Este miércoles, la agencia calificadora de riesgo S&P Global Ratings anunció la rebaja en la calificación crediticia soberana de Colombia a ‘BB +’ desde ‘BBB-’, con lo que el país perdió el grado de inversión y le asignó una perspectiva estable.

Por lo tanto, anunció que también recortó las calificaciones de siete entidades corporativas y de infraestructura nacionales, así como les asignó una perspectiva estable porque están vinculadas de manera directa o indirecta al Soberano. Asimismo, la entidad afirmó la calificación de un proyecto.

La perspectiva estable de estas empresas refleja la de Colombia, porque en la agencia esperan que las calificaciones de estas entidades se muevan a la par con la del Soberano.

Al igual que la nota de Colombia, quedaron en ‘BB+’ desde el ‘BBB-’ las calificaciones de Ecopetrol S.A., Grupo de Inversiones Suramericana S.A., ISAGEN S.A. E.S.P. y Oleoducto Central, S.A. (OCENSA).

De otro lado, quedaron con nota ‘BBB-’ desde el ‘BBB’, con una perspectiva estable asignada por la entidad, Enel Américas S.A. y Emgesa S.A. E.S.P.

La calificadora explicó que la nota de ambas entidades es más alta que la del Soberano, principalmente por el apoyo potencial que recibirían en caso de dificultades financieras por parte de sus matrices, Enel SpA (BBB+/Estable/A-2) en el caso de Enel Américas, y Enel Américas para Emgesa.

También rebajaron las calificaciones de emisión de A.I. Candelaria España a ‘B+’ desde ‘BB-’. Esto se debe a que aún ven un nivel (notch) de diferencia debido a su dependencia total de los pagos de dividendos subordinados de su única inversión, OCENSA, que los distribuye después de fondear sus necesidades operativas y financieras.

Por último, confirmaron la calificación de ‘AA’ de la Sociedad Concesionaria Vial Montes de María S.A.S. (Puerta de Hierro). La perspectiva se mantiene estable.

Esta última acción de calificación se da tras el retiro de la propuesta de reforma fiscal del gobierno en medio de altas presiones de gasto, lo que deriva en una probabilidad mucho menor de que Colombia mejore su posición fiscal luego de un reciente y marcado deterioro.

Dada la alta vulnerabilidad externa, el perfil económico comparativamente débil, equilibrado por instituciones y credibilidad monetaria adecuadas, la deuda de Colombia se estabilizará en torno a un 60 % del producto interno bruto (PIB) durante el periodo 2021-2024 y registrará déficits fiscales relativamente amplios.

Estos factores ya no son consistentes con una calificación en moneda extranjera de grado de inversión (para más detalles, vea: S&P Global Ratings bajó calificación de largo plazo en moneda extranjera de Colombia a ‘BB+’ por debilidad fiscal persistente; la perspectiva es estable, publicado el 19 de mayo de 2021).

En el informe sobre Colombia, la entidad advirtió que podría bajar la calificación del país en los próximos 12 a 18 meses si el daño potencial a largo plazo causado por la pandemia, otros desarrollos internos o nuevos choques externos impiden que la economía colombiana se recupere en 2021.

Lo mismo sucederá si estos resultados son más bajos de lo esperado, así como el crecimiento del PIB en años posteriores.

“Lo más probable es que tal escenario resulte en déficits fiscales consistentemente más altos que los proyectados actualmente y un aumento constante en la carga de la deuda del Gobierno, lo que llevaría a una rebaja de la calificación. Un deterioro percibido en la efectividad institucional de Colombia, evidenciado por la incapacidad de formar un consenso político y social para sostener el crecimiento y su perfil fiscal, también podría conducir a una rebaja”, explicó S&P Global Ratings.

De lo contrario, para incrementar la nota en el mismo espacio de tiempo, el crecimiento económico tendría que ser más acelerado de lo esperado, junto con la aplicación de medidas fiscales estructurales que reduzcan la brecha de financiamiento fiscal de Colombia, disminuyan la carga de la deuda y fortalezcan las finanzas públicas.

De igual manera, en Colombia debe haber un sector exportador más amplio y diverso, que ayude a reducir la vulnerabilidad externa y fortalezca la resiliencia económica, que también podría conducir a una mejora a mediano y largo plazo.

Para la entidad, la “ambiciosa propuesta de reforma fiscal presentada al Congreso el 15 de abril de 2021 tenía como objetivo financiar mayores gastos transitorios y estructurales, principalmente transferencias a los segmentos más vulnerables de la población, al tiempo que ayudaba a consolidar los déficits fiscales”.