Las preocupaciones generadas por las reformas propuestas desde el Gobierno nacional continúan, desde la reforma laboral, pasando por la pensional y llegando hasta la más comentada durante estos últimos días, la reforma a la salud.
Esta reforma ha pasado a través de diversas controversias, desde la desafiliación de los partidos a la coalición, la salida de la exministra de Salud, Carolina Corcho, quién defendía este proyecto a capa y espada, hasta el detenimiento temporal del mismo por la falta de quórum en la Cámara de Representantes para su debate.
Aunque el futuro y la formalización de este proyecto aún están por verse, el terremoto que ha generado alrededor de este sector, ha persistido, a día de hoy, siguen siendo múltiples las entidades que se han manifestado respecto a las preocupaciones que genera para ellos el posible avance de esta reforma, y los efectos que generaría para los pilares del sistema.
Ya durante el mes de mayo, fue la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina (Acemi), la que aseguró que: “con lo aprobado, y con el fin de las EPS, se destruyen cerca de 100.000 empleos formales”, algo que también fue profundizado por la presidente de la organización, Paula Acosta, en sus declaraciones para Vicky en SEMANA:
“Se eliminan conceptos básicos del aseguramiento como el plan de beneficios. También la figura de asegurador (EPS) y nociones financieras básicas como reservas técnicas, inversiones y patrimonio técnico” aseguró Acosta.
Sin embargo, en esta ocasión, la alarma suena desde la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), quien durante el pasado 9 de junio, se reunió con Acemi, la ANDI, la Universidad EAFIT y la Universidad de Medellín, para analizar más a fondo los posibles impactos de este proyecto de ley.
Los apuntes realizados durante este encuentro fueron condensados a través de un informe titulado: “Posibles impactos del marchitamiento de las EPS en el marco de la reforma a la salud”, donde arrancan realizando un rápido recuento de los avances que ha presenciado el sistema en el último tiempo, y que han permitido generar mejoras para la población.
“El sistema de salud pasó de tener una baja cobertura, alto gasto de bolsillo y bajos resultados en su desempeño, a ser un sistema con aseguramiento universal, con uno de los niveles más bajos de gasto de bolsillo en el mundo, y con un incremento notable en calidad y resultados en salud. Ha superado grandes pruebas como lo fue la pandemia por COVID19 y ha demostrado una capacidad de adaptación y mejora continua para atender las necesidades de salud de los colombianos.” aseguraron a estas instituciones a través del informe.
Los involucrados en este análisis aceptaron que el sistema arrastra algunas dificultades y debilidades dentro de sus procesos, sin embargo, aclaran que temen por los posibles efectos que podrían generar una reforma al sector, los cuales incluso podrían generar más afectaciones.
Estas preocupaciones fueron transmitidas en 4 pilares diferentes, en primer lugar por lo referente al flujo de recursos y la sostenibilidad del sistema, el funcionamiento de las competencias territoriales, los costos para los usuarios, y el talento humano.
De manera condensada, las instituciones expresan que al no tratarse de las EPS las que manejen los fondos para el sostenimiento del sistema, sino las entidades territoriales, existe una preocupación generalizada por la posible incapacidad por parte de estos entes para manejar cantidades tan cuantiosas, y que además como ya sostuvo Acemi en el mes de mayo, algunos usuarios no entenderían de manera clara los reajustes de la reforma, lo que generaría confusión generalizada para la población:
“Por otra parte, una transición desordenada puede significar presiones fiscales para el gobierno que son insostenibles en el corto y mediano plazo, sobre todo en un escenario de convulsión macroeconómica como el que vive hoy el país y el mundo. Además, la reforma puede tener un impacto directo sobre el bolsillo de los usuarios del sistema. Un aumento en el gasto de salud para los hogares tiene efectos inmediatos en las cifras de pobreza y en el bienestar de los colombianos. Otra de las preocupaciones más grandes está en la capacidad estatal de sostener al talento humano en salud, y pese a la Política de Formación en educación superior para estos trabajadores, aún no se sabe cómo se gestionarán estos recursos” expresaron las instituciones.
De manera final, estas aseguraron que si bien una reforma podría ser el camino para solucionar los puntos débiles del sistema, hay muchos puntos de este proyecto que podrían incluso empeorar el panorama, y que generan una re estructuración que debe ser muy organizada y analizada.