Hace un mes, el Gobierno expidió el decreto 278 que modificó el decreto 2147 de 2016 sobre zonas francas. La normativa ha sido bien recibida entre los actores y analistas de los temas de comercio exterior e inversión.

Según Nicolás Potdevin Stein, director de Aduanas y Comercio Internacional de la firma Gómez Pinzón Abogados, uno de los cambios más importante se refiere a los requisitos de inversión para declarar zona franca. Según la normativa anterior ese monto tenía que estar representado por activos fijos reales productivos.

“La novedad es que ahora se admite dentro del compromiso de inversión los intangibles. Esto es muy importante, por ejemplo, para las zonas francas de servicios que cuentan con un alto componente de software. Eso es un impulso para industrias como las de los call center, BPO o Data centers”, explicó el experto.

El otro tema central es que se concreta la autorización para que los empleados de una compañía en zona franca trabajen desde fuera de la zona. Eso también es vital para las firmas de servicios. De acuerdo con lo estipulado en el decreto, se podrá tener hasta 50 % de la mano de obra en trabajo remoto. Sin embargo, hay una restricción: el costo de esa operación virtual o remota no podrá superar 30 % del costo total de la zona franca.

“Hay otro punto que se puede destacar que es muy importante: las zonas francas permanentes especiales de servicios -como por ejemplo un call center o un data center- se pueden convertir en zonas francas permanentes”, explica Potdevin.

Todas estas medidas resultan muy importantes para un sector que viene mostrando un dinamismo acelerado en los últimos años y más aún durante la pandemia.

“Existe la posibilidad de darle impulso al tema de servicios. Eso es buenísimo para todos los sectores de estas industrias. Este decreto impulsa lo que hoy la economía mundial reconoce que se está moviendo como los servicios nacionales y transnacionales. Uno debe aplaudirle al gobierno esta estrategia”, explicó el experto.

Un desarrollo clave que podría derivarse de esta normativa es que se puedan desarrollar operaciones de tráfico postal y envíos urgentes desde las zonas francas, así como estrategias nuevas de comercio electrónico asociado a zonas francas.

“Antes, el régimen estaba concebido para carga contenerizada -explicó Potdevin-. Pero hay mucha industria que está en zona franca y maneja el paqueteo. Sin esta regulación, eso se le dificultaba muchísimo por la documentación y todo el papelo”. Esa medida también forma parte del decreto y pone en funcionamiento esta modalidad expedita para hacer envíos.

“Eso agiliza las operaciones: que la persona que vende al paqueteo pueda o vender hacia el exterior o al territorio aduanero sin tanta traba”, aseguró.

El impulso a las ventas por internet

Otro aspecto de mucho relieve para estas empresas de zona franca es que se impulsan más las ventas por internet que tenían antes una restricción. Como desde zona franca no se pueden hacer ventas al detal era imposible estructurar negocios de ventas virtuales que son en su mayoría al menudeo.

“Para fortalecer el comercio electrónico, el régimen estableció que las ventas por internet no se considerarán ventas al detal. Eso favorece el comercio electrónico. La compañía que está en zona franca puede venderlos a través de comercio electrónico y esto da para que se monten nuevos modelos de comercio electrónico amparados en el régimen de zona franca”, destacó el experto.

Otra norma que contiene el decreto es que se abrió la posibilidad de que se aplique el régimen de zonas francas a los aeropuertos y ferrocarriles. Antes esta posibilidad solo estaba vigente para contratos de concesión en puertos.

Potdevin llamó la atención sobre la necesidad de que el gobierno se ponga las pilas con los procesos de fiscalización, porque hasta el momento no ha habido mucha gestión en este frente. Esto significa la exigencia de verificar que se cumplen las condiciones en todos los casos para acceder a los beneficios de zona franca.