La industria gastronómica en Colombia todavía no logra levantar cabeza. Con una caída en las ventas que ha superado los números negativos de 2023, Acodrés ha expresado su preocupación, señalando que, durante el mes de septiembre, las ventas cayeron un 28%, superando el 27% registrado en todo el año anterior.
Este desplome, junto con el encarecimiento continuo de los alimentos, arriendos y servicios públicos, ha puesto al sector en una situación crítica, similar a los momentos más difíciles vividos durante la pandemia del COVID-19.
La situación en el sector gastronómico no es nueva, pero ha empeorado drásticamente en 2024. Las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) revelan que la inflación en los restaurantes alcanzó el 9,1% en septiembre, casi el doble del promedio nacional del 5,8%. Este fenómeno ha golpeado duramente a los empresarios, quienes deben lidiar con el constante aumento de los precios de los alimentos y otros insumos necesarios para la operación diaria de sus negocios.
El presidente de Acodrés, Henrique Gómez, ha advertido que la crisis actual es comparable a la situación vivida durante las primeras semanas de las restricciones por la pandemia. “Nos enfrentamos a una coyuntura de fuerza mayor. La caída en las ventas y el aumento de los costos operativos están llevando a muchos restaurantes al cierre. Estamos viendo síntomas similares a los de la pandemia, cuando muchos negocios no pudieron mantenerse a flote y se vieron obligados a cerrar”, señaló Gómez.
El impoconsumo, un impuesto que asfixia
Una de las principales preocupaciones de ACODRES es el impacto del impoconsumo, un impuesto del 4% que se aplica a las ventas de los restaurantes no franquiciados. Este tributo fue suspendido temporalmente durante la pandemia, lo que permitió que muchos negocios pudieran sobrevivir. Sin embargo, desde su reactivación en 2022, ha vuelto a convertirse en una carga significativa para los empresarios del sector.
“El impoconsumo nos está ahogando”, afirma Henrique Gómez. “Es un impuesto que, si bien tiene una justificación en tiempos normales, en una coyuntura de crisis como la actual se convierte en un obstáculo para la recuperación del sector”. Acodrés ha presentado una propuesta ante el Gobierno Nacional y el Congreso, solicitando la reducción temporal de este impuesto, como parte del artículo 29 del proyecto de ley 299, que está siendo discutido en la Comisión VII del Congreso.
La reducción temporal del impoconsumo, según el gremio, permitiría que los restaurantes y otros negocios gastronómicos tuvieran un respiro financiero. “No estamos pidiendo la eliminación del impuesto, sino una reducción temporal que nos permita mantener nuestros negocios abiertos y proteger los empleos que generamos”, explicó Gómez.
Un llamado a la solidaridad
Además del alivio fiscal, Acodrés ha hecho un llamado a la solidaridad de los proveedores y arrendadores de los locales comerciales. “Estamos solicitando comprensión a nuestros proveedores y arrendadores. Sabemos que ellos también enfrentan dificultades, pero si no trabajan con nosotros en este momento crítico, la situación se va a agravar para todos”, señaló Henrique Gómez.
Los empresarios del sector gastronómico no solo enfrentan el aumento de los costos de los alimentos, sino también de los arriendos y los servicios públicos. Según el DANE, los arriendos comerciales han aumentado de manera constante durante los últimos meses, lo que ha puesto una mayor presión sobre los dueños de restaurantes, quienes deben cubrir estos gastos fijos independientemente de la cantidad de ventas que generen.
Dentro de este contexto, es imposible ignorar que el sector gastronómico es uno de los motores más importantes de la economía colombiana. Según la Asociación, más de 350,000 personas dependen directamente de los restaurantes y otros negocios del sector para su sustento. Si la crisis continúa y más restaurantes se ven obligados a cerrar, el impacto en el empleo será devastador.
“Estamos hablando de cientos de miles de familias que dependen de este sector. Si no se toman medidas inmediatas, la situación será insostenible para muchas personas”, advierte Gómez.
El impacto de la crisis también se siente en las cadenas de suministro. Los proveedores de insumos para la industria gastronómica, como agricultores, transportistas y distribuidores, dependen en gran medida de los pedidos que realizan los restaurantes. A medida que los restaurantes cierran o reducen su operación, estos proveedores también se ven afectados, lo que genera un efecto dominó en toda la economía.
Además, el cierre de restaurantes afectaría a millones de colombianos que dependen de estos negocios para su alimentación diaria. Los restaurantes de “corrientazo” y otras opciones de comida asequible podrían desaparecer, dejando a muchos sin alternativas económicas para alimentarse fuera de sus hogares. “La situación es preocupante no solo para los empresarios, sino también para los consumidores”, comenta Henrique Gómez. “Si no se toman medidas para apoyar al sector, muchos colombianos verán cómo sus opciones de alimentación diaria se reducen drásticamente”.
El futuro del sector gastronómico en juego
Aunque ha demostrado resiliencia en el pasado, la magnitud de los desafíos que enfrenta el gremio en 2024 son preocupantes. La propuesta de reducir temporalmente el impoconsumo se presenta como una medida crucial para evitar el colapso de miles de negocios.
La decisión ahora está en manos del Congreso y Cel Gobierno Nacional. Si se aprueba el alivio tributario, los restaurantes podrían tener una oportunidad de recuperarse y seguir generando empleo y valor en la economía. Sin embargo, si no se toma una acción oportuna, el sector gastronómico corre el riesgo de enfrentar una ola de cierres que tendría consecuencias devastadoras para la economía y la sociedad colombiana en su conjunto.
El tiempo apremia y las empresas del sector gastronómico esperan con urgencia una respuesta que les permita continuar operando en medio de una de las crisis más grandes que han enfrentado en décadas.