Durante los últimos meses los colombianos se han visto afectados económicamente por el precio elevado de alimentos de la canasta familiar y el pago de los servicios públicos a consecuencia de la inflación que atraviesa el país.

La primera razón del incremento de los precios de los alimentos la explicó el Dane en su informe sobre el costo de vida en Colombia, en el cual reveló que en septiembre de este año, los colombianos pagaron más por los alimentos y servicios públicos, ya que la inflación llegó a 11,44 %, y es que fue una cifra que generó alertas, pues dicho porcentaje no se registraba desde hace más de una década.

La situación produjo que la junta de Banco de la República subiera las tasas de interés al 10 %; tampoco se había visto este panorama en Colombia en años. La explicación que dio es su momento el gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, estuvo enmarcada en mencionar que fue para contener el crecimiento de la inflación.

Expertos dicen que el propósito de subirlas tiene que ver con un principio básico de la economía, “la oferta y la demanda”. Si sale más costoso adquirir créditos, se busca frenar el consumo y esto tiene un efecto en los precios. Si hay menos demanda, hay menos compras y los precios bajan.

Pero según una consultora estadounidense, el panorama actual sugiere que el mundo se está acercando al final del ciclo económico debido a las tasas de inflación y que a mediados de 2022 se estará viendo una desaceleración en los mercados privados.

Aunque el precio del petróleo cae, tendrá un piso por cuenta de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Durante el primer semestre de 2022 el capital privado generó 512.000 millones de dólares en valor de acuerdos a nivel mundial y el tamaño medio de las operaciones se mantuvo cercano a los 1.000 millones de dólares.

Sin embargo, ya pasando a la segunda mitad del año, la actividad se está ralentizando, los flujos de negociación en muchos sectores se están suavizando, especialmente en tecnología y la deuda se está volviendo más costosa.

Como es de esperarse, la explicación más certera para este cambio es el aumento en la inflación. De acuerdo con el informe, los ciclos que hemos presenciado desde 1956 nos dan pistas para creer que los aumentos en los precios al consumidor por lo general desencadenan una recesión, y esto a su vez hace que la tasa de inflación vuelva a bajar; a partir de ese patrón, que puede presentar cambios, podemos pensar que el actual pico de inflación podría precipitar una recesión a partir de septiembre de este año, alcanzar un pico en octubre y luego volver a caer a la tendencia a largo plazo de aproximadamente 3 % para septiembre de 2023.

El bolívar está devaluado y la hiperinflación ha aumentado exponencialmente el costo de vida en Venezuela. | Foto: MARIO FRANCO - SEMANA

Los expertos de la consultora aseguraron que, para este momento de inflación y eventual recesión, es clave que las empresas apliquen varios ajustes a la debida diligencia. “Entre otras recomendaciones, se sugiere planificar con base en escenarios y no en certezas, eso quiere decir que, aunque no podemos predecir con exactitud cómo se desarrollará la recesión, no deberíamos estar ‘volando a ciegas’, los gestores de fondos ya deberían estar preparando acciones en respuesta a los escenarios más probables para sus industrias”, dijo Diego Santamaría, socio de Bain & Company en Colombia.

Además, la buena noticia aquí es que los ciclos de inflación-recesión suelen ser relativamente cortos y en consecuencia, las perspectivas a largo plazo para el capital privado siguen teniendo un futuro prometedor.