Siguen las advertencias de los organismos económicos internacionales a América Latina por cuenta de la guerra entre Rusia y Ucrania, la cual si bien se libra lejos del continente, señalan que traerá serias afectaciones a la economía mundial por medio del desabastecimiento de materias primas y el incremento del costo de vida.
Recientemente Julio Berdegué, representante de América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dijo que “no descartamos que la región pueda entrar en una crisis alimentaria”.
“Tampoco sabemos cuál va a ser la duración de la guerra, qué tanto de su superficie va a poder sembrar Ucrania en la temporada que viene ni qué tanto de la producción de Rusia de fertilizantes y alimentos va a poder exportarse, por las sanciones que están en vigor”, agregó el vocero de la FAO.
Ahora bien, en esta ocasión el turno fue para el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo quien advirtió este lunes sobre el “efecto dominó” de la guerra en Ucrania en las economías de Latinoamérica y el Caribe. No obstante, aseguró que la región puede tener un rol para compensar los impactos en los productos básicos para todo el mundo.
Mauricio Claver-Carone dijo en la apertura de la reunión anual del BID que la invasión de Rusia a Ucrania, iniciada a fines de febrero, “es una tragedia global y una conmoción para el orden mundial” con “profundas ramificaciones” a futuro.
“Algunos efectos dominó ya han comenzado a llegar a nuestros países miembros y tienen impactos en los mercados financieros sobre la inflación y los cambios en los flujos de materias primas como el gas, el trigo y los metales”, señaló.
“Estas dinámicas se agravan en el contexto de una recuperación incompleta de una pandemia aún en curso”, agregó.
Claver-Carone recordó que la guerra en Europa del Este, al igual que la emergencia de la covid-19 desde 2020, vuelve a dejar en evidencia la “profunda interdependencia global”, con cadenas de suministro alteradas, en particular con China. Y llamó a la unidad regional para amortiguar el golpe.
“No solo deberíamos trabajar juntos para mitigar los efectos económicos en la región, sino que creo que América Latina y el Caribe pueden desempeñar y desempeñarán un papel importante en la compensación de los impactos de los productos básicos para todo el mundo”, afirmó.
El presidente del BID resaltó, sin embargo, el pronóstico de crecimiento regional de menos de 3 % para 2022, que atribuyó a “la amenaza del aumento de la inflación”, “los cuestionamientos sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas”, “los problemas estructurales persistentes y la incertidumbre sobre el futuro de la pandemia”, así como “los temblores en los mercados globales”.
También alertó sobre los “desafíos agudos” de la región que, según dijo, deben atenderse con celeridad “en el contexto de crecientes complejidades geoeconómicas y geopolíticas”. Mencionó la inestabilidad, la violencia y las crisis humanitarias persistentes, especialmente en Haití y Venezuela.
“Haití y Venezuela siguen siendo un foco prioritario para el BID y deberían serlo para todos nosotros”, dijo.
El encuentro anual de las Asambleas de Gobernadores del BID y la Corporación Interamericana de Inversiones (BID Invest), los órganos de formulación de políticas de más alto nivel de ambas instituciones, se desarrollará esta semana en formato virtual desde Washington.
La mayoría de los gobernadores participantes son ministros de Economía o presidentes de los bancos centrales de sus países.
*Con información de AFP.