¿A quién no le gustaría vivir en una casa en la que la iluminación diurna sea con luz natural porque el sol entra por todos lados?
Una casa en la que además se logre hacer un significativo ahorro de gastos en servicios de agua y energía y, de paso, el ambiente ayude a que sus habitantes tengan mejor salud por una mayor calidad de vida.
Suena a un mundo ideal. Sin embargo, la construcción en Colombia ya está embarcada en esa ola, que ahora tendrá un incentivo más. El ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, anunció recientemente un subsidio adicional, dentro de la estrategia Ecobertura, con la cual, se abonarán recursos extra para el colombiano que se le mida a adquirir una vivienda sostenible o “verde”, como le llamó el funcionario.
En ese contexto, hay que recordar que cada familia recibirá una cobertura de 52 salarios mínimos para cubrir parte de la cuota de su crédito de vivienda durante los primeros siete años. Todo porque, a los 42 salarios mínimos habituales (por comprar vivienda No VIS) se le suma ahora un monto adicional, de diez salarios mínimos, si la casa que escoge está enmarcada dentro de la llamada vivienda sostenible.
Pero la pregunta es: ¿cómo es una vivienda que cumple con los estándares amigables para poder acceder a subsidios verdes?
De la mano del Consejo Colombiano de la Construcción Sostenible, resolvemos el interrogante.
1. La vivienda sostenible es certificada como tal. En Colombia, se ha dado un crecimiento en el registro de vivienda de este tipo, sin embargo, en cuanto a los sistemas de certificación en construcción sostenible, en los últimos años, solo 5 % del área licenciada está en proceso de certificación.
2. Las estadísticas de la salud. Se parte de la idea de que una vivienda no es solo un techo para guarecerse de la lluvia y el frío. Alrededor de la vivienda sostenible hay un beneficio que no siempre se consigue en la propiedad tradicional (dependiendo del sitio). 71 % de los ocupantes de una vivienda sostenible tiene mejor salud y bienestar. En 63 % reducen el consumo de energía. En 50 % hay menores costos operativos de los edificios. El promedio en ahorro de agua es de 47 %. En 7 % se registra una comercialización más rápida de la vivienda.
3. Cada vez hay más financiadores. Muchos colombianos escuchan hablar de los famosos bonos verdes. Pues, en parte, tienen que ver con la financiación de proyectos relacionados con obras y proyectos que le apuntan a la sostenibilidad. En ese tren se tendrán que meter las generaciones futuras. Por ahora, entidades como Bancolombia, BBVA, Davivienda, Banco Caja Social han hecho inversiones en ese sentido, para ofrecer líneas de crédito verde. Por ejemplo, la primera emisión de bonos verdes en el país se hizo en 2016 (Bancolombia). La operación fue por $ 200.000 millones y participaron más de 200 inversionistas.
4. Ahora si, cómo son las viviendas sostenibles. Muchos pensarán que se trata de viviendas llenas de árboles y de plantas, quizás con páneles solares, pero no es así del todo. Una vivienda sostenible puede tener una apariencia tradicional, pues pueden ser desde edificios altos hasta casas independientes.
Las características son más de fondo. Por ejemplo, sostenibilidad en el entorno es una de ellas. Implica que el constructor realiza una selección adecuada del terreno, de manera que el habitante de la vivienda encuentre acceso a espacio abierto, pero también reducción del llamado efecto isla de calor (la diferencia térmica con las zonas rurales, por ejemplo); a la vez, ubica el proyecto en zonas cercanas a las áreas de desarrollo.