Luego de celebrarse la segunda vuelta presidencial en Colombia entre Gustavo Petro Urrego y Rodolfo Hernández, el candidato del Pacto Histórico se convirtió en el presidente de la República número 60, en reemplazo del actual jefe de Estado, Iván Duque, quien dejará el cargo el próximo 7 de agosto.

En las elecciones triunfó la democracia. Los colombianos, por mayoría, eligieron al nuevo presidente y, en respeto a los resultados, varios sectores salieron a reconocer y a felicitar al nuevo mandatario electo y a su fórmula vicepresidencial, Francia Márquez.

Una de las entidades que hizo lo mismo fue el Grupo Energía Bogotá (GEB) y aprovechó para mandarle un mensaje al nuevo presidente electo de cara al futuro energético del país.

“Grupo Energía Bogotá saluda el éxito de jornada democrática en Colombia y al presidente y vicepresidenta electos, Gustavo Petro y Francia Márquez. Seguiremos juntos construyendo el camino de la transición energética justa e inclusiva hacia energías limpias para mejorar vidas, cerrando brechas”, dijo el GEB cuyo presidente es el exdirector de la Dian, Juan Ricardo Ortega.

¿Adiós a la industria petrolera?

Una de las propuestas más controvertidas de Gustavo Petro ha sido la de suspender los contratos de exploración de hidrocarburos y sustituir los ingresos que vienen de este sector por otros, como el conocimiento, el agro y el turismo, acelerando el paso hacia un modelo de energías limpias. Sin embargo, si bien hay un consenso en la estrategia de adelantar un proceso de transición energética, la velocidad con que se haga es fundamental, al igual que el desarrollo de otros sectores que reemplacen los ingresos provenientes de la industria fósil. Aunque Petro intentó en las últimas semanas bajar el tono y hablar de un período de largo plazo, la polémica se mantiene.

El petróleo es uno de los pilares de la economía colombiana no solo por los recursos que trae, sino también por la autosuficiencia energética que le permite al país no importar crudo, en especial ahora que supera los 100 dólares por barril.

Según la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), si se avanza en esta iniciativa, en cinco años la producción caería 47 %, en el caso del petróleo, y 27 % en gas, con una pérdida anticipada en la autosuficiencia energética, que llevaría a importar gas a partir de 2026 y petróleo desde 2028.

“El país quedaría expuesto a tensiones políticas de mercados internacionales que encarecerían el gas de los hogares (duplica su costo), la electricidad, el transporte y el respaldo para las fuentes renovables y la transición energética”, dice en un documento.

Agrega que la pérdida en divisas llegaría aproximadamente a 68.000 millones de dólares entre 2022 y 2032 por la reducción de las exportaciones de petróleo y, además, por importaciones anticipadas de petróleo y gas. “Este choque externo no solo encarecería la energía, también perjudicaría el bolsillo de los colombianos por un dólar más caro para todos los sectores y los hogares, podría implicar una menor calificación de riesgo país y aumentaría la deuda externa y las tasas de interés para los ciudadanos”, señala el gremio.

Por desplome en producción se estima una pérdida de 18 billones de pesos en aportes fiscales y regalías de las empresas de exploración y producción (E&P) para la nación y las regiones. Se desfinanciarían programas gubernamentales para la superación de la pobreza, el desarrollo socioeconómico regional, y hasta la misma transformación productiva y energética del país. “La reducción de inversiones E&P por 21 billones de pesos afectaría el empleo y las oportunidades de contratación de bienes y servicios en las regiones”, concluye el análisis de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas.