Panamá, año 2024. En lo más recóndito de la población de Gatún, en las riberas del lago del mismo nombre, está Adriana Martínez Dogirama. Vestida de la misma manera como lo hizo aquel día en el que le tomaron una foto, la misma que quedó plasmada para siempre en 1992, esta emberá se prepara para contar su historia.
Muy poco comprende el idioma español y por eso la traductora es Alejandra Banubio Martínez, su hija menor. Su vida transcurre entre la pesca y los cultivos, y no le había dado relevancia a su propia historia hasta que Alejandra le dijo que merecía un reconocimiento. Ella, una joven estudiante universitaria, da cuenta de cómo un día estaba viendo en Netflix la serie El robo del siglo y su madre salió en las imágenes de los billetes.
Aquel asalto a un banco en Valledupar se planeó y ejecutó con precisión tan milimétrica que pasó a la historia en Colombia. Tanto, que motivó la serie que da cuenta de cómo fueron hurtados 24 mil millones de pesos colombianos de las bóvedas del banco, entre el 16 y el 17 de octubre de 1994. En aquel entonces, el billete de mayor denominación en Colombia lo mostraban los delincuentes cuando lanzaban dinero al aire: era el de diez mil pesos y el rostro del mismo era representado por una mujer emberá emberá o emberá puro. Adriana señala con vehemencia que es ella. “Soy la mujer emberá del billete de diez mil pesos colombianos, salí en El robo del siglo y no soy rica”, dijo, sin ocultar una risa, junto a su hija, cuando se les consultó si era la mujer del billete sin billete.
Y es que, aunque en la serie se muestran muchos de estos billetes –también fueron muchos los que circularon con este rostro en Colombia–, no significa que tenga dinero. Adriana nació en 1972, tenía 14 años cuando, indica, le tomaron la foto, es decir en 1986. Y el billete salió seis años después a circulación, en 1992. Duró dos años en el mercado y tras el mencionado asalto, el emisor descontinuó varios billetes, entre ellos el de diez mil pesos colombianos.
Como testigo de su relato está el investigador Gildardo Adolfo Tovar, experto en numismática, disciplina a cargo del estudio del papel moneda en Colombia.
SEMANA: ¿Cuántos años tenía, señora Adriana, en el momento en que le dicen que va a ser la imagen del billete de diez mil colombianos y cómo se dieron esas circunstancias?
Alejandra Banubio Martínez (A. B.): Bueno, ella tenía 14 años cuando fue tomada la foto. No pensó jamás salir en el billete. Se dio cuenta en el mismo año que se emitió el billete de diez mil pesos (1992), pero porque le comentaban.
SEMANA: ¿No supo que saldría en el billete?
A. B.: Jamás, pero nunca le dio importancia, no investigó más y se vino para Panamá.
SEMANA: ¿En qué momento le tomaron esa foto?
A. B.: Bueno, eran tres mujeres en ese momento. Y ella tenía la oportunidad de vestirse tal como está presente en este momento. Siempre se vestía así y fue un profesor, Mauricio Pardo, quien se enfocó en ella por su vestimenta.
Así lució Adriana Martínez Dogirama en la entrevista con SEMANA:
Entonces fue ahí cuando se dio la oportunidad de tomarse la foto. Sin embargo, ella no tenía idea de que esa foto se podía convertir en la inspiración de la imagen para el billete de diez mil pesos colombianos.
SEMANA: Señora Adriana, ¿en qué ciudad estaba?, ¿qué hacía en ese momento?
A. B.: Esta es mi historia. Yo no sabía que iba a aparecer en un billete, ni el fotógrafo, el señor Mauricio Pardo, tenía idea. Nunca pensamos llegar a la situación que estamos ahorita mismo. La foto fue tomada en Santa María de Condoto (Chocó), el lugar del Alto Baudó donde nací.
SEMANA: ¿Y se la tomaron en un momento casual o le pidieron permiso para tomar la foto?
