La propuesta de una “transición energética a la colombiana”, que parta de un consenso nacional, fue lo que propuso Frank Pearl, presidente de la ACP (Asociación Colombiana de Petróleo), que realiza su séptima cumbre en Cartagena.
La industria extractiva aporta 2,8 % del Producto Interno Bruto (PIB), por lo tanto, si bien es necesaria la transición y los gremios que tienen que ver con los hidrocarburos lo aceptan así, no puede ser algo inmediato.
El hecho de que sean 56 billones de pesos, cuando se habla de toda la cadena completa, plantea el hecho de que reemplazarlos no es tan fácil.
Más aún para las regiones que dependen de las regalías, que son los ingresos que han permitido hacer obras en los territorios.
Según cálculos presentados por Pearl en la cumbre de petróleo y gas, realizaron un ejercicio con los ingresos de regalías de 2007, los cuales, si se hubieran distribuido en los pobladores de las regiones, el ingreso per cápita sería 5,4 % más alto.
Con esas prerrogativas, Pearl señaló que “si se apaga el sector se quiebra el país”. Así de sencillo. Esto, porque esta rama de la economía no es solo referente a los hidrocarburos. El directivo de la ACP, por ejemplo, puso en el visor que el país ha fallado en generación de riqueza, meta que ha sonado con más fuerza desde que este gobierno asumió el mandato. En ese sentido, recordó que, además de empleo en distintas áreas de la cadena que hace parte de la actividad, también han hecho fuertes inversiones sociales, como las 266.000 soluciones de vivienda de interés social apoyadas.
En concreto, Pearl manifestó: “si el sector de petróleo y gas se apaga, o se deja marchitar, el país no tiene cómo funcionar”.
El gran problema es que las empresas del sector, están entre la espada y la pared, entre un Estado ineficiente y a veces inexistente, y unas comunidades que están reclamando todo a las empresas porque el Estado no ha cumplido. Este no es un problema nuevo viene de mucho atrás. Requerimos dar un