Pagar impuestos es un tema que a muchas personas no les gusta para nada y mucho menos que se los suban cada año, como ha venido pasando en Colombia recientemente. Pese a que la reforma tributaria que se alista por parte del actual gobierno promete meterle la mano al bolsillo a los más ricos, esto parece que no será del todo así y muchas familias de estratos bajos, también terminarán clavadas.

El impuesto a los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas, así como la eliminación de exenciones en zonas francas, la ampliación de la base gravable, la eliminación de los días sin IVA, el cambio tributario al sector minero y en general, todos esos pequeños cambios que tocarán a las personas naturales; dejan ver que no será del todo cierta tanta maravilla que se promete.

El proyecto de reforma tributaria busca recaudar 22 billones de pesos, los cuales serán invertidos, según el presidente Gustavo Petro, en reducir la pobreza, mantener los programas sociales del Estado y ayudar a que se sigan desarrollando los programas del proceso de paz. No obstante, según se ha advertido desde diversos sectores, “el palo no está para cucharas”.

Un reciente informe de Corficolombiana analizó la realidad de esta iniciativa, que ya fue aprobada (casi a ‘pupitrazo’) en las comisiones económicas del Congreso de la República y se alista para el debate en plenarias, y señaló que golpeará con fuerza el poder adquisitivo de los hogares colombianos y reducirá su capacidad de ahorro e inversión a lo largo del próximo año, cuando también el mundo estará en recesión.

Si bien el informe de esta firma indica que “el texto aprobado incluye varios ajustes en la dirección correcta”, también advierte que “preocupa el efecto que tendría la reforma sobre la inversión, el ahorro y el crecimiento económico”, al tiempo que le piden al Gobierno Nacional que se abra más al diálogo y no termine imponiendo su decisión sobre las necesidades de la gente.

“Esperamos que el espíritu conciliador del Ministerio de Hacienda se mantenga, pero advertimos lo ajustado de los tiempos para modular algunas de las propuestas. La reforma aumentaría el recaudo tributario durante los próximos años, pero buena parte de los recursos no son permanentes. Cerca del 15% del recaudo en 2023 provendrá de impuestos transitorios, pero la reforma podría motivar una expansión permanente del gasto”, dijo Corficolombiana.

Estas cifras estiman que la tasa efectiva de tributación de una firma promedio aumente en 13 puntos porcentuales, a 61,3 % de su renta líquida. Así mismo, indica que los proyectos petroleros en producción sufrirían un incremento de 19,2 puntos porcentuales en su tasa efectiva de tributación, mientras que el “Government Take” para los proyectos en exploración de hidrocarburos aumentaría en 22 puntos, por encima de 80 %.

“Según nuestros cálculos, la reforma provocaría una caída de la tasa de inversión del país de 2 puntos porcentuales del 23 % actual a 21 %, en un contexto donde las condiciones financieras más apretadas llevarían a una reducción adicional de 0,8 puntos porcentuales (...) Preocupa que los efectos adversos de la reforma sobre el crecimiento económico y sobre el sector minero-energético se traducirán en una menor dinámica de recaudo a mediano plazo.”, explicó el análisis de estos expertos.

Respecto al poder adquisitivo de los estratos más bajos, el informe de Corficolombiana indicó que los impuestos a bebidas azucaradas y a alimentos ultraprocesados aumentarían hasta 40 puntos básicos la inflación al consumidor en 2023. Esto deja ver, entre otras cosas, que aquellos productos de mayor consumo para la lonchera de muchos niños en Colombia, deberán ser reemplazados por otros.

“La reforma aumentaría el recaudo tributario durante los próximos años, pero buena parte de los recursos no son de naturaleza permanente. Cerca del 15 % del recaudo en 2023 provendrá de impuestos transitorios”, concluyó.

Diversos sectores, como el empresarial y del comercio, le han advertido al presidente Gustavo Petro que el momento actual de la economía no es el propicio para colocar nuevos impuestos a las empresas y los hogares, teniendo en cuenta que la inflación no cede, el dólar sigue disparado y los alimentos cada vez están más caros; situación que podría terminar en un aumento generalizado de la pobreza, especialmente en las regiones más apartadas.