Esta semana Rappi y Davivienda anunciaron con bombos y platillos su intención de crear una nueva entidad financiera. Esta movida puso sobre el tapete una realidad: durante la crisis sanitaria, el sistema financiero del país se creció y, por ahora, no parece tener techo.
La llegada de nuevos jugadores al sistema se da en un momento en que más personas tienen recursos en sus cuentas y demandan una oferta que años atrás era inexistente. Para muchos, los servicios que venían atados a tarjetas de crédito u otras opciones comenzaron a ser prescindibles. Por ende, cobros de cuota de manejo y comisiones se convirtieron en el coco de los usuarios financieros.
Esta nueva dinámica la han entendido organizaciones tradicionales y nuevas, que se han volcado a diseñar y poner en marcha productos digitales cuyos costos son menores. La idea, en últimas, es ganarse a cada ciudadano a punta de mejores tarifas. Por eso, no sorprende que Rappi y Davivienda presentaran una solicitud para crear un nuevo banco, con el que pretenden conquistar a un mayor público.
Sin embargo, no empezarán de ceros. Estas firmas cuentan con un terreno ganado gracias a la alianza que tienen hace más de dos años, sumado a que se alistan para lanzar una tarjeta de crédito sin cuota de manejo.
En conjunto, han logrado atrapar a una parte de la población que veía al sistema bancario como un enemigo. Y ahora se preparan para competir en las grandes ligas del sector. “Queremos ofrecer servicios financieros a tasas más bajas, de manera más proactiva y más personalizada”, asegura Simón Borrero, CEO y cofundador de Rappi.
Aunque no serán los únicos, y la competencia será dura. De acuerdo con cifras de la Superintendencia Financiera, 2020 fue un año movido en el ramo, incluso en medio de la pandemia. Tanto por las empresas nuevas que se constituyeron como por las cesiones o fusiones concretadas.
Por ejemplo, se autorizó el primer neobanco de Colombia, Lulo Bank; asimismo, hubo luz verde para negocios entre Mibanco y Edyficar, y Skandia y Global Securities.
Eso sí, la segunda parte del año fue todavía más agitada. Se avalaron dos Sedpes, instituciones especializadas en depósitos y pagos. Se constituyeron otras entidades en el sector como Inverti, Keralty y Crédito Fácil Codensa. Pero, sin lugar a dudas, el premio mayor se lo llevó Mercado Libre, con su compañía de financiamiento: Mercado Pago.
Si bien esta figura no es ciento por ciento idéntica a la de un banco, en la práctica tiene los mismos derechos. Es decir, captar recursos y dar créditos, lo que la pone en el radar de la dura competencia. Aunque tiene un plus: el terreno ganado en comercio electrónico gracias a su compañía matriz.
No se puede olvidar que Mercado Libre se ha convertido en el Amazon latinoamericano, y sus operaciones la han posicionado como una de las empresas más grandes de la región.
La cuestión es que no será la única en el país. Como se ve, a Colombia han llegado y seguirán llegando opciones para todos los bolsillos. Si de algo no se pueden quejar los ciudadanos es de no tener opciones, tasas y ofertas de todo tipo.
El propio Jorge Castaño, superintendente financiero, considera que esta nueva gama de jugadores envía un mensaje contundente: el sistema colombiano es tan atractivo como el de cualquier otro país, y seguirá creciendo.
Como en todo mercado, a mayor competencia, los beneficiados serán los clientes y, por ende, la nación. El momento para este boom financiero no podría ser mejor, más cuando Colombia avanza en su recuperación.