Próximos a finalizar el 2024, los colombianos se enfrentarán a partir de 2025, a un año preelectoral, en el que la atención se centrará en una nueva carrera para llevar a un líder a la Casa de Nariño.
El foco debe ser puesto en los desafíos que tiene Colombia, país que, desde la promulgación de la Constitución de 1991, habló de priorizar la lucha contra la pobreza, promover la educación y la reducción de la desigualdad, lo que se inscribió como derechos fundamentales.
El tema de la política social fue abordado por Anif, centro de pensamiento económico que, si bien reconoce que han existido avances, no deja de subrayar el hecho de que aún el 33 % de la población, es decir, 3 de cada 10 colombianos, viven bajo la línea de pobreza, lo que significa que su ingreso no sobrepasa los 435.375 pesos.
Según el informe de Anif, la pobreza monetaria es el termómetro del bienestar económico que ha logrado la población y que, a su vez, ayuda a proporcionar bienestar social, ya que permite a los hogares suplir sus necesidades.
Del ingreso monetario dependen las condiciones de vida, por lo que entra a jugar el empleo, pues aunque se irriguen subsidios, lo que se requiere es un desarrollo más sostenible, de autosuficiencia económica.
Así las cosas, en el país se han aplicado políticas públicas que apuntan a lo social. Consecuencia de ello, según el informe de Anif, es evidente que el panorama ha cambiado, ya que en1991, el 57,9 % de la población se encontraba en situación de pobreza monetaria y la cifra pasó a 33 % en 2023, la más reciente medición disponible. La reducción ha sido de 24,9 puntos porcentuales.
“Desde la Constitución del 91 el indicador ha mostrado una tendencia general a la baja, con descensos significativos durante las primeras décadas del siglo XXI”, señala Anif.
Los subsidios
El estudio del centro de pensamiento destaca el aporte del crecimiento económico sostenido, al igual que avances en políticas sociales, como las transferencias condicionadas (por ejemplo, Familias en Acción), en los resultados, pero no es para tocar bombos y platillos.
Por lo tanto, Anif enfatiza en el desafío urgente y crítico para el país que implica seguir avanzando en la lucha contra la pobreza, ya que es una talanquera para el desarrollo de una nación.
Más educados, pero...
Durante décadas, el tema de la educación ha sido prácticamente un mantra. Se puso en el horizonte que es la educación la principal herramienta de lucha contra la pobreza, pues, los estudios confirmaban que se generaba un círculo interminable: familia pobre reduce posibilidades a niños y jóvenes de salir de esa condición.
Es así como, en las personas mayores de 15 años, la tasa de analfabetismo se ha reducido de manera visible, desde el 11 % en 1991, al 4,8 % en 2023. En parte, ha ayudado el subsidio condicionado, según el cual, si la familia no mantiene a niños y jóvenes en la escolaridad, puede perder las ayudas económicas, lo que hace que se cree un estímulo que ha sido criticado por algunos académicos: el joven no va a la escuela con la convicción de necesitar estudiar para salir adelante sino para mantener un subsidio para la familia.
La desigualdad pulula
Y lo peor en materia social en Colombia no es la pobreza. También lo es la desigualdad, que se mide a través del coeficiente de Gini, el cual indica que entre más cerca esté al 1 el indicador, más altas son las brechas entre ricos y pobres. De acuerdo con el informe de Anif, “en 1991, el Gini se encontraba en 0,53 y, a pesar de las fluctuaciones a lo largo de las décadas, para 2023 este indicador había aumentado ligeramente a 0,55″.
Triste conclusión
Esas circunstancias confirman que, aún con los crecimientos que ha tenido Colombia en algunos años, después de la Constitución del 91, y de las mejoras en pobreza y educación, la situación es preocupante. “No han sido suficientes para reducir la desigualdad. Factores como la concentración de riqueza y las brechas de productividad regional han contribuido a que la desigualdad siga siendo uno de los principales retos estructurales del país.
No es con subsidios
Está comprobado que los subsidios son ayudas necesarias, pero no pueden ser permanentes. De lo contrario, no hay avances sostenibles en mejoramiento del bienestar de la población. Es así como, Anif concluye que “a pesar de la implementación de políticas redistributivas y programas sociales, no han sido suficientes para cerrar las brechas existentes”.
El centro de pensamiento subraya que para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo, Colombia tendrá que acudir a estrategias redistributivas más efectivas, cerrar brechas territoriales y mejorar la calidad educativa. Principalmente, “el gobierno que llegue deberá asegurar que los beneficios del crecimiento lleguen a toda la población”, concluye el estudio.