En medio de una entrevista con El País de España, el ministro de Hacienda designado, José Antonio Ocampo, mencionó los modelos que tienen de referencia en el gobierno, entre los que incluyó a Uruguay.
“Cada país es diferente. Me gustan cosas que hacen unos y otros. En política social, por ejemplo, un buen modelo me parece Uruguay. En política productiva admiro a muy pocos. Mal que bien, en muchos campos, Europa occidental es un modelo. Pero no vamos a copiar ningún país. ¿Japón? No ha podido superar su problema monetario interno. ¿España? Tiene unos niveles de desempleo altísimos”, comentó el ministro de Hacienda de Gustavo Petro.
Sobre la reforma tributaria que presentará el Gobierno con la que buscarán solucionar esos problemas sociales, Ocampo también dio luces de lo que contendría en una entrevista con SEMANA.
“Los recaudos son muy bajos para el impuesto de renta de las personas naturales, en general en América Latina, mientras la de las empresas es muy alta para los estándares internacionales”. Se sabe que en el Gobierno de Gustavo Petro serán los más ricos los que más pagarán.
Ocampo aclaró que un grueso muy grande de la población, como los asalariados, no estarán exentos de meterse la mano al dril. “Entiendo a los asalariados que consideran que ellos están pagando lo justo y seguramente lo es y esperamos no afectarlos, significativamente por lo menos, pero hay estratos altos que pagan menos y tienen más mecanismos para eludir impuestos (incluso evadir a veces)”, explicó.
En la entrevista con el diario El País dijo sobre los grandes cacaos del país: “Yo soy el canal de comunicación con el empresariado, he estado muy relacionado con ellos. Aunque él también se ha dado a la tarea de conocerlos. Para lograr una economía en crecimiento, tenemos que trabajar mano a mano con las personas de altos ingresos, con los más ricos”.
¿Quiénes son los ricos? Hace unos años cualquiera podría pensar que se trata de aquellos con avión privado que pasan sus vacaciones en yates en el Caribe. Nada más lejano a la realidad de hoy.
Aunque es verdad que Colombia sigue siendo un país de ingresos medios pese al golpe propinado por la pandemia y a que, como consecuencia de ella, muchos de los que eran de clase media bajaron un escalón, o dos, y pasaron a ser vulnerables o pobres, también lo es que casi nadie se reconoce como rico, cuando comparativamente con los ingresos de los demás colombianos sí lo es.
La movilidad social no ha tomado velocidad en Colombia y la razón no es solo por la pandemia, aunque si es claro que hay unos 6 millones de hogares que están en las clases pobres y vulnerables, que faltan en la clase media. La distribución de ingresos sigue siendo peculiar, sorprendente y fiel expresión de una profunda desigualdad, tanto entre pobres y ricos, como entre quienes forman parte de la clase media.
Precisamente, la distribución de ingresos es ahora uno de los temas que revisa el Gobierno electo de Gustavo Petro con el fin de proponer una reforma tributaria estructural. El criterio esencial es lograr que paguen más quienes tienen ingresos más altos y así generar equidad.
Según el Dane, por ejemplo, basta con ganar un millón y medio (un salario mínimo y medio) para ser de la clase media y con ganar seis millones para ser considerado de clase alta.
Para ser más claros, en el país se es de clase media cuando se cuenta con un ingreso individual entre 690.524 y 3.718.204 pesos al mes. Este rango llama la atención, pues la cifra de la base no equivale ni siquiera a un salario mínimo, pero parte de la idea de que las personas no viven solas, sino que conviven en el seno de una familia en la que se juntan los ingresos para llevar las cargas del gasto.
En el otro extremo del rango, pegadito al techo, están los que por sus ingresos individuales ya pertenecen a la clase alta. Quizás por esa cercanía en los ingresos de una clase y de la otra es que muchos temen terminar tocados por los nuevos esquemas de tributación que se ven venir, ante una reforma tributaria que gravará esencialmente a los ricos.