las remesas se van a ver afectadas.

Tenemos que entenderlo como un ingreso temporal para los hogares, que va a seguir siendo alto y puede quedarse en 600 o 550 millones de dólares mensuales, lo cual es muy bueno, pero no vamos a seguir en 750 porque habrá un recorte cuando los gobiernos los hagan seguramente el otro año.

Día sin IVA | Foto: Cortesía

SEMANA: Con la crisis de contenedores y los días sin IVA, ‘black friday’ y Navidad, ¿vamos a tener productos suficientes, van a llegar muy caros y presionarán el costo de vida en el país?

C. H.: Son dos cosas distintas. Sí vamos a tener productos, tal vez no todos los que quisiéramos ni la diversidad que necesitamos, y sí van a estar más caros porque el efecto devaluación lo causó.

El grueso del comercio entendió lo que estaba pasando e hizo compras anticipadas sabiendo lo que estaba pasando y podía ocurrir.

Los tres días sin IVA van a dinamizar de manera importante el comercio durante octubre, noviembre y diciembre en categorías que seguramente pueden ser anticipación de Navidad, pero no necesariamente en función a que los hogares dependen de la prima en muchos de los casos para poder hacer los gastos navideños. Y hay gastos de Navidad que solo pueden hacerse hasta diciembre: la compra de turismo, buñuelos, natilla. Sí puede anticipar electrónicos, ropa, electrodomésticos y algo de muebles y decoración.

A nivel de inventario, el comercio seguramente va a estar corto en el campo de importados, pero la industria local está logrando reaccionar cubriendo parte de ese tema.

El grueso de los textiles en Colombia son colombianos, hay mucha juguetería nacional y mucho de lo que hoy se está jugando en el mundo de entretenimiento de niños es más digital que físico, es decir, son softwares y juegos que se consumen en línea, lo cual claramente va a tener una dinámica de no escasez, pero sí de aumento de precios.

SEMANA: ¿Y la Navidad?

C. H.: Otra cosa es la Navidad. Y esta puede ser una de las mejores navidades que hayamos visto en la historia. Básicamente lo que pasa es que la Navidad vuelve.

El año pasado tuvimos una Navidad muy pequeña y la gente de alguna u otra manera quedó frustrada y quiere celebrar este año con todo, y eso va a tener una dinámica muy importante en el comercio favoreciendo, debido a la crisis internacional, a la industria local de manera principal.