Tan pronto como quedó definido el aumento del salario mínimo para el próximo año, las empresas en el país empezaron a ajustar sus presupuestos con el fin de saber cómo impactará este incremento en los meses venideros, donde factores como la inflación, el aumento de tasas de interés y la desaceleración económica jugarán un papel fundamental, ya que supondrán retos importantes para todo el mundo.

Colombia arranca el 2023 con la inflación en el punto más alto de los últimos 20 años.

Ahora bien, teniendo en cuenta que el salario mínimo quedará en 1.160.000 pesos, tras el aumento del 16 % concertado entre los empresarios y las centrales obreras, y que este se eleva hasta el 1.300.000 si se le adiciona el subsidio de transporte, que subió 20 %, se abre un panorama en el que las empresas no la tendrán fácil a la hora de ajustar las cuentas para cumplir con la remuneración de sus trabajadores, ya que si se suman también las obligaciones parafiscales, cada empleado les cuesta 1.9 millones de pesos.

El equipo de Investigaciones Bancolombia publicó recientemente un análisis en el que detalla cuáles serán los segmentos más golpeados con este aumento salarial, advirtiendo que estos aumentos se traducirán en un incremento de los precios finales al consumidor.

Las nóminas de las empresas son un elemento fundamental para que estas definan cuánto cobran por los servicios o bienes que ofrecen en el mercado y por esta razón es que el incremento de sueldos no puede ser desmedido.

El salario mínimo es el pago por un trabajo efectuado durante un tiempo establecido. Foto: Getty Images | Foto: Stephan Zabel

“Como una aproximación a esto, la participación directa de las remuneraciones formales en el valor agregado de cada sector, a partir de la información de la matriz insumo-producto del Dane, además del impacto indirecto por cómo se afectan los costos de sectores que proveen insumos en la cadena productiva a otras actividades”, dice el reporte de este equipo económico.

Así las cosas, la administración pública, educación y salud, junto a las actividades profesionales, científicas y administrativas ―que son los macrosectores― serán los sectores de la economía que más sufrirán el otro año tratando de ajustar sus presupuestos al nuevo salario mínimo que percibirán los trabajadores.

“Sin embargo, si se mira desde la óptica de la proporcionalidad, las actividades de información y comunicaciones (86,5 %), las financieras (86,3 %) y el sector público, educación y salud (82,6 %) son las más intensivas, dentro de su total de ocupación, en la de tipo formal. Así, en estos sectores se evidenciaría un mayor impacto por el aumento de los costos laborales”, dice el informe.

Esto, según el análisis, teniendo en cuenta que cuentan con la mayor proporción de contratación formal en el país y resalta que no es descartable la idea de que ajusten sus precios de venta para amortiguar el impacto.

“Luego, habría un grupo extenso de actividades en la que se tendría un efecto de orden medio, mientras que en los servicios públicos y en la minería, en particular, donde es más relevante el capital físico que el trabajo en la producción, es en donde el impacto sería el menos relevante”, concluye el informe.

Aumento de la informalidad

En esta investigación, Bancolombia también sostiene que los incrementos reales del salario mínimo conllevan a una reducción en la creación de empleos formales. El análisis apunta a que cada punto porcentual de ajuste en el SMMLV reduce en una magnitud similar las contrataciones formales.

Además, resalta que el mayor costo de mano de obra afecta la capacidad de generación de oportunidades para aprendices (aquellos destinados a las prácticas profesionales de los estudiantes universitarios en los últimos semestres de pregrado). Esto complica el enganche de los más jóvenes al mercado laboral.

“Como es de esperar, una menor demanda por puestos de trabajo es un obstáculo para la reducción de la informalidad. El mercado laboral del país tradicionalmente se ha caracterizado por tener niveles de informalidad elevados. Incluso, luego del choque de la pandemia, se ha incrementado la proporción en lo corrido del 2022 hasta octubre a un promedio superior al 58 %”, sostiene este informe.

El análisis de Investigaciones Bancolombia cierra recordando que “la alta informalidad implica una baja calidad del empleo, además de un menor aporte a los sistemas de salud y pensiones ―lo que afecta su sostenibilidad y costo fiscal―, y un mayor riesgo de evasión del impuesto de renta”.