Aunque está en proceso de revisión, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, dijo que podrían incrementar el presupuesto de 2023 en hasta diez billones de pesos, lo que, sin embargo, confirmarán en los próximos días, antes de que se venza el plazo para la modificación del monto total, lo que será el 15 de septiembre.
Todo porque, hasta el momento, la inversión, que es una de las prioritarias para sacar adelante el programa de gobierno del presidente Gustavo Petro, fue reducida en 10 % en comparación con la vigencia actual (2022), según la propuesta que radicó el gobierno saliente, mientras los gastos de funcionamiento suben de manera desproporcionada y son inflexibles (no se pueden modificar porque incluyen pagos pensionales, transferencias a las regiones, entre otros).
Por esa razón, Ocampo señaló que subirían en al menos diez billones de pesos el presupuesto del próximo año, ocho billones de los cuales serían para el rubro de inversión.
El funcionario enfatizó que en Colombia se debe revisar la reglamentación del trámite del proyecto de ley de las finanzas públicas, de manera que durante el primer año de un nuevo gobierno no sea elaborado por la administración anterior, para lo cual, hizo un llamado a los integrantes del legislativo a pensar en proponer el proyecto de ley modificatorio, para que se corran los tiempos para el trámite presupuestal y el nuevo gobierno pueda presentar su carta financiera con la coherencia de sus propuestas.
En este caso, por ejemplo, según estableció Ocampo, los recursos previstos no alcanzan para las tareas que tienen pendientes en el gobierno de Petro. La primera de ellas es la seguridad alimentaria, la cual se da la mano con la segunda, que es la del fomento a la producción agropecuaria.
Pero Ocampo habló también de programas como caminos vecinales, que tienen todo que ver con el desarrollo del sector rural que ha estado en todo el discurso de la nueva administración del país, y mencionó además la ciencia y la tecnología, componente que tiene una de las asignaciones presupuestales más bajas del mundo, lo que para Ocampo es poco menos que una verguenza nacional. Dentro de las prioridades, por las cuales se necesitarían más recursos, también habló de la cultura y el deporte.
Lo cierto es que la carta financiera presentada ante el Congreso de la República, según salió a relucir en el primer cara a cara en el que el proyecto de ley tiene, no concuerda con las prioridades de este gobierno.
Por ello, Ocampo dijo que estudian ese incremento en el monto, con base en el mayor recaudo tributario que se está teniendo en estos momentos, lo que se sumaría a otras operaciones de manejo de activos públicos y financiamiento multilateral que están adelantando. En otras palabras, están buscando las fuentes que respalden la propuesta de subir el presupuesto en diez billones de pesos.
Hay que recordar que el presupuesto 2023 fue presentado por el saliente ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, por un monto de 391,4 billones de pesos, de los cuales la mayor parte se va en gastos de funcionamiento: 250,6 billones de pesos, el 64 % del total. Entre tanto, para las inversiones solo se asignan 62,8 billones de pesos (16 %), y el rubro restante, los 78 billones de pesos (19,9 %) se destinarán para el pago de la deuda pública.
Presupuesto amarrado
El director de Planeación nacional, Jorge Iván González, intervino en la sesión y realizó fuertes críticas a lo que llamó “castración de la planeación”, pues en Colombia se han ido estableciendo porcentajes obligatorios de carácter constitucional que amarran el presupuesto con destinaciones específicas, de manera que para la inversión, que es la que promueve la generación de desarrollo, no quedan recursos suficientes, como ocurre en este caso (para 2023).
En la intervención del director de Planeación nacional también surgieron críticas hacia el presupuesto, en medio de lo cual González destacó que Colombia requiere pasarse al establecimiento de un presupuesto por programas, de manera que se pueda disminuir esa enorme diferencia entre el funcionamiento y la inversión que cada vez es más grande.
El funcionario también habló de la asignación presupuestal a la educación, de la cual -dijo- es la más alta entre todos los componentes del presupuesto, pero no refleja la necesidad de un país de promover la educación. No en vano enfatizó en que mientras el país gasta cuatro millones de pesos en la educación de un niño en Bogotá, donde hay mejores oportunidades que en el resto del país, en Chile la cifra se eleva a ocho millones; en Francia a 20 millones y en una nación como Luxemburgo son 40 millones. “Ahí está el reflejo de los resultados que tenemos en las pruebas Pisa”, sostuvo.