Sigue la polémica por la propuesta del senador Gustavo Petro de que el Banco de la República emita dinero para prestarle al Gobierno de manera directa y estos recursos entregarlos a los hogares afectados por la pandemia del coronavirus.

Al respecto, el Banco de la República publicó una nueva entrada en su blog en la cual analiza las consecuencias e implicaciones que puede tener para la economía nacional la propuesta del senador.

De acuerdo con el blog, ningún país avanzado utiliza el crédito directo del banco central como mecanismo de financiación del Gobierno.

“Cuando algunos de estos países (México, Brasil, Chile, Perú, Uruguay) utilizaron la expansión cuantitativa en el pasado, las autoridades monetarias efectuaron compras de bonos públicos en el mercado secundario y fueron muy cuidadosas en comunicar que la intención de esta política no era la de financiar al gobierno, sino la de combatir la caída de la inflación y dar apoyo a la actividad económica. Por esta razón el público entendió con claridad que el origen de la iniciativa no era de tipo fiscal, lo que permitió a los bancos centrales preservar su credibilidad y mantener la disciplina monetaria”, dice el blog.

La iniciativa también está mal vista si se aplica en economías emergentes, pues sus monedas son más débiles que las de las economías avanzadas, por lo que la emisión para prestar al Gobierno podría generar una devaluación marcada.

“Entre las economías emergentes, el crédito directo del banco central al gobierno es considerado una mala práctica por cuanto implica supeditar la política monetaria a objetivos fiscales, los cuales deben regirse por una lógica distinta”, dice el blog.

El texto añade que en América Latina las principales economías con bancos centrales autónomos como México, Brasil, Chile, Perú, Uruguay han abandonado esa mala práctica.

“Otros, como Venezuela, han utilizado el crédito primario como fuente de financiamiento público, con el costo de enfrentar la pérdida total de control monetario, y procesos de hiperinflación que destruyeron la efectividad de su sistema monetario”, advierte el documento.

Ahora bien, otra de las consecuencias que traería consigo el préstamo del Emisor al Gobierno es la pérdida de credibilidad por parte del Banco de la República, entidad que desde la Constitución de 1991 funciona de manera independiente.

“Recurrir a un crédito directo con el Banco de la República tendría un alto costo en materia de credibilidad para el Banco de la República y para el Gobierno, que podría encarecer sustancialmente el endeudamiento público o limitar el acceso del Gobierno a ese financiamiento”, dice el blog.

Las peores consecuencias de utilizar la emisión para salir de los problemas fiscales, monetarios y económicos del país derivados de la pandemia del coronavirus, son la hiperinflación y una posible crisis económica que podría perdurar por años.

“Si se busca cubrir esos gastos con emisión, podría generarse una grave dependencia de la política monetaria en la política fiscal, lo que eventualmente conduce a procesos inflacionarios o a crisis macroeconómicas cuyos costos típicamente son pagados por las personas más vulnerables de la sociedad”, advierte el blog.

El escrito además sostiene que la crisis de la covid-19 y el apoyo a una sociedad más equitativa tienen costos que requieren ser asumidos a través de tributación por los sectores más pudientes de la sociedad.

Meses atrás, cuando Petro lanzó por primera vez su propuesta de emitir dinero para atender la pandemia, el gerente general del Banco de la República, Leonardo Villar, dijo que la iniciativa no es recomendable para el país.

“Algunas personas creen que el banco puede hacer magia, que puede imprimir billetes y solucionar todo. Hacer eso puede provocar que perdamos esa credibilidad y esa confianza que nos ha permitido actuar en forma tan constructiva y contracíclica”, dijo Villar entonces.

Y añadió que el problema de la economía colombiana no es la falta de liquidez, sino las dificultades en materia de productividad.

“Imprimiendo billetes no se salva la economía. El problema es la producción de la actividad económica, eso es lo que necesita ser estimulado y para eso se necesita confianza de los agentes económicos”, dijo.