En medio de la preocupación por el impacto económico del Fenómeno de El Niño 2023-2024 en Colombia, surge la incertidumbre sobre cómo afectará a los ciudadanos el incremento en las tarifas de energía. Al analizar los componentes que conforman el costo unitario de la tarifa, se identifican diferentes factores que podrían incidir en un aumento significativo en los recibos de luz.
Un informe reciente de Investigaciones Bancolombia resalta que uno de los componentes que contribuye al costo de la energía es la generación, es decir, el costo de producir la energía. Aunque se descarta la posibilidad de un apagón en el país debido a las medidas implementadas desde la crisis energética de los años 90, se espera que los precios de la energía aumenten.
“Cada compañía de distribución/comercialización de energía tiene la potestad de comprar la energía a su preferencia. Por ejemplo, una compañía puede comprar toda su energía con un 80 % en contratos y un 20 % en bolsa y otra puede escoger comprar su energía con una composición de 60 % en bolsa y un 40 % en contratos. Al fin de cuentas, el usuario final regulado pagará en su recibo de luz el costo promedio ponderado de compra que la compañía de distribución haya logrado”, dice el reporte.
Esto se debe a un mayor uso de las plantas térmicas, cuyo costo de generación es más elevado en períodos de bajas lluvias. Además, el conflicto Rusia-Ucrania ha ocasionado un incremento en el valor de los energéticos, lo que impacta aún más el costo de la producción térmica.
Otro elemento a considerar es la opción tarifaria, un mecanismo implementado durante la pandemia para aliviar el bolsillo de los colombianos. Sin embargo, hay casos en los que se ha mantenido activa, acumulando una deuda de los usuarios. Si a esto se suma la llegada del Fenómeno de El Niño, es posible que algunas compañías de energía se vean presionadas para mantener este esquema tarifario.
Aunque no se prevé un apagón, los precios de la energía podrían subir, especialmente en regiones como Huila, Nariño, Cauca, Santander y Valle del Cauca, que tienen una mayor exposición al precio de la energía en bolsa.
“Encontramos que la región más afectada sería el Huila, donde una variación del 100 % del precio de la energía en bolsa puede resultar en un incremento de la tarifa del 16 %. A modo de ejemplo, si el precio en bolsa se incrementa el 100 %, esto afectará el 50 % del costo de generación dentro de la tarifa de energía que sería la exposición en bolsa de Electrohuila, que a su vez es el 32 % del costo unitario calculado, por lo que el efecto final estaría alrededor del 16 %”, agregó Investigaciones Bancolombia.
En cuanto a la percepción en el bolsillo de los colombianos, los efectos de los aumentos tarifarios podrían estar repartidos en el tiempo debido al esquema de opción tarifaria vigente hasta septiembre. Sin embargo, la prolongación de esta política en algunas ciudades, sumada a la expectativa de mayores precios en bolsa y al impacto del Fenómeno de El Niño en la negociación de nuevos contratos, podría traducirse en consistentes aumentos mes a mes de las tarifas.
Según modelos econométricos, se estima que los incrementos mensuales del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de electricidad oscilarán entre el 1,3 % y 1,6 % hasta finales del próximo año, lo que implicaría una inflación en este rubro cercana al 18 %. Para el año 2024, se espera que las variaciones mensuales sean entre el 0,3 % y 0,9 %, lo que llevaría la inflación del componente a un 4,7 % en diciembre de ese año, siempre y cuando el Fenómeno de El Niño se disipe según el escenario base.
Para enfrentar el incremento en las tarifas de energía que se espera con el Fenómeno de El Niño, es fundamental que Colombia tome medidas proactivas para prepararse y mitigar su impacto en la economía y en los ciudadanos. En primer lugar, es necesario promover la eficiencia energética en todos los sectores. Esto implica implementar políticas y programas que fomenten el uso responsable y racional de la energía, tanto en el ámbito residencial como en el industrial y comercial.
Asimismo, se deben incentivar prácticas como el uso de equipos eficientes, la optimización de procesos productivos y la adopción de tecnologías limpias. Además, es fundamental promover la educación y concientización sobre el consumo de energía, para que los ciudadanos adopten hábitos más sostenibles y reduzcan su demanda energética.
Por otra parte, de acuerdo con los expertos, hay que diversificar la matriz energética del país. Colombia ha dependido históricamente en gran medida de la generación hidroeléctrica, lo cual la hace vulnerable a los cambios en los patrones de lluvia. Para reducir esta vulnerabilidad, es importante promover fuentes de energía alternativas y renovables, como la energía solar, eólica y biomasa.
En todo esto también es necesario fortalecer la infraestructura energética del país. Esto implica invertir en la modernización y ampliación de la red de distribución eléctrica, así como en la construcción de nuevas plantas generadoras. Además, se debe mejorar la gestión y planificación del sistema eléctrico, para garantizar un suministro confiable y eficiente de energía en todo el territorio nacional.