En la Semana Santa, los creyentes en el cristianismo, conmemoran la vida, crucifixión y resurrección del Señor Jesucristo, quien fue condenado a ser colgado en la cruz en el Monte Gólgota en Jerusalén, luego de ser capturado por los soldados romanos.
Según cuenta el relato bíblico, Judas, uno de sus discípulos lo traiciona y lo vende para ser apresado (y posteriormente crucificado). Por entregarlo en manos de los principales sacerdotes y ancianos del pueblo, el traidor recibió 30 monedas de plata.
De acuerdo con el portal Excelsior, algunos “datos históricos señalan que en la Palestina de Jesús circulaba con gran cantidad la moneda llamada ‘Ciclo de Tiro’, acuñada por los romanos. Un ‘Ciclo de Tiro’ variaba dependiendo su peso en plata y tamaño; había monedas gruesas, pequeñas, grandes y con pesos de 9 gramos a 17 gramos”.
Asimismo, explican que el salario romano era de 20 denarios, que equivalía a 5 monedas de plata de las que habría recibido Judas Iscariote.
Es decir, que Judas obtuvo a cambio un valor cercano a los 6 salarios, que comparados con el tiempo actual, al menos en Colombia, serían alrededor de 6 millones de pesos.
Según la cuenta de Twitter Coleccionista de Monedas Colombia, “se plantea que eran tetradracmas (llamados siclos de Tiro), que pesaban 14 gramos cada una, para un total de 420 gramos de plata en 30 piezas. Esa plata tendría hoy un costo de $1.480.000″ COP.
Es por ello que la Iglesia católica considera este día de luto y penitencia. Algunas personas guardan ayuno, acuden a las procesiones que programa la Iglesia, entre estas, el viacrucis, en el que se conmemora la Pasión de Cristo.
En las sagradas escrituras recuerdan que el viernes fue el día en el que Judas Iscariote entregó a Jesucristo a los romanos, por lo que este fue apresado y llevado ante Poncio Pilatos, quien, por ese entonces, era el prefecto de la provincia de Judea.
Una vez puesto ante el líder romano, este escuchó que la multitud clamaba por la muerte de Jesús, así que decidió poner a consideración del pueblo la vida del Mesías y la de Barrabás, un hombre que había sido apresado por haber participado en un motín en el que se había cometido un homicidio.
La gente, a gritos, eligió que se liberara a Barrabás y que Jesucristo fuera condenado, por lo que Poncio pudo “lavarse las manos” de la condena al “hijo de Dios”.
Luego de su proceso, los soldados romanos le quitan la ropa a Jesús, le ponen la corona de espinas y lo obligan a cargar la cruz en su espalda ante la multitud, que lo escupe durante su procesión. Una vez llega al monte Gólgota, Jesucristo es crucificado junto a dos ladrones.
La Biblia también cuenta que, horas después, Jesús murió en la cruz, lo que generó que el cielo se oscureciera y que hubiera un terremoto en todo el mundo. Luego, José de Arimatea reclamó su cuerpo a Poncio Pilato, quien se lo entregó para realizar los rituales relacionados con la muerte. Él descansó el día sábado y resucitó el domingo.
Vale destacar que desde el siglo II, después de Cristo, se organizó la Semana Santa como la conmemoración del Triduo Sagrado: la pasión, la sepultura y la resurrección del Señor. El nuevo calendario litúrgico instituyó la Semana Santa, destinada a recordar la pasión de Cristo, a partir de su ingreso a Jerusalén.