La llegada de la pandemia puso a la economía contra las cuerdas. A la crisis económica se le sumó el creciente descontento social que se extendió por todos los rincones del país. Pero el petróleo, el carbón y el café están dando la mano para salir de la crisis.
Colombia cerró el primer semestre de 2021 con la noticia de la pérdida del grado de inversión. Tanto Fitch como Standard and Poor’s le rebajaron la calificación de la deuda soberana, y, aunque es una mala noticia –sobre todo porque la nación tendrá un endeudamiento más costoso internacionalmente–, lo cierto es que no todo está perdido.
El país tiene que sacudirse para aprovechar algunas señales económicas que se han visto en los meses recientes y que podrían salvar la patria en este momento tan complicado.
Durante los últimos años, lo que más se le ha criticado a la nación es la poca diversificación de su economía y su dependencia de las materias primas, particularmente, del petróleo y del carbón. Pero, paradójicamente, todo parece apuntar a que estamos entrando en un ciclo económico que se caracteriza por un alto precio de estos recursos, lo que sin duda es un aliciente en medio de tanta incertidumbre.
El banco de inversión Goldman Sachs ya había proyectado hace varios meses que las materias primas podrían dispararse hasta 13,5 por ciento, principalmente por la reversión de las restricciones en el ámbito mundial y por las tasas de interés bajas en el mercado. Según esas estimaciones, los precios del crudo Brent podrían alcanzar 80 dólares el barril, mientras que los de WTI llegarían a 77 dólares el barril. Además, preveía que la cotización del oro alcanzaría 2.000 dólares por onza.
Cuatro meses después de estos pronósticos, se puede concluir que Goldman Sachs acertó en casi todo. Al cierre de esta edición, el barril de petróleo Brent, por ejemplo, se ubicó en un promedio de 73 dólares, y la onza de oro estaba por el orden de 1.800 dólares.
Felipe Campos, gerente de Investigaciones Económicas de Alianza Valores, explicó que hoy el mundo está entrando en un nuevo ciclo económico, luego de una década de estancamiento de las materias primas.
Esta es una gran oportunidad, pues la economía del país depende, en gran medida, de esta clase de productos que hoy alcanzan precios que hace meses parecían imposibles. Un ejemplo de ello son el petróleo y el café, que en el primer semestre de 2021 han mostrado una tendencia positiva. Y, de ser constante, sería el impulso perfecto para irrigar a la economía con los recursos necesarios a fin de consolidar el proceso de recuperación económica.
¿Cuánto durará? De acuerdo con Campos, si bien nadie puede asegurar que este boom de las materias primas se mantendrá por tres o cuatro años, es bastante complicado que se caigan los precios en el corto plazo.
Esto porque, actualmente, hay una combinación de precios altos y un dólar fuerte, ecuación que deja al país en el mejor de los escenarios, pues aunque caigan los precios de las materias primas en alguna proporción, este desplome estaría cubierto por el alto precio del dólar. Lo que quiere decir que estaríamos blindados por un buen tiempo. Esta historia tiene un antecedente.
Curiosamente, Colombia pasó por una situación similar hace 20 años. Los hechos de hoy parecen una fotocopia de lo que entonces ocurrió. La situación fue así: a finales de los años noventa, el país tuvo que afrontar los devastadores efectos de una doble crisis: petrolera y financiera. El resultado fue que perdió el grado de inversión y los niveles de desempleo superaron el 18 por ciento, y, al igual que hoy, los indicadores sociales se desplomaron.
A principios de este siglo, los precios de las materias primas, especialmente del petróleo, empezaron a recuperarse. Allí comenzó una de las transformaciones más relevantes del país en el contexto social y económico.
“Con materias primas fuertes, las economías se transforman y llegan los inversionistas. Esas condiciones transformaron a su vez a la nación. Ya vivimos en un entorno en que la economía venía mal, las calificaciones venían mal, y ya sabemos cómo terminó esa película”, recuerda Campos.
Actualmente, la nación está en capacidad de sacarle el mejor provecho a la eventual bonanza que traerán las materias primas, sobre todo porque se cuenta con más infraestructura y con más capacidad de producción que hace 20 años.
El petróleo, particularmente, podría ser ese as bajo la manga que dispare el crecimiento económico en los próximos años. Cabe recordar que si bien Colombia no es un país petrolero, un buen porcentaje de los ingresos son producto de esta actividad.
Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), considera que esta es una oportunidad muy importante para el país; no solo desde la óptica fiscal, sino de todo el aparato productivo.
Lloreda recuerda que, de acuerdo con cifras del Gobierno, si el precio del petróleo logra terminar el año en 73 dólares por barril en promedio, esto significaría ingresos adicionales por 7 billones para el fisco. Se trata de media reforma tributaria; hay que tener en cuenta que en el Marco Fiscal de Mediano Plazo el Gobierno había supuesto un precio de 63 dólares por barril, con una producción de 770.000 barriles diarios.
Sin embargo, el presidente del gremio de los petroleros explica que la nación no se puede confiar, pues no se sabe si estos precios van a disminuir, ya que esto dependerá de la decisión que tome la Opep en cuanto a un eventual incremento en la oferta del crudo. En este frente hay posiciones divididas al interior del cartel petrolero.
No obstante, Lloreda aclaró que hay que aprovechar esta ventana de oportunidad y poner el pie en el acelerador a la producción, ya que hoy Colombia está produciendo menos de 700.000 barriles diarios. La cifra preocupa, más si se tiene en cuenta que al inicio del Gobierno Duque ese número estaba en 860.000 y que hace unos años la nación alcanzó el millón de barriles.
Desde el gremio esperan adicionar 130.000 barriles para 2022 y 160.000 para 2023. Con este aumento en la producción le podrían entrar recursos al Gobierno por el orden de 10 billones de pesos.
Así las cosas, aunque parece que con el alto precio de los commodities se le apareció la virgen al país, es fundamental sacarle el máximo provecho a la bonanza. Es relevante, por ejemplo, que se garantice la estabilidad de las cadenas productivas y no se permitan más bloqueos.
Hace pocas semanas, el país fue testigo de cómo debido a estas afectaciones no se pudo obtener beneficio de la exportación cafetera, cuando los precios reportaban niveles que no se veían hace muchos años. El impacto fue de tal magnitud que las exportaciones cayeron 11 por ciento en junio.
También, es indispensable que se logren destrabar varios procesos, particularmente en lo concerniente a proyectos de minería de cobre y oro que se encuentran en el limbo y podrían entrar a jugar un papel dinamizador importante, como ya lo hacen en otros países de la región, entre ellos Perú y Chile.
Estamos frente a una oportunidad envidiable, y Colombia no se puede dar el lujo de desaprovecharla. Pese al complicado entorno económico y social, no todo está perdido, y sin duda las materias primas se convertirán en el catalizador para regresar a la senda del crecimiento.