A. B.: Se tomó en ese momento, pero jamás pensando que esa foto se iba a inspirar en algo así tan grande. Ni el señor Mauricio Pardo ni la señora Adriana, mi madre, tenían idea de lo que iba a suceder.
SEMANA: Señor Gildardo, usted que es un historiador especialista en la historia del papel moneda en Colombia, ¿cómo es que la imagen de la señora Adriana terminó en un billete sin que ella se enterara?
Gildardo Adolfo Tovar (G. T.): Bueno, jugó mucho el tema de la casualidad. Yo venía investigando sobre dos personas que vienen apareciendo en el papel moneda y a ella la tenía en la mira hace mucho tiempo, pero nunca encontraba nada. Hace poco, en el Banco de la República se dio una exposición en la que aparecieron ciertas imágenes de ese billete y yo tomé esas imágenes porque las estaba guardando. Y de pronto, un día me puse a investigar, por asuntos de trabajo independiente, sobre los indígenas, con la suerte que encontré una fotografía en una revista del Banco de la República y tan pronto yo vi esa revista, grité: “¡Es ella, es ella!”. Me decían que yo estaba como loco porque realmente era mucho el tiempo que venía buscándola. El profesor Mauricio Pardo llegó a Santa María de Condoto en el año 1982 y duró hasta 1987 trabajando como antropólogo. Él estaba investigando sobre los estilos de vida de ellos, escribiendo sobre esta comunidad del Chocó, del Alto Baudó.
Era un trabajo investigativo y así lo dio a conocer el profesor Mauricio. Él tomó muchas fotos de esa zona, de varias personas, y entre ellas le tomó estas fotos a las niñas que estaban ahí. Ellas se vestían de esa manera porque había visitas. En su diario vivir era diferente, pero cuando había visitas tenían una manera especial de vestirse, de arreglarse, de la pintura en la cara. Nadie iba a saber que iba a aparecer en un billete. Nadie iba a saber que una de las fotografías del profesor Pardo, quien las entregó al Banco de la República, iba a terminar siendo la imagen de ella.
SEMANA: Se hizo un concurso en el emisor para proponer el diseño del billete de diez mil pesos y dichos diseños ya iban con la foto de ella. ¿Cuál es la historia que usted conoce?
G. T.: En el Banco, en 1988, hubo un concurso y la idea era conmemorar en 1992 el descubrimiento de América. Convocaron este concurso y no se declaró ningún ganador. Tiempo después, a una diseñadora que presentó una propuesta, Liliana Ponce de León, la llamaron y le dijeron que querían trabajar con el billete que ella había presentado. Ella reclamaba que si le estaban dando el diseño, ella merecía ese primer premio. Participaron varias personas y empezaron a trabajar, sobre ese diseño inicial, en otro diseño. Ahí se utilizaron algunas imágenes. Hay varios bocetos en el Banco de la República, pero nadie sabía a quién correspondía realmente esa imagen.
SEMANA: ¿Y en ese momento, en 1992, sale a circulación este billete?
G. T.: Sí, el billete se manda a hacer. El grabado final lo hacen en Italia.
SEMANA: Y mientras tanto, Adriana, ¿cómo se entera de que está en un billete?
A. B.: Mi mamá se entera en el año 1992, cuando emitieron el billete, la gente le comentaba. A la mujer emberá le dicen la chola. Entonces, la gente que vivía ahí le comentaba: “Señora Adriana, usted es la chola del billete, usted es la mujer del billete, usted debe tener mucha plata”. Los familiares, la gente más cercana, siempre le comentaban. Ella se fue dando cuenta que la del billete era ella. Y sí, ella se reconoció por su atuendo y lo que cargaba en ese momento.
Declaración autenticada por el fotógrafo Mauricio Pardo señalando que la foto que le tomó a Adriana Martínez Dogirama se usó para el billete sin su consentimiento:
SEMANA: ¿Cuál fue la reacción al verse en el billete?
A. M.: Vi el billete y no supe qué pensar.
SEMANA: ¿Y la reacción de ustedes cuando les dijeron que tenían mucho dinero?
