Después de una jornada matutina llena de reclamos por parte de los parlamentarios, las comisiones económicas del Congreso de la República aprobaron con un solo voto todo el articulado del Presupuesto General de la Nación para 2024.
Fueron 86 artículos que los congresistas avalaron, casi por unanimidad, solo con uno que otro voto negativo entre las cuatro comisiones legislativas que participan en el primer debate.
A la mesa principal de la sesión llegaron 337 proposiciones, 157 de las cuales ya habían sido analizadas para construir la ponencia que finalmente recibió aval en los estrados de las comisiones económicas conjuntas. Las restantes, que no se estudiaron, porque más de la mitad fue presentada a última hora, quedaron para el segundo y último debate en plenarias de Senado y Cámara.
Sin embargo, es habitual que las plenarias acojan gran parte de lo que aprueban las comisiones económicas, que son consideradas como las expertas en estos temas.
Con el visto bueno obtenido en primer debate, la carta financiera para el próximo año queda en 502,6 billones de pesos, cifra que ya ha sido mencionada como histórica, como lo evidencia el hecho de que tiene 97 billones de pesos más en comparación con el presupuesto que se está ejecutando en la vigencia 2023. Por esa razón, el congresista Carlos Meisel dijo que, si bien el número, por lo voluminoso, daba para titulares de prensa y para “sacar sonrisas a los ciudadanos. Pero, ese monto, es mentira”, dijo en referencia a los litigios como una de las fuentes de financiamiento del Estado para el próximo año.
Uno de los temas que, de manera recurrente, es criticado cuando en el Congreso se tramita la Ley de Presupuesto General, es el del funcionamiento, y esta vez, no fue la excepción.
Ese rubro, que en general es relacionado con burocracia, tiene una asignación para 2024, de 308,7 billones de pesos, lo que equivale al 61,4 %. Y eso que le recortaron un poco, pues en el proyecto original se propuso gastar 310,3 billones de pesos.
El segundo mayor componente con asignación más alta es el de la inversión, que, aunque todos aplauden porque allí está la plata para las obras, existe la duda acerca de la certeza de las fuentes de recursos para la financiación de los gastos del Estado en el próximo año. Para inversión, se destinaron 99,3 billones de pesos, un monto que también es histórico; pero no dejó de inquietar a los parlamentarios el hecho de que la plata no lo es todo, pues en este año ha sido deficiente el ritmo de ejecución de los recursos, mientras los colombianos reclaman obras.
Finalmente, el tercer componente del presupuesto, el pago de la deuda, quedó inamovible, en 94,5 billones de pesos, como venía desde el comienzo. Según ha dicho el Ministerio de Hacienda, las amortizaciones son compromisos que fueron pactados a corto plazo y tienen que honrarse si o si.
Cuatro sectores a la cabeza
Cuatro sectores, dos de ellos enfocados en temas sociales, se llevan más de la mitad de los recursos del presupuesto para 2024. Educación, en primer lugar, seguido de Salud. En tercer lugar Defensa y en cuarto lugar hacienda, el que lidera el ministro Ricardo Bonilla, quien ha explicado que esta cartera maneja bolsas que no son propias, sino para irrigar recursos en otras áreas, según lo estblecen las normas presupuestales.
Regiones pedían más
Entre tanto, la distribución para las regiones también fue motivo de reclamos en el debate. Cada congresista, abogando por su jurisdicción geográfico, pedía más para sus obras locales. Unos pusieron el sombrero por Boyacá, otros por el Valle y por el departamento de Córdoba. A cada uno le sobraban razones para reclamar recursos para vías, como Saray Robayo, por ejemplo, o para desarrollar la agricultura en los pueblos paperos boyacenses.
Solo para mostrar la dimensión de las peticiones de recursos que se hacen alrededor del presupuesto, hay que señalar que, con las proposiciones que lograron estudiar los congresistas, que no eran ni la mitad de las totales, demandan recursos por 31,1 billones de pesos, es decir, casi dos reformas tributarias como la aprobada en 2022.
El proyecto de ley ahora pasa a segundo y último debate, donde, seguramente, le harán más peluquedas.