Este jueves -17 de noviembre- se conocieron los resultados del Informe Nacional de Competitividad 2022 - 2023, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad (CPC), en el que se hace una radiografía de la realidad empresarial, laboral, educativa, tributaria, productiva, energética y económica del país, entre otras. Todo esto con el fin de que las autoridades, analistas y expertos, tengan una mejor visión de lo que está pasando.
Entre las principales conclusiones que deja esta edición del informe, destaca que Colombia no ha sido capaz de crear una clase media robusta, y ese segmento de la pirámide socioeconómica es el que impulsa la economía a través del consumo. El 50 % de la población trabaja en la informalidad, es decir, no es visible para los registros del Estado, lo que ayuda a que el país tenga un bajo recaudo tributario.
Así mismo, que “en Colombia tenemos una gran cantidad de normas e instrumentos, muchos de ellos mal concebidos y con poca capacidad de solucionar los problemas que debería atender la política pública” y que “la mitad de las normas emitidas en 2021 fueron de carácter no sustancial, es decir, atendían asuntos administrativos”.
“El Informe Nacional de Competitividad 2022-2023 se publica en un momento particularmente importante para las discusiones de política pública, de construcción privada y de participación social en Colombia. En un país cuya fisonomía en algunos casos cambió, y en otros se hizo evidente a raíz de los fuertes impactos de la pandemia, adicional en el arranque de un nuevo gobierno, es necesario que construyamos conversaciones donde muchos participemos y contribuyamos a solucionar los problemas estructurales que aún tenemos”, dijo el CPC.
En uno de los apartados de este análisis, en el que tiene que ver con el mercado laboral, hay tal vez una de las conclusiones más importantes y es la que tiene que ver con la realidad salarial de millones de colombianos que hoy en día ganan por debajo del salario mínimo, es decir, que viven con menos de un millón de pesos y que subsisten gracias a la informalidad o como popularmente se le conoce: del rebusque.
“Actualmente, la Ley excluye de la formalidad a un alto porcentaje de los trabajadores dado que usa el salario mínimo para determinar quién debe hacer aportes al sistema de seguridad social, desconociendo que el ingreso laboral del 60 % de los trabajadores colombianos es menor a este parámetro”, dice el informe.
También dice que al revisar los datos se ve que solo el 13 % de los empleados superan ingresos laborales de dos millones de pesos dado que la mayoría de los trabajadores son informales. Por ejemplo, de los trabajadores por cuenta propia, el 88 % son informales y solo el 6 % gana más que un salario mínimo. En Colombia, la inmensa mayoría de las empresas es muy pequeña y de menos de cinco trabajadores. Para 2021 los negocios de hasta 10 empleados concentraban el 30 % de los trabajadores, y 38 % del total de ocupados trabajan en autoempleo.
“La desigualdad en la distribución de los ingresos laborales es más alta en los países pobres, donde se tienen mayores incidencias de pobreza debido a los bajos ingresos (Organización Internacional para el Trabajo [OIT], 2019). Por ende, cabe aclarar que, cuando se dice que el salario mínimo en Colombia es alto, no se hace referencia a su relación con el costo de vida, sino a su relación con la distribución de ingresos”, agregó el CPC.
El Consejo Privado de Competitividad agregó que la regulación del salario mínimo es ajena a la realidad del mercado laboral colombiano, donde un porcentaje altísimo trabaja por cuenta propia, en negocios familiares, o en negocios muy pequeños de baja productividad, cuyos ingresos no alcanzan para cumplir con la normatividad vigente.
De acuerdo con las encuestas realizadas por Fedesarrollo, el 14 % de los encuestados afirma que tendría un empleo formal si no existieran las plataformas digitales, a pesar de que el 25 % tenía un trabajo formal antes de la pandemia. Los resultados confirman que el 44 % estaría desempleado y el 32 % tendría un trabajo independiente, donde la probabilidad de ser formal es baja. Asimismo, el 52 % afirma que la razón por la cual genera ingresos con las plataformas es que no tiene otras opciones laborales.
“En definitiva, las tendencias tecnológicas de digitalización y automatización se muestran como las nuevas modalidades de trabajo y la economía colaborativa, apropiándose de las nuevas formas de relacionarse y convivir. Por lo tanto, es necesario adaptar la regulación para que estas alternativas brinden mejores oportunidades para quienes intercambian relaciones laborales y de consumo”, concluyó.