A. B.: Como hija, me di cuenta a los 12 años, pero jamás le presté atención. Era una niña. Ahora me puse a investigar y vi que había salido una serie en la cual se presentó el billete donde aparece mi madre. Ahí empecé a investigar. Anteriormente lo hubiera hecho, pero no lo hice porque no le tomé importancia y ahora sí estoy investigando a fondo y me siento sumamente orgullosa como hija.
SEMANA: ¿Esa serie es El robo del siglo, de Netflix?
A. B.: Sí.
SEMANA: Señor Gildardo, por cuenta del robo que se registró a un banco en Valledupar, el 16 de octubre de 1994, denominado en Colombia ‘el robo del siglo’, el Banco de la República sacó de circulación varios billetes, entre ellos el de diez mil pesos colombianos, que en ese momento era el de más alto monto en Colombia...
G. T.: Sí.
SEMANA: Adriana era famosa sin saberlo y salió de la misma por cuenta del robo del siglo...
G. T.: Sí. Ahí lo que más me gustó de lo que usted dice es que Adriana es una de las mujeres más conocidas alrededor del mundo. Ella no lo sabe y no lo puede dimensionar. Fueron 250 millones de billetes que se hicieron y esos billetes pasaron de mano en mano, aquí en el país, en cualquier cantidad.
Con el tema del robo se hizo famoso en todo el mundo la belleza de ese billete, porque ha sido uno de los más hermosos que se han hecho realmente en Colombia. Ha sido portada en publicaciones y en catálogos a nivel mundial, realmente es superconocida.
SEMANA: Alejandra, ¿han tenido comunicación con el Banco de la República?
A. B.: Hemos tenido contacto, pero no directamente. Por lo que he escuchado, ellos siempre niegan la imagen de mi mamá y dicen que fue imaginación producto de los diseñadores. Pero la foto que fue tomada es real, coinciden muchas cosas.
SEMANA: Gildardo, ¿qué le permite establecer que ella es la imagen viva del billete?
G. T.: Hace bastantes años se empezó a buscar quién era ella y en algún momento se dijo que la fotografía pertenecía al profesor Fernando Urbina. Este profesor fue citado en el Banco de la República, él reclamaba la foto y le dijeron: “qué pena, pero es que la foto suya no fue la que usamos. Nosotros utilizamos esta foto” y le pasaron una fotografía. Con Urbina ya quedaron arregladas las cosas.
Sin embargo, Liliana Ponce de León sí se basó en la imagen de él (Pardo). Cuando yo empecé a mirar punto por punto, me empecé a dar cuenta que los collares tenían la misma forma, la misma distribución que la fotografía. Yo estoy disponiendo de una fotografía que está tres cuartos, porque la fotografía original que pudo haberse usado no la conocemos, esa la puede tener el Banco o puede estar en los archivos de la banca de Italia, que fueron los que se encargaron de esto.
Empiezo a comparar punto por punto, la forma de la boca, la pintura facial, que es como una huella digital porque no son permanentes. Esas pinturas son temporales, pueden durar un mes y muy difícilmente esas pinturas vuelven a ser iguales.
Uno de los grandes errores que todos los blancos tenemos es que queremos colocar a todos los indígenas como si fueran iguales, pero resulta que ellos tienen diferencias muy marcadas. Yo seguí mirando, empecé a detallar los aretes, a averiguar cómo era que se hacían esos aretes en esa época. Los hacían con las monedas de 50 centavos, ellos la llaman plata vieja, se machacaba y se hacían las formas de las figuras. Aquí no tenemos una fábrica en línea de cosas, los aretes tenían unas características y cuando me pongo a comparar los dos aretes son exactamente iguales.
Entonces ya tenía boca, collares, aretes. Los ojos también tenían una característica y es que ella tiene dos rayitas. Hicimos una recopilación de toda la bibliografía que podíamos tener para 1990, que incluía fotografías que se podían haber hecho, cuántos investigadores estuvieron en la zona, qué escribieron estos investigadores, tanto a nivel nacional como internacional, y de eso salió una bibliografía, que eso es lo que tenía el Banco a su disposición en ese momento.
