El sí se oía mayoritariamente a la hora de la votación del Presupuesto General de la Nación para 2023, aforado en 405,6 billones de pesos.
La propuesta pasó la primera prueba en el Legislativo, al recibir el aval de los congresistas que forman parte de las comisiones económicas del Congreso (terceras y cuartas del Senado y la Cámara).
Es claro que el Gobierno está en la etapa de ‘luna de miel’ con el Congreso de la República, pero, en particular, hay que resaltar la participación del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, al frente de esta cartera de las finanzas públicas. Además de ‘flores’ que le lanzaban y lo ubicaban como “el decano de los ministros”, en la sesión se conoció lo sucedido unas horas antes en el Ministerio de Hacienda, cuando Ocampo fue ovacionado y aplaudido, tras anunciar la redistribución que se había hecho de los recursos, para darles más recursos tanto a los sectores como a las regiones.
Algo que antes se llamaba ‘mermelada’, que no era otra cosa que asignar recursos para hacer una vía, un colegio en una región específica, de manera que los parlamentarios quedaran bien con sus electores, sonó mucho en el recinto del Legislativo. Unos seguía pidiendo, otros agradecían por lo recibido para su región o su sector.
Todos parecían contentos con el contenido de la ponencia que fue votada prácticamente con 100 % afirmativo. Se trata de 405,6 billones de pesos, alrededor de los cuales varias voces pidieron que ahora lo clave es “ejecutar, ejecutar, ejecutar”, pues de nada sirve asignar recursos para que luego entren a dormir el sueño de los justos, mientras las obras están inconclusas.
Se referían en particular a los recursos que tiene ahora el sector agropecuario, el cual arrancó con dos billones de pesos, con el proyecto original presentado por el gobierno saliente, y pasó a cuatro billones de pesos con las modificaciones introducidas. Es decir, quedó con cuatro billones de pesos, en línea con las intenciones del gobierno de Gustavo Petro, de poner a andar el campo.
El gasto en funcionamiento quedó sobresaliendo, pese a la insistencia en que habrá ajuste del gasto, en particular, con el desmonte de nóminas paralelas. Eso sí, es bien conocido que en el país, dentro del funcionamiento, hay gastos ‘impajaritables’, que no se pueden tocar ni aplazar, como lo son los casos de la asignación para pagar las mesadas pensionales o para hacer las transferencias a las regiones.
Para funcionamiento, que inicialmente tenía una cifra de 250,6 billones de pesos, asignaron y aprobaron 253,6 billones, en parte, por el curso alcista que ha tomado la inflación en Colombia, indicador que se ha disparado aún más en los últimos meses, y a él están indexadas las alzas salariales de los servidores públicos.
Con ello, el funcionamiento del Estado se llevará el 62,5 % de la carta financiera del próximo año, mientras que el país pagará un 19,2 % de los recursos previstos, correspondientes a 78 billones de pesos, en el servicio de la deuda, que también ha ido incrementándose.
Para la inversión, que son los recursos que se destinan a la realización de las obras y, principalmente, con asignaciones territoriales, aumentaron 11,2 billones de pesos, desde los 62,7 billones que se contemplaron en el proyecto inicial, elaborado por el saliente equipo económico de Iván Duque. Es decir, la plata destinada para inversión en 2023 es de 74,02 billones de pesos.
¿Cómo votaron?
En una jornada que se prolongó por cerca de seis horas, se aprobó un enorme bloque de artículos, prácticamente todos: 90 de 95. Posteriormente, evacuaron los demás (cinco), uno por uno, sin que faltaran los reclamos, como el que expuso el senador Carlos Meisel, quien recordó que su partido, Centro Democrático, tiene un paquete de 12 proposiciones que pidieron revisar para el segundo debate, en plenarias de Senado y Cámara.
“Ministro Ocampo, sé que usted es alguien facilito para el diálogo, pero votaremos negativo el presupuesto hasta tanto se revisen estas propuestas”, aseveró Meisel.
Otro presupuesto
Empapelado. Así se veía el vocero de los ponentes, Jhon Jairo Roldan, al leer la cantidad de proposiciones que tenían los cinco artículos adicionales que faltaba por aprobar. “Es otro presupuesto”, dijo el parlamentario, al referirse a uno de los artículos (el número 2), el cual se versaba sobre inversiones en sectores y regiones, y tenía 74 proposiciones poniendo el sombrero para pedir más recursos para cultura, para la paz, para la ciencia, para vivienda, para el comercio y el turismo, entre otros.
Lo que falta
La segunda etapa del proyecto de presupuesto, en su paso por el Congreso de la República, se dará en las plenarias del Congreso, que suelen valorar lo aprobado en las comisiones económicas, que son las expertas en el tema. En otras palabras, el proyecto ya está “cantado”.
No obstante, lo que viene es otra peluqueada, para hacerle ajuste a la ponencia definitiva que se someterá a votación antes del 25 de octubre. Roldán dijo que con el cronograma previsto tienen la expectativa de que, a más tardar el 17 de octubre se esté iniciando el segundo y último debate del Presupuesto 2023, con el cual el presidente Gustavo Petro tendrá que armar el plan para cumplir con su programa de gobierno.