Un llamado a los colombianos para que estén alerta ante el fraude con los seguros fue el llamado que hizo Fasecolda, gremio de aseguradoras, al presentar las estadísticas sobre estafas a personas que intentan adquirir una póliza, ya sea del Soat (seguro obligatorio de accidentes de tránsito) o al solicitar afiliación a riesgos profesionales para cumplir con exigencias para vincularse a un trabajo. Las víctimas en los casos de estafas no son solo las aseguradoras. A veces son los ciudadanos más frágiles, los que necesitan un trámite con una póliza como el Soat o requieren el aseguramiento en riesgos laborales. Y lo más grave aún, el impacto del fraude recae sobre todos los colombianos, pues afecta el Presupuesto de la salud, que se financia con el aporte de todos a través de los impuestos.
De acuerdo con las cifras presentadas este miércoles por Fasecolda, durante el segundo semestre de 2021 hubo 9.916 casos reportados, alrededor de los cuales hay recursos involucrados por 67,9 mil millones de pesos y el pago efectivamente realizado fue del 8,2 % del monto señalado.
El gremio de aseguradoras realizó un estudio en el cual evidencia el alto impacto que está teniendo este fenómeno y eso que la investigación solo revisó 18 aseguradoras de 33, lo que representa el 75 % de la participación de primas emitidas.
Las compañías de seguro pagaron ese porcentaje (8,2 %), pese a ser un fraude por varias razones. Primero, no detectaron que se trataba de una estafa sino después de haber pagado. En segundo lugar, hay casos en los que aunque se sospecha de fraude no hay suficientes pruebas. Y en tercer lugar, hay casos en los que las compañías advierten a las autoridades judiciales que puede ser un acto fraudulento, pero dan la orden de liberar la póliza.
Modalidades de fraude
Cinco modalidades de fraude fueron sacadas en alto relieve en el informe de Fasecolda, y entre ellas, se destaca que el Soat y los riesgos laborales constituyen el 80 % de los fraudes detectados.
El asunto tiene hondas repercusiones, teniendo en cuenta que el seguro de autos es el que protege a los ciudadanos que son víctima de un accidente de tránsito y, de por si, ya tiene una alta evasión. En los registros de Fasecolda se muestra que el 48 % de vehículos que circulan no tiene ningún respaldo en aseguramiento.
“En Colombia, el sistema de atención opera bajo la modalidad de que a la persona la van a atender. En ese sentido, el 52 % de los costos van con cargo a las empresas aseguradoras, mientras que el resto está con cargo a los recursos de la salud”, dijo Miguel Gómez, presidente de Fasecolda.
El hecho de que 1 de cada 2 casos sea cubierto con recursos públicos es algo que debe estar en la mira de todos los colombianos, pues se trata de dineros que aportamos todos a través de los impuestos. No en vano, en 2022, el Presupuesto para el sector salud asciende a 41 billones de pesos, debido a la alta demanda de necesidades de atención en salud que tienen los colombianos.
El año pasado, solo por accidentes de tránsito, fueron atendidas 700.000 personas, un número que, según Miguel Gómez, “no es poco”.
Otras de las modalidades más visibles de fraude incluyen el seguro de salud y de automóviles.
Algunas tretas
* Alguien le presta una póliza para que sea atendido con cargo al Soat.
* Se cobran servicios médicos que no fueron prestados a la víctima.
* Cobros muy altos por atención de una fractura, por ejemplo.
* Incapacitan a una persona y el empleador solicita en más de una ocasión el reconocimiento de la incapacidad.
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¿Cómo protegerse?
De acuerdo con los análisis realizados por Fasecolda, “el mayor aliado del fraude es la falta de prudencia”. Por esa razón, el gremio lanzó una campaña que se llama “No caiga”, puede ser una trampa.
El llamado de la organización gremial es a que los ciudadanos desconfíen cuando le hagan una oferta que suena demasiado atractiva. En ese caso, la recomendación es a indagar antes de tomar una decisión.
En general, las personas caen en estafas por que tienen una urgencia, por ejemplo, cuando van a obtener un empleo y para mayor agilidad les ofrecen el aseguramiento en riesgos laborales que les exige el contratista. El estafador suele prometer una rapidez casi imposible de cumplir, pero en realidad, su intención es llevarse el dinero y la víctima queda sin ninguna afiliación.