No encontramos otra fotografía con la misma pintura, los mismos aretes, el mismo peinado. Y no todas se peinaban igual, algunas optaban por peinarse en el centro. Entonces vienen siendo demasiadas coincidencias para uno decir que no es, ¿no?
SEMANA: Adriana, ¿cómo comprueba que es usted la persona del billete de 10 mil pesos colombianos?
A. M.: Reconozco en el billete mi arete, mi rostro, por el corte de mi cabello y los pómulos.
SEMANA: ¿Conservan billetes de 10 mil pesos colombianos en su comunidad emberá?
A.B.: No, aquí no.
SEMANA: Alejandra, mientras muchas personas pensaban que ustedes se habían vuelto ricos porque su madre salía en un billete, ¿cuál era la situación real?
A.B.: Estamos en una comunidad, en una pequeña isla cerca del lago artificial Gatún, de las esclusas de Miraflores del canal de Panamá. Nuestra comunidad se llama Cimarrón Paraíso, es una pequeña aldea y nos radicamos aquí desde hace unos cinco años. Nos dedicamos a la pesca, al cultivo, al turismo. Somos cuatro hijos de Adriana y soy la más pequeña. La situación, como en todos lados, es difícil, hay que salir a trabajar.
SEMANA: El reconocimiento que esperan, ¿en qué consiste?
A. B.: El Banco tiene que hacer un justo reconocimiento a Adriana Martínez Gojirama. Si se da la oportunidad, que nos ayuden económicamente. Si no, lo que sea, que todo salga a la voluntad de Dios. Si la ayudan económicamente, como hijos también lo aprovecharíamos. En mi caso sería para mi estudio. Estoy estudiando salud ocupacional y estoy en segundo año en Panamá, en la ciudad.
SEMANA: Señor Gildardo, ¿según la historia de la señora Adriana, que debería suceder?
G. T.: Se sale del campo de lo que yo vengo haciendo. Alguien conocido de ellos buscaba un acercamiento con el Banco, que el Banco pueda entender qué pasó. Ya han pasado años, muchas de las personas que trabajaron en ese proceso de pronto ya no están con nosotros. Conozco algunos casos en los que el Banco tomó imágenes que no le pertenecían, específicamente un cuadro que había en el Museo del Oro y que apareció en las monedas. Y la familia había licenciado ese trabajo, entonces tuvieron que reconocer el uso de esas imágenes sin consentimiento y resarcir el daño. Pero no sé qué tanto se parezca este caso a este, un indígena no miente, a ellos no les enseñaron a mentir.
SEMANA: Adriana, al margen de si hay o no reconocimiento, ¿cuál es su sensación de haber estado en el billete?
A. M.: Me siento muy feliz, nunca en la historia de los emberá había sucedido algo así, la gente se siente muy honrada en la comunidad.
SEMANA: ¿Algo por agregar?
A. B.: Lo que sí le diría al Banco es que uno de los errores que ellos cometen es decir que todos los indígenas nos parecemos. En eso pueden estar muy equivocados. Reconozcan a Adriana como la persona que aparece en el billete.
SEMANA consultó al Banco de la República para conocer su posición. “La ilustración que aparece en el billete no consiste en la imagen propia, identificable, inherente e individual de alguna persona, sino en la representación artística de las mujeres Emberá. No encontramos antecedentes que den cuenta de una reproducción de una persona especialmente identificada o identificable. Hasta donde hemos podido determinar, no se trata de la imagen de una persona específica”.
“Eventuales confusiones que se pudieran presentar entre dicha ilustración y una mujer en específico que haga parte de la comunidad Emberá, podría ser el resultado de la inclusión de rasgos característicos de esta comunidad indígena”.
Esta es la misiva completa enviada a SEMANA:
El 2 de mayo de 2023, dicho organismo envió esta carta refiriendo al tema y señalando que dicha obra se hizo “reflejando un estilo particular con aspectos originales”.
aricot@semana.com