Después de tres años desde que se prohibiera el fracking en el Reino Unido, la nueva primera ministra británica, Liz Truss, anunció el fin de la moratoria sobre la fracturación hidráulica, más conocida como fracking, con el fin de impulsar el suministro de gas en el país.
Este anuncio es parte del paquete de medidas que anunció la primera ministra este jueves para hacer frente al aumento de los precios de la energía que está afectando a los hogares y las empresas en el país. Reino Unido es muy dependiente del precio del gas, que se ha multiplicado por siete en un año, sobre todo por los problemas de suministro por la guerra en Ucrania.
La decisión de suspender el fracking se tomó en noviembre de 2019 por el temor a que esta técnica pudiera inducir terremotos, ya que, meses atrás, Cuadrilla Resources -la única compañía autorizada para hacer fracking en Reino Unido- causó un sismo de magnitud 2,9 en la escala de Richter en medio de sus operaciones.
De acuerdo con Bloomberg, Cuadrilla Resources, detrás del primer gran descubrimiento de gas de esquisto del país en 2011, estaba a punto de tapar y abandonar permanentemente dos pozos de exploración en Lancashire. Pero la guerra en Ucrania le dio a la empresa un respiro ya que el regulador retiró la orden de cerrar los pozos y el gobierno del ex primer ministro Boris Johnson consideró si permitir un reinicio de la perforación.
“Es vital que tomemos medidas para aumentar nuestro suministro doméstico de energía. Terminaremos con la moratoria sobre la extracción de nuestras enormes reservas de esquisto que podrían hacer que el gas fluya tan pronto como seis meses cuando haya apoyo local para ello”, aseguró Liz Truss en el parlamento.
Ese apoyo local puede ser difícil de encontrar, dada la vehemente oposición local que ha acompañado cualquier intento de perforar en busca de gas de esquisto en la última década. Según una encuesta del Gobierno realizada el año pasado, solo el 17 % de las personas en el Reino Unido apoyan el fracking.
Los residentes, preocupados por el riesgo de terremotos o la interrupción de las flotas de camiones que transportan equipos y trabajadores, además de los activistas que se oponen por motivos climáticos, han detenido con frecuencia las operaciones de la industria.
“Existe un peligro real de que el gobierno sirva una pista falsa con las comunidades locales que, probablemente, se opongan a las plataformas de fracking mientras el enfoque se desvía de la eficiencia y las energías renovables”, dijo Jess Ralston, analista sénior de la Unidad de Inteligencia Climática y Energética, a Bloomberg. “Todos los expertos e incluso la industria están de acuerdo en que más gas del Reino Unido no reducirá las facturas británicas”.
Otras medidas para enfrentar la crisis
La nueva primera ministra británica, Liz Truss, también anunció la congelación de los precios de la energía durante dos años para los hogares, lo que representará un ahorro de unas 1.000 libras (1.150 dólares) al año para un hogar medio. Y será el Gobierno el que les pagará a las empresas energéticas la diferencia de precios.
Las empresas e instituciones como escuelas y hospitales también recibirán una “ayuda equivalente durante seis meses”. Así mismo, habrá un incremento de las licencias para la extracción de petróleo y gas en el mar del Norte y se impulsará la construcción de centrales nucleares y la producción de energía renovable.
El paquete de medidas también incluye suprimir temporalmente los impuestos sobre la energía destinados a financiar la transición hacia la neutralidad de carbono, que el Reino Unido se había comprometido a alcanzar en 2050, con una trayectoria que Truss dijo querer reexaminar.
Además de la creación de un fondo de 40.000 millones de libras con el Banco de Inglaterra para garantizar que los proveedores de energía no carezcan de liquidez ante la volatilidad de los mercados mundiales.
*Con información de la AFP.