Finlandia, un municipio del departamento de Quindío, tiene cerca 13.000 habitantes, y en cada hogar, por lo menos, hay un familiar migrante. Por lo que es habitual que cientos de personas hagan fila en los centros de giros internacionales para retirar remesas enviadas desde Estados Unidos, que ahora se convierte en un importante monto de dinero por la fuerte desvalorización del peso colombiano frente al dólar.

Finlandia - Quindío está feliz con el dólar a más de 4.900 pesos | Foto: Getty Images

El sentir de los habitantes en este municipio es muy diferente al común denominador de los habitantes del resto del país que sufre los efectos negativos por el costo de vida que pagan por adquirir alimentos y bienes de primera necesidad, en septiembre de este año la cifra de inflación llegó a 11,44 % y el dólar que ya tocó los 4.900 pesos aumenta la preocupación por el aumento en el valor de las importaciones de alimentos que afecta el bolsillo del consumidor final.

Leobardo Flores tiene 55 años y vio partir a nueve de sus hermanos. Ellos “jalonaron el barco” y son la “locomotora” que le permitió educar a sus cuatro hijos y mantener durante 28 años su negocio, cuenta el extrovertido panadero.

“No solo dieron la atarraya para pescar, sino que dieron los peces”, añadió Leo, como lo conocen en el pueblo de casas variopintas, arquitectura colonial y paisaje ondulado. Filandia es la otra cara de la devaluación del peso, que alcanzó el 14 % en los últimos 12 meses, encareciendo las compras en el exterior.

El éxodo se inició en los años setenta y se agudizó una década después con el ocaso de la bonanza cafetera, cuando se desplomó el precio internacional del grano.

Desde entonces, cientos de filandeños migraron a Estados Unidos, muchos por intermedio de traficantes que por unos 18.000 dólares los dejan a su suerte del otro lado de la frontera con México, según testimonios de los pobladores. La mayoría viajó a Nueva Jersey, a donde llegaron los primeros migrantes que ayudan a los nuevos con vivienda y a conseguir trabajos muchas veces extenuantes como obreros o meseros.

Cuando el dólar ronda por primera vez los 4.900 pesos colombianos, las remesas son una fiesta en este pueblo turístico del departamento del Quindío. “Me rinde mucho la plata” en Colombia, se emociona un migrante indocumentado que habló bajo reserva de identidad.

Incluso, señaló, pensó en pedir dólares prestados para multiplicarlos en pesos. Pronto terminará la construcción de su casa. Su mamá vigila la obra desde una vivienda que alquila al frente. El precio del dólar, una divisa que es tradicional valor de refugio, subió alrededor del mundo impulsado por el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos.

En mayo fueron detenidos casi 20.000 colombianos que intentaban ingresar irregularmente a ese país, según autoridades estadounidenses. Filandia es un pueblo de “niños huérfanos con padres vivos”, sostiene el alcalde Jaime Franco.

Las crisis han expulsado sobre todo a los hombres. Las mujeres en el pueblo se silencian para no delatar a quienes migraron sin papeles, o por miedo a las mafias que están detrás de la migración irregular.

La exportación de sacos de 60 kilos de café en el mismo periodo del año pasado fue de 9,1 millones, en comparación de 8,6 millones de sacos de lo que va del año, es decir, entre enero a septiembre. | Foto: RyanJLane

La ambivalencia alrededor del billete verde la resume el panadero: está “el dólar bueno que hace sonreír, que le da felicidad a la gente, y ese otro dólar que es por el que se matan, con el que compran armas, droga y conciencias”.

Las remesas en Colombia sobrepasaron en mayo los 841 millones de dólares, la cifra más alta desde que el Banco Central tiene registro.

*Con información de AFP.