Desde el comienzo de la pandemia en Colombia, las entidades financieras y los reguladores se preocuparon por el fuerte golpe que esto supondría para los mercados financieros y para los colombianos en general.

El año pasado, los bancos del país registraron fuertes disminuciones en sus ganancias, incluso pérdidas, debido a los fuertes gastos en provisiones que tuvieron que afrontar debido al deterioro en la actividad económica y en el empleo.

De esta forma, la Superintendencia Financiera estableció los programas de alivio que buscaban que los clientes de los bancos en el país realizaran un diferimiento de sus créditos para no verse tan presionados. Después llegó el Programa de Acompañamiento a Deudores (PAD).

Ahora que la SuperFinanciera extendió el PAD hasta el 30 de junio, los analistas en el país están esperando que para este mes comience el nuevo reto del sistema financiero: el deterioro de la cartera crediticia, que viene desde el año pasado, pero tocará su punto más álgido en el sexto mes del año.

Debido al fuerte golpe que ha sufrido el empleo y el debilitamiento de la situación macroeconómica del país, se espera que muchas empresas y personas no vayan a poder pagar sus obligaciones con las entidades financieras, hasta ahora suspendidas por los programas de la Superintendencia Financiera.

Hay que recordar que según datos de la SuperFinanciera, los colombianos cerraron 2020 con $34,6 billones en créditos redefinidos en el marco del Programa de Acompañamiento a Deudores.

Debido a que las personas no podrán pagar sus créditos, los bancos se verán en la obligación de restringir el acceso al mismo y tendrán una mayor selectividad a la hora de otorgarlo.

Los expertos concuerdan en que estas restricciones se traducirán en negaciones o disminuciones en los montos prestados. Además, seguramente los créditos de consumo y microcréditos serán los más afectados debido a un endurecimiento de las condiciones.

El desenlace de esto sería una situación bastante complicada si se tiene en cuenta que en Colombia la penetración de los créditos informales “gota a gota” es alta y busca revertirse; sin embargo, con esto podrían consolidarse.

“La experiencia histórica indica que periodos de fuerte desaceleración económica tienden a coincidir eventualmente con aumentos de esta cartera y los cálculos del Emisor sugieren que el impacto de la recesión sobre el crédito en el corto plazo podría ser significativo”, explicó el exgerente del Banco de la República, Juan José Echavarría.

Además, sumado a esta situación por parte de los bancos, los clientes también limitarían la toma de créditos de libre inversión, para turismo o gastos ocasionales, lo que hará más lenta la reactivación económica.

Por lo pronto, en Colombia los bancos aún son fuertes, el indicador de solvencia es mucho mayor al mínimo exigido por la Superintendencia Financiera y por Basilea III. Además, el indicador de cubrimiento es del 144,7 %

El pico del deterioro de la cartera se presentaría en junio de 2021, cuando proyecta que el indicador de calidad alcance el 17,9 %. Específicamente, el microcrédito tendría el mayor empeoramiento, mientras que el de vivienda presentaría el menor problema, según explicó Asobancaria a Portafolio.

Para el 13 de enero de 2021 se reportó un total de 1.861.955 deudores que redefinieron sus créditos por un valor de $31,3 billones. Los créditos de libre inversión son los que más se han redefinido, con un valor total de $7,86 billones, seguidos por las tarjetas de crédito con $5,55 billones, y el de pymes, por $3,36 billones.

Además de la posibilidad de ajustar la cuota a la nueva capacidad de pago de los deudores, otra de las características del PAD es que la tasa de interés en los procesos de redefinición de las condiciones del crédito no se incrementa.

De esta forma, con corte al 13 de enero, para aquellos deudores cuya redefinición implicó una reducción de cuota, el promedio de disminución fue del 26,4 %. Para aquellos casos en los que se dio una disminución de la tasa de interés, el promedio fue del 1,45 %.

En relación con la ampliación del plazo o rediferido del saldo total, el aumento promedio en tiempo fue de 33 meses, mientras que con respecto a los nuevos periodos de gracia o prórrogas otorgados, su duración promedio es de seis